Madre solo hay una



Es en ella donde comienza la vida, quien nos resguarda en su vientre, mientras nos formamos y crecemos, hasta que ya estamos listos para venir al mundo.

Es ella quien satisface por un largo tiempo nuestras necesidades; nos alimenta, cuida, educa y además nos ama incondicionalmente.

 

La madre es el centro de cada familia, es el alma, quien representa el pilar más firme como formadora de los hijos, como promotora de la unión familiar y es la encargada de conservar y fomentar los valores de una sociedad; la madre es pues, quien convierte al hogar en un ambiente humano.

Como hijos esperamos de ella el apoyo, cariño y la comprensión; que entienda, escuche y hasta que adivine lo que nos pasa, queremos o estamos sintiendo, que nos de soluciones sin equivocarse y que sea lo suficientemente inteligente para saber hasta cuando dejar de intervenir en nuestra vida …..¿Y del otro lado, el de los hijos, que se espera, acaso devolvemos un poco a todo eso que nos ha dado?.

 

De niños ella significaba todo, a partir de la adolescencia , nos alejamos un poco para concentramos más en nosotros mismos y nuestro mundo y ya en la edad adulta, cuando formamos nuestra propia familia, pasa en definitiva a segundo término. Sin embargo esto no tiene porque ser así, sin bien es cierto que conforme nos vamos desarrollando, tenemos otras prioridades, eso no significa que tengamos que dejarla para el final, más aún si nos ponemos a reflexionar en todo lo que ha hecho por nosotros, el saber que gran parte de lo que somos ahora, se lo debemos a ella.

Es tiempo de agradecerle lo que ha hecho con amor y por amor, tal vez creamos que no es el momento o ya es muy tarde , pero la verdad es que si queremos y estamos dispuestos, siempre hay un espacio para hacerlo.

 

Quizás la mejor manera de compensarla es con algo práctico y material, en donde no tengamos que invertir gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo, pero lo cierto es que la mejor muestra de agradecimiento que podemos darle, es a través del acercamiento, el demostrarle amor, respeto e interés por lo que piensa, siente, quiere y lo que necesita de nosotros.



Así como mamá se dio el espacio para estar y saber de sus hijos, nosotros tenemos que disponer ahora de una parte del nuestro para dedicárselo a ella, visitarla, estar al pendiente de sus necesidades, dejar que se exprese y escucharla con atención, hacerla sentir comprendida y aceptada, demostrarle que su labor ha dado en nosotros frutos positivos, así como también expresarle el orgullo que sentimos de que ella sea nuestra madre.



Referencia

 

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