“Hay que luchar, no tirar la toalla” – Pablo Pineda

Malagueño y jovial, Pablo es el primer diplomado en Magisterio en Europa con síndrome de Down. Dice que todavía hay temas con fuerte rechazo social en su entorno como son el sexual o el afectivo. Asegura que “discapacitados somos todos” y que esa palabra no debería existir
Reporta: A. ARNÁIZ • LUGO

Pablo Pineda, en la sede de la Fundación Caixa Galicia en Lugo, donde ayer explicó su experiencia

Pablo Pineda, malagueño de 32 años, es la primera persona con síndrome de Down en Europa que ha obtenido la diplomatura en Magisterio. El camino no ha sido fácil y tuvo que romper muchos de los prejuicios sociales que hay en relación con el síndrome y las llamadas discapacidades intelectuales.

Extrovertido y jovial, afirma que estudiar está bien, pero que su objetivo es trabajar para ganarse la vida. Ahora está en el paro y sigue cursando estudios en la Universidad de Málaga, hace Psicopedagogía para completar su diplomatura y quiere conseguir la licenciatura. Ayer, dentro del programa Viradeiras que promueve Caixa Galicia, participó en Lugo en un debate sobre la integración de las personas con discapacidad, en el que relató su experiencia personal.

¿Es todo un mérito lo que ha conseguido?

Diría que es una recompensa por mis años de esfuerzo y lucha por demostrar que con el síndrome de Down se puede llegar a más de lo que la sociedad, en general, se imagina.

¿Se siente orgulloso de ser el primer titulado en Europa con síndrome de Down?

Orgullo es una palabra que no me gusta, me parece sinónimo de vanidad. Es para mí, sobre todo, una satisfacción y estoy muy contento, no sólo por la titulación en sí, sino por el esfuerzo realizado. El título lo puede conseguir cualquiera que estudie, pero en mi caso el esfuerzo ha sido doble para tener que demostrar que, pese al síndrome, valgo.

¿El camino ha sido difícil o ha tenido ayudas?

No puedo quejarme de profesores y compañeros. Siempre me han ayudado mucho, pero también ha habido muchas dificultades. Ha sido más bien por demostrar lo que puedo hacer. Es lo más duro, sin duda alguna ,el creer en mi competencia y capacidad. Decir puedo, puedo, suprimir el no que siempre pones delante. Hay que decir sí puedo, y eso es lo que más me ha costado y lo que más me sigue costando, pero aquí estamos.

¿Son más las trabas psicológicas o las físicas?

Sí. El síndrome de Down es, sobre todo, barreras mentales y de prejuicios. Es una incapacidad intelectual, no una enfermedad. Estás influido por las concepciones mentales que tiene la sociedad, más que por lo físico.

¿Ha evolucionado la sociedad en el trato con personas como usted o todavía se percibe rechazo?

Hay cierta evolución. Es evidente que no es lo mismo la sociedad actual que la de hace veinte años, de lo contrario no estaría yo aquí. Pero sí es verdad que aún hay temas de gran rechazo social, como la sexualidad o la afectividad. Aquí aún cuesta mucho. El síndrome de Down es un no parar. Hemos llegado hasta aquí, pero tenemos que seguir peleando para alcanzar nuevas metas. Veo evolución en la sociedad por arriba, falta por abajo. No podemos olvidar que España ha sido durante muchos años un país muy conservador.

¿Cómo valora usted la implicación de las instituciones oficiales con los colectivos sensibles como el Down?

Creo que se están implicando un poco más, aunque no lo suficiente. Ha habido y hay iniciativas interesantes y mayor concienciación, pero todavía queda mucho por hacer.

¿Por dónde pasa su futuro?

Está enlazado con el presente. Estuve tres años trabajando en un organismo dependiente del Ayuntamiento de Málaga, pero ahora estoy en paro. Espero que me vuelvan a llamar y seguir trabajando. Estudiar está muy bien, pero hay que trabajar para ganarse la vida.

¿Alguna situación en la que se haya sentido menospreciado?

Muchas. Son detalles constantes a lo largo de tu vida, desde mujeres mayores que te cogen de la mano para cruzar la calle a las elecciones en las que en la mesa pregunta «el chico vota» o comentarios como «pobrecito, está malito».

¿Qué mensaje enviaría a las personas con alguna discapacidad?

A todos, sean físicos o intelectuales, que lleven con orgullo su discapacidad. Todos estamos en el mismo barco. Que hagan lo que tengan que hacer sin complejos. Hay que luchar, que no tiren la toalla nunca, porque todo el mundo, en cierta manera, es discapacitado, una palabra que, personalmente, creo que no debería existir. Todos somos capaces de conseguir las metas que nos marquemos y a partir de esa premisa hay que trabajar sin descanso, ser muy tenaces en lograr nuestro objetivo, que no es otro que hacer ver que somos personas.

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