¿Qué ocurre en tu organismo cuando apenas dejas de fumar?

El fumar es un factor de riesgo que se asocia a una gran cantidad de enfermedades. Se dice que una de cada cinco muertes en hombres es por causa del tabaquismo y, en las mujeres, se da una de cada diez. A pesar de esto, un estudio descriptivo realizado en siete capitales latinoamericanas mostró que entre los países que más se fuma está Chile y Argentina. Si bien el cigarrillo trae consigo una multitud de enfermedades, si se deja de fumara tiempo es posible que muchas de ellas se eviten y que la expectativa de vida sea igual a la que se tendría si nunca se hubiera fumado. Los primeros beneficios, si se deja de fumar, se experimentan a los pocos minutos.

A los 20 minutos de dejar de fumar
El cigarrillo tiene sustancias tóxicas que actúan sobre el tejido endotelial, aquel que recubre a las venas y arterias. Estas toxinas disminuyen el poder que tienen las arterias de vasodilatarse, lo que aumenta la presión arterial y también acelera el proceso de formación de un tapón de grasa y otros compuestos dentro de las arterias. Fumar entre uno y cuatro cigarrillos por día aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular. Si se deja de fumar de manera absoluta, a los 20 minutos la presión arterial disminuye hasta el valor que se tenía antes de comenzar a fumar y se normaliza la temperatura de las manos y los pies.

A las ocho horas de dejar de fumar
Uno de los componentes del cigarrillo es el monóxido de carbono, un tóxico capaz de producir daños irreversibles en el organismo. El efecto dañino que tiene este gas se debe a que disminuye los niveles de oxígeno en los tejidos. El oxígeno es transportado a todo el cuerpo por medio de los glóbulos rojos en una molécula llamada hemoglobina. El monóxido de carbono tiene 240 veces más afinidad por la hemoglobina que el propio oxígeno: si una persona fuma, está más propensa a tener una disfunción pulmonar y problemas relacionados con la falta de oxígeno. A las ocho horas de dejar de fumar los niveles de monóxido de carbono disminuyen en la sangre.

A las 24 horas de dejar de fumar
El fumar aumenta considerablemente los riesgos de morir de una cardiopatía isquémica o infarto al corazón. Se estima que el 29% de las muertes al corazón están relacionadas con el hábito de fumar. Los fumadores pasivos, es decir, aquellos que respiran el humo del tabaco aunque no fuman, tienen un 25 a un 30% más de riesgo de padecer enfermedad coronaria. Si se exponen a una inhalación de 20 cigarrillos por día, muy común para personas que viven con fumadores, su riesgo aumenta hasta aproximadamente un 60%. A las 24 horas de dejar de fumar comienza a disminuir el riesgo de tener un infarto al corazón.

De dos semanas a tres meses de dejar de fumar
El cigarrillo promueve la aterogénesis, lo cual aumenta la probabilidad de producir un trombo (coágulo móvil) y de generar un accidente cerebro-vascular (ACV), una falla renal o un infarto al corazón. El humo del cigarro adelanta diez años la probabilidad de tener una trombosis en las arterias coronarias si se compara con el riesgo de los no fumadores. Si los trombos se producen en las venas de las piernas es muy probable que se impacten en los pulmones generando una emergencia con riesgo de muerte. En los primeros tres meses, cuando se deja de fumar de manera definitiva, la circulación mejora y la función pulmonar aumenta hasta un 30%.

A los primeros nueve meses de dejar de fumar
El humo del cigarro en las vías respiratorias produce inflamación y destrucción celular y aumenta lo que se conoce como «estrés oxidativo». Por otro lado, disminuye la capacidad de reparación alveolar, lo que hace que aparezcan con mayor frecuencia las enfermedades respiratorias como el asma, la bronquitis crónica y el cáncer de pulmón, entre otras. Durante los primeros nueve meses luego de dejar de fumar, disminuye la tos, la congestión nasal, el cansancio y la disnea o dificultad para respirar. Además, algunas de las células pulmonares recuperan su función normal, principalmente las encargadas de limpiar el sistema respiratorio.

Al primer año de dejar de fumar
El tabaquismo daña al corazón por muchos medios. Aumenta la frecuencia cardíaca, disminuye la dilatación de las arterias, aumenta la presión arterial, aumenta la frecuencia de los espasmos en las arterias del corazón, daña al endotelio, aumenta la coagulación dentro de las arterias y el colesterol . En las personas en tratamiento de una enfermedad diagnosticada, interfiere con el funcionamiento de los fármacos para el corazón. Al primer año de dejar de fumar el riesgo de tener un ataque al corazón se reduce a la mitad.

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A los cinco años de dejar de fumar
El riesgo de tener un accidente cerebro-vascular (ACV) disminuye a los cinco años de dejar de fumar. Las plaquetas son las células de la sangre encargadas de formar los coágulos cuando se producen las «heridas» y, si estos coágulos se desprenden y tapan las arterias cerebrales, pueden causar un ACV. Se dice que el fumar dos cigarrillos aumenta la función de las plaquetas aproximadamente 100 veces, por ello no es infrecuente que los fumadores fallezcan de infartos cerebrales o que queden con secuelas de los mismos como, por ejemplo, algunos trastornos neurológicos.

A los diez años de dejar de fumar
El cigarrillo tiene más de 4000 sustancias químicas, muchas de ellas cancerígenas, de las cuales el alquitrán es una de las más dañinas. Estas sustancias producen el cáncer a través de muchos mecanismos. Se dice que el cigarrillo se asocia a más de 16 tipos de cáncer. A los diez años de dejar de fumar el riesgo de morir por cáncer de pulmón disminuye a la mitad si se compara con el riesgo de un no fumador. También disminuye el riesgo de cáncer de boca, vejiga, garganta, esófago, páncreas y riñón.

A los 15 años de dejar de fumar
A los 15 años de dejar de fumar el riesgo de tener una enfermedad cardiovascular equivale a la misma que a la de un no fumador. Esto es inversamente proporcional a la edad de cesación, es decir, el grupo con mayores beneficios serán las personas jóvenes que dejen de fumar de forma definitiva y que no tengan signos de enfermedad al momento de dejar este tóxico.

Cómo dejar de fumar
Hay muchas terapias para dejar de fumar. Hace algunos años la Universidad Adventista de Loma Linda, Estados Unidos, junto con otros establecimientos educacionales, desarrollaron un plan para dejar de fumar en cinco días, un método muy efectivo basado en el estilo de vida. También existen terapias farmacológicas como el bupropión y de reemplazo nicotínico que van desde parches cutáneos hasta chicles con nicotina. Para algunas personas una terapia como el plan para dejar de fumar en cinco días, es suficiente, otras van a necesitar una combinación de algunas o todas ellas. Consulta a tu médico para más información.
Fuente: ehow.com

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