Congruencia

No pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación. Confucio

La congruencia es uno de los rasgos que distinguen a las personas integras, pues este valor es el que nos hace actuar de forma lógica y en armonía.

Las personas que no actúan congruentemente confunden a los demás; por ejemplo, si un hombre lucha por los derechos de los niños pero resulta que maltrata a sus hijos, no esta siendo lógico, hay que predicar con el ejemplo.

Nuestros actos deben estar en armonía con lo que decimos, de lo contrario nadie nos tendrá confianza.

Podemos definir la congruencia como una conexión entre lo que pensamos y lo que decimos y a su vez con nuestras acciones. Esto solamente se logra si somos sinceros y comprometidos con los propios ideales; de lo contrario, si contradecimos nuestros principios, se puede decir que nos estamos traicionando a nosotros mismos.

El ser congruente implica mantener nuestras posturas todo el tiempo, no podemos fingir algo que no somos o que no sentimos para quedar bien con los demás o para ser aceptados. Por ejemplo, si un niño entra a un grupo donde todos apoyan a un equipo de futbol diferente al que él apoya, no debe cambiar de equipo solamente por tener algo en común con ellos. En este sentido, la integridad de cada persona permite mantener sus ideales para que nadie pueda manipularlos.

La mentira, la hipocresía, la inseguridad y la corrupción son enemigos de la congruencia. Aunque los seres humanos parezcamos seres incongruentes por naturaleza, hay que trabajar en la integridad de cada uno; pero, como ya dijimos, es mejor empezar en la niñez. A los adultos nos toca ser el ejemplo de los menores, así que tenemos la obligación de actuar con congruencia.

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