Existen alrededor de treinta mil especies de peces marinos, de los cuales sólo unas doscientas cincuenta son comestibles. Muchos de ellos se comen frescos, pero también los hay para enlatar, envasar o ahumar, entre estas especies se cuenta al atún. Aunque nuestro país posee una variedad en sus mares muy apreciada que va desde el huachinango, hasta el róbalo. Todos ellos ricos y nutritivos.

Cada una de las especies de pescado contiene una amplia fuente de fósforo, proteínas completas, además de aportar una buena cantidad de vitaminas B2, B3, B6 y B12. Un filete de róbalo, por ejemplo, ofrece cincuenta por ciento de los requisitos diarios de vitamina B3, y nada menos que el cincuenta por ciento de los de la B12. De paso, esa misma cantidad de pescado satisface cien por ciento las necesidades diarias de vitamina D de un adulto. En cuanto a los minerales, es buena fuente de potasio y de zinc, y excelente de selenio, un mineral muy valioso pero que suele escasear en los alimentos.

Para quienes huyen de las carnes rojas y últimamente del pollo por el cambio de su alimentación en las granjas, el pescado es una excelente opción, principalmente porque está libre de colesterol y en contraparte es muy rico en Omega 3, que contribuye a tener además controlado el Colesterol. De esto se deduce que el pescado es el alimento más sano para el corazón.

Consumir pescado de mar regularmente, evita la formación de coágulos sanguíneos peligrosos y contribuye a normalizarla presión arterial. De modo que no tema si el pescado que adquirió es muy grasoso, ya que esa grasa no le hará daño y por el contrario le proporcionará energía. La porción correcta para una persona mayor es de 450 grs. por semana, mientras que para los niños es de 250 grs., tomando en cuenta que en este parámetro se incluye el atún y las sardinas.