Un mail con indicios de bullying reabre el suicidio de una adolescente

Un misterioso correo electrónico con las únicas palabras “yo mi, muerte, muere” ha obligado a los Mossos d’Esquadra a reabrir el caso de Kira, una adolescente de 15 años y vecina de Barcelona, que el pasado 19 de mayo se tiró al vacío desde la azotea del edificio en el que vivía con su familia. El mensaje fue recibido en su correo personal del servidor de su colegio, el Manyanet de Sant Andreu, nueve días después de su muerte.

¿Quién pudo haber enviado el extraño mensaje al correo de una adolescente que había decidido quitarse la vida unos días antes? ¿O quizás no sabía el remitente que la menor había fallecido? ¿O sí?

La policía solicitó al juez que tutela la causa poder analizar el móvil y el resto de los terminales de la menor

Con todas esas preguntas sin respuestas acudieron hace una semana los padres de la menor a la misma unidad de investigación de los Mossos de Sant Andreu, con los que hablaron tras la pérdida de su hija.

Los padres de la víctima conservaban en un lugar destacado de su agenda de contactos el número de los mossos que, tras el suicidio de la niña, les habían hecho un “acompañamiento emocional”. Con el dolor y la impotencia entrecortando cada palabra, contaron a los policías el correo recibido y las sospechas de que la menor se quitó la vida empujada por una situación ajena, de acoso, que situaron en el ámbito del colegio, que el centro fue “incapaz de visualizar y minimizar con el protocolo contra el bullying ”, según la madre. Con los nuevos datos en su haber, la policía redactó un oficio y el pasado día 2 de junio solicitó al juez de guardia autorización para analizar con detenimiento todos los terminales electrónicos de la víctima, desde el teléfono hasta el ordenador, pasando por cualquier otro dispositivo.

La cuenta de correo en la que la joven recibió el mensaje inquietante está en el servidor del colegio del que era alumna de 3.º de ESO, el Jesús, María i Josep, conocido como el Pare Manyanet de Sant Andreu. Pero la dirección que envió el mensaje no pertenece al correo corporativo del centro.

Tras la tragedia, la madre de la menor empezó a hablar con las compañeras de Kira, bajo la sospecha de que su hija fue víctima de un acoso escolar que nadie fue capaz de identificar. En un grupo de Whats­App de madres y padres de alumnos del curso, tacha a la escuela de intransigente porque su hija había pedido cambiar de clase, para incorporarse a un grupo burbuja donde tenía más amigos y, en especial, una amiga suya. De este modo, al pertenecer al mismo grupo, podían salir juntas al salir de clase y los fines de semana. El centro le negó esa posibilidad debido a las medidas preventivas por la covid y con el argumento de que sus notas eran excelentes y carecía de problemas para motivar el cambio.

Después de conocer el e-mail, la familia denunció también el caso ante el Síndic de Greuges, que la admitió a trámite. El Departament d’Educació, por su parte, ha iniciado una investigación, desde la unidad de apoyo al alumnado en situación de violencia (USAV), y ha advertido que se revisarán todas las actuaciones que hizo la escuela en el caso. Los hechos fueron divulgados el miércoles a través de las redes sociales por David Vidal, antiguo padre de esta escuela, que habló en nombre de los padres de la víctima. Su relato desencadenó un alud de comentarios sobre la actuación del colegio, sobre la supuesta falta de apoyo a la víctima, a sus progenitores y a los compañeros tras el suceso, con el fin de proteger el nombre del colegio, que ya había salido en los medios el pasado marzo por la detención de un sacerdote vinculado al centro acusado de posesión de pornografía de menores. Y por apartar del trabajo al informático del centro, que lo denunció.

El Pare Manyanet de Sant Andreu se defendió ayer. En un comunicado a las familias afirmó que siempre ha estado del lado de los padres de la alumna y que se activaron los protocolos para apoyar a sus compañeros. Y aclaró no tener constancia de ninguna denuncia en los Mossos por no asistir a una víctima o encubrir un presunto acoso. Tampoco les constaba ayer la existencia del correo amenazante que la familia entregó a los Mossos : “Ni siquiera hemos visto”.

“Como administradores de las cuentas de la escuela no suspendimos la cuenta de la alumna para facilitar cualquier investigación policial”, y lamentaron desde el colegio que la familia “en ningún momento se haya dirigido a la escuela para comunicarnos nada en este sentido”. En el comunicado, incluyen también las noticias sobre el deterioro de la salud mental de los adolescentes en este curso de pandemia, con el “aumento preocupante” de las urgencias psiquiátricas en adolescentes lo que ha llevado al centro a activar diversas iniciativas.

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