El Viaje – un taller introspectivo ideado para padres de niños con problemas neurológicos

 

En el corre-corre diario, los padres a veces olvidan que, al igual que sus hijos, ellos necesitan apoyo y cuidado. Éste suele ser el caso particularmente de aquellos padres que deben cuidar de niños con compromisos neurológicos importantes.

En el Jewish Family & Children’s Service (JF&CS) de Boston (EE.UU.) y gracias a la colaboración de diversas entidades, se ha desarrollado un programa novedoso, denominado «El Círculo Familiar», que ofrece una alternativa de apoyo a los padres. Dentro de ese programa y ocupando un papel estelar, se encuentra el taller de introspección y apoyo Parenting Journey (n.e. traducido aqui como El Viaje), con una duración de 8 semanas.

Los padres que participan en estos talleres pueden hacerlo como pareja o en forma individual. Todos comparten la particularidad de tener un hijo con problemas neurológicos severos.

El Taller comienza con ejercicios de respiración y relajación. También se trabaja para lograr visualizar un lugar seguro donde el cuidador pueda acudir cuando la cotidianidad se torna difícil. Para alcanzar ese sitio seguro, se pide a los padres cerrar los ojos, pensar en un sitio agradable, sea real o imaginario, donde no sientan preocupaciones o estrés. Estos ejercicios sirven para establecer el ambiente para las demás actividades. A lo largo de las siguientes semanas, los padres llegan a conocerse mejor a sí mismos, visualizando su pasado, comprendiendo su relación con sus hijos, descubriendo sus propios secretos y temores y aprendiendo la importancia de tomar decisiones, establecer objetivos y evaluar los logros.

De tres en tres…

Como parte de este «Viaje» introspectivo, se pide a los participantes anotar tres cosas que hicieron durante la semana para «nutrirse» como personas.

Para los padres de niños con necesidades especiales, el «robarse» un tiempo para sí mismos puede llegar a parecer algo casi imposible. Las actividades de enriquecimiento pueden ser sencillas. Por ejemplo, disfrutar de un baño relajante; dormir hasta tarde; pedirle a alguien que asuma el transporte del niño a una terapia; tomar una larga caminata…

Otra actividad consiste en pedirle a los padres anotar tres situaciones positivas que ocurrieron durante la semana. Seguidamente se les pide analizar una de esas situaciones que lograron manejar bien. El grupo discute estos tópicos en otras sesiones, mientras comparten una cena que les ofrece el centro anfitrión (el JF&CS). También se puede conversar sobre situaciones negativas, en que el padre sintió angustia, ira o disgusto. Estas discusiones en grupo ayudan a los padres a analizar las interacciones positivas y a considerar otras formas de manejar las negativas en el futuro.

Recuerdos memorables…

En otra sesión, los padres se centran en identificar momentos memorables compartidos con sus hijos.

Se les pide reflexionar sobre su propia niñez: ¿Qué recuerdos gratos o sombríos conservan de esa época? ¿Este «bagaje» memorístico se ha reflejado en su estilo de crianza con sus hijos?

Se le pide a los padres pensar en algún momento que recuerden de su pasado y recrearlo mediante un dibujo. Lo que resulta interesante es que los participantes se dan cuenta que fueron las cosas sencillas de la vida, como el ayudar a preparar una comida y luego compartirla en familia, momentos de lectura con sus hijos, una visita a un parque o una caminata…fueron esos momentos los que quedaron cifrados en su memoria y que por lo tanto resultaron de mayor significación. A través de este ejercicio, los padres aprenden que se pueden forjar «recuerdos» memorables a través de actividades cotidianas.

Enfrentando los temores y los secretos…

A medida que avanza el programa, los padres llegan a confrontar sus temores y secretos más profundos. Se les pide anotar estos pensamientos en un pedazo de papel y colocar ese papel debajo de la barbilla, de un brazo, de una pierna. Se les pide entonces desplazarse por el salón con aquel papel «escondido».

Lograr hacer ésto sin que se caiga el papel suele dificultarse. Este ejercicio se hace para que el padre comprenda lo difícil que resulta «cargar» los secretos y temores.

Entonces se les pide deshacerse de los secretos y temores, sea en forma silenciosa o en voz alta. Esta actividad ayuda al padre a enfocar sus propias percepciones y a iniciar cambios en su vida.

Elecciones y objetivos

A veces el no elegir es ya una elección. Para muchos de los padres participantes, aprender a hacer elecciones resultó el aspecto predilecto de «El Viaje.» Se le pide a los participantes reflexionar sobre su visión de una vida perfecta. Entonces, deben definir uno o dos elementos de esa visión perfecta que pueden esforzarse por alcanzar. Los padres entonces llegan a comprender que hay cosas que no cambiarán – por eje., el diagnóstico de su hijo. Pero, como padres, pueden elegir otras: los profesionales tratantes; las terapias que recibirá su hijo., asumiendo así el control del cronograma diario que parecía regir su vida.

Partiendo de este ejercicio, el grupo comienza a establecerse metas y a evaluar el progreso que van alcanzando. Sin embargo, se aprende también a medir los avances en pequeñas dosis a lo largo del tiempo, en lugar de buscar resultados inmediatos. Los padres aprenden que pueden sentirse felices con los pequeños logros de sus hijos. También se llega a comprender que éste es un enfoque saludable para que el niño aprenda y no se frustre en el intento; se puede alcanzar el éxito en pequeños pasos.

Un nuevo comienzo al final de»El Viaje»

Al finalizar el taller, los padres comprenden que cuidarse a si mismos también significa cuidar por sus hijos. Los padres de niños con necesidades especiales se sienten culpables y egoístas si hacen un tiempo para relajarse y disfrutar por si mismos. Pero, como el grupo llega a aprender, es conveniente establecer metas personales, metas familiares y reconocer los pequeños logros que se van teniendo sobre la marcha.

(Visited 7 times, 1 visits today)

Etiquetas