Un estudio descubre nuevos genes vinculados al autismo

Un nuevo estudio ha descubierto nuevos genes vinculados al autismo y a otros trastornos neurológicos. El trabajo ha sido dirigido por un equipo internacional, codirigido por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La investigación ha contado con el apoyo de la Junta de Andalucía y la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla).

En este sentido, ha descubierto que la falta de algunos genes en el clúster BEX/TCEAL, una familia génica situada en el cromosoma X, podría relacionarse con ciertas alteraciones asociadas al autismo y a otros trastornos neurológicos.

El estudio identifica nuevos genes derivados de unas secuencias genéticas móviles que pueden insertarse en distintas partes del ADN, como son los transposones. Estos están involucrados en funciones neuronales complejas y que no habían sido investigados hasta ahora en el contexto del autismo y de otras enfermedades neurológicas.

También se describen algunos mecanismos moleculares decisivos en el desarrollo del neocórtex del cerebro humano y de otros mamíferos placentarios. La investigación ha sido publicada en la revista ‘Genome Biology’. De hecho, esto ha sido dirigida por el investigador del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, mixto del CSIC, la Universidad Pablo de Olavide y la Junta de Andalucía (CABD-CSIC-UPO-JA) junto con Jordi García-Fernández, científico del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB-UB), Jaime J. Carvajal.

En concreto, el clúster BEX/TCEAL es una familia de catorce genes poco estudiada. Dicho clúster se ubica en el cromosoma X, la cual codifica unas pequeñas proteínas que cambian su configuración según el contexto molecular en el que se encuentren.

En este sentido, los resultados del estudio constatan que la eliminación o modificación de BEX3, un gen del clúster BEX/TCEAL, tiene un efecto decisivo sobre una vía metabólica (ruta m- TOR) relacionada con la proliferación y diferenciación de muchos tejidos, y especialmente del sistema nervioso.

Niño con autismo terapia rehabilitación
Niño con autismo

El grupo genético BEX/TCFAL

El gen BEX3 podría estar implicado en diferentes aspectos de la patología del autismo y en otras afecciones neurológicas. A ese gen BEX3 se le pueden sumar probablemente otros componentes del complejo BEX/TCEA,

De hecho, los investigadores han comprobado que los ratones afectados por la falta de uno de estos genes muestran alteraciones del comportamiento asociadas al autismo. Un ejemplo puede ser el comportamiento antisocial, además de cambios anatómicos y esqueléticos.

«Se trata de nuevos genes derivados de transposones que están involucrados en funciones neurales complejas y que no han sido investigados hasta el momento dentro del contexto del autismo y de otras patologías neurológicas. Pese a ser genes muy jóvenes en términos evolutivos, han conseguido integrarse en rutas biológicas ya establecidas, convirtiéndose en imprescindibles para el correcto funcionamiento del animal», ha dicho la investigadora del CABD- CSIC-UPO-JA, Cristina Vicente-García.

El grupo génico BEX/TCEAL se originó por un proceso conocido como la ‘domesticación molecular de los transposones’. Mediante esto, un gen que forma parte del transposón y carece de funcionalidad puede convertirse en un nuevo componente activo del genoma. A este se le conoce como el ‘transposón domesticado’, que evoluciona de manera similar al resto de genes activos.

Estas secuencias de ADN son una fuente de innovación y adaptación evolutivas en los seres vivos. «Son componentes genéticos que normalmente no tienen función o bien son perjudiciales para el genoma huésped. En el caso del clúster BEX/TCEAL fueron domesticados por la maquinaria molecular del ancestro de los mamíferos placentarios. Es decir, se convirtieron en nuevos genes», ha apuntado el investigador del IBUB-UB, Jordi García-Fernández.

¿Qué genes se asocian al autismo?

Durante el proceso evolutivo, los transposones pueden perder su capacidad de saltar debido a nuevas mutaciones. Estas, sumadas a los efectos de la vecindad de las regiones reguladoras donde se encuentran, transforman estos componentes móviles en genes genuinamente nuevos que no han aparecido anteriormente durante la evolución.

«Es muy posible que eventos como este que describimos hayan tenido una gran importancia en el establecimiento de características únicas de los mamíferos. Nos asomamos, por lo tanto, a la función de una serie de genes que pueden haber contribuido al establecimiento de propiedades cerebrales específicas de los mamíferos placentarios», ha añadido Jaime J. Carvajal, .

Solo se conocen unos pocos genes en mamíferos placentarios (y en concreto, ningún clúster de genes) que deriven de la domesticación molecular de los transposones. Por ejemplo, las proteínas RAG1/2, que son componentes clave del sistema inmune adaptativo de los vertebrados, o las sincitinas. Estas han permitido el desarrollo de la placenta compleja.

«Consideramos que la domesticación de estos transposones también fue un proceso importante en el desarrollo del neocórtex en el grupo de los mamíferos placentarios, dentro del cual nos encontramos nosotros, los humanos. Así, el efecto que generó el clúster BEX/TCEAL sobre el genoma ancestral influyó en el desarrollo del cerebro de los placentarios», han zanjado los investigadores.

Aún queda pendiente estudiar catorce genes nuevos que pueden estar involucrados en la formación del cerebro complejo y en las diversas manifestaciones del autismo.

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