Enfermedad renal crónica: cómo diagnosticarla y tratarla a tiempo

Enfermedad renal crónica: cómo diagnosticarla y tratarla a tiempo

Se define como Enfermedad Renal Crónica (ERC) a la alteración de la estructura o función del riñón durante un periodo superior a tres meses. Los riñones no funcionan correctamente y no pueden filtrar la sangre como deberían. Este daño puede ocasionar que los desechos se acumulen en el cuerpo y causen una serie de problemas que comprometen seriamente la salud. 

Uno de los aspectos más complejos para su detección es que los síntomas de la enfermedad se presentan tardíamente, una vez que la afección ha avanzado. De hecho, a la ERC a veces se la llama «enfermedad silenciosa», ya que no da señales y la mayoría de las personas que la padecen en fase temprana lo desconocen. Según progresa el deterioro renal pueden ir apareciendo síntomas vagos, como náuseas, vómitos, pérdida de apetito, fatiga y debilidad, problemas de sueño, cambios en la producción de orina, disminución de la agudeza mental, espasmos musculares y calambres, hinchazón de pies y el tobillo y presión arterial alta. Pero estos signos son a menudo inespecíficos, lo que significa que también pueden ser causados por otras enfermedades.

Se trata de un proceso que presenta una elevada prevalencia. Estudios realizados en España por la Sociedad Española de Nefrología (SEN) demuestran que aproximadamente un 10% de la población padece algún grado de ERC. De ellos, más de 60.000 están en Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS), es decir, requieren de tratamiento de hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante para poder realizar la función que hacen sus riñones. Esta frecuencia se incrementa de forma muy significativa con la edad. Así, un 22 % de los mayores de 65 años y hasta un 40% de los mayores de 80 años presentan Enfermedad Renal Crónica (ERC).

Además, es una enfermedad cuya mortalidad ha crecido casi un 30% en la última década en España (2006-2016), y de seguir su ritmo actual, se convertirá en la segunda causa de muerte en pocos años. A nivel global, se estima que unos 850 millones de personas en todo el mundo tienen ERC, que causa al menos 2,4 millones de muertes al año, constituyendo una de las causas de mortalidad de más rápido crecimiento en la actualidad. De ahí que los nefrólogos le hayan denominado como «la epidemia silenciosa del siglo XXI».

Dr. Fernando Tornero Molina (Quirónsalud)

El doctor Fernando Tornero Molina

Diabetes e hipertensión arterial, principales causas

Las causas más frecuentes de una ERC son la diabetes y la hipertensión arterial. Como ambas patologías son cada vez más habituales en nuestra población –probablemente en relación con los hábitos de vida poco saludables– no es de extrañar que cada vez sea más normal la presencia de esta enfermedad. Asimismo, es una patología asociada al envejecimiento. Con el paso de los años, el riñón va perdiendo función.

Tal y como explica el doctor Fernando Tornero Molina, nefrólogo del Hospital La Luz de Madrid, perteneciente al Grupo Quirónsalud (@quironsalud), y presidente de la Sociedad Madrileña de Nefrología, «se calcula que a partir de los 40 años se pierde aproximadamente 1 ml/mi por año». «Esto hace que, en general, las personas mayores presenten una función renal disminuida respecto a la población joven, lo que le hace mucho más susceptible de padecer una Enfermedad Renal Crónica», sostiene.

«Además, son personas en los que hay que tener un manejo adecuado de fármacos, especialmente aquellos que son eliminados por vía renal. Y es que la exposición de estos riñones a agentes nefrotóxicos favorece el desarrollo de una ERC. Los agentes nefrotóxicos por excelencia son los antiinflamatorios no esteroideos, tanto por su efecto perjudicial sobre el riñón, como por elevar la tensión arterial. Por ello, son fármacos que deben ser manejados con precaución», agrega este especialista.

La pérdida progresiva de función renal que acarrea la ERC lleva a la necesidad de un Tratamiento Renal Sustitutivo, que pasan por una diálisis o un trasplante. En España existen unos 4 millones de pacientes con ERC, de los cuales, cada año, 6.000 inician diálisis. «Esto supone una gran carga de enfermedad para el paciente, ya que empeora de forma muy significativa la calidad de vida», subraya el doctor Tornero. Pero, además, conlleva una gran carga para el Sistema Nacional de Salud. Y es que los pacientes en diálisis constituyen entre un 0,2 y 0,3 % de la población, pero consumen entre un 2% y un 3% del presupuesto sanitario. «Esto supone un coste 6 veces superior al tratamiento del VIH y 24 veces superior al tratamiento del EPOC. Un paciente en diálisis cuesta aproximadamente unos 45.000 euros al año«, alerta.

Por si todo ello no fuera suficiente, la Enfermedad Renal Crónica en diálisis es un proceso con una mortalidad elevada, similar a la del cáncer de pulmón. «El Registro de Enfermos Renales en Tratamiento Renal Sustitutivo de la Sociedad Española de Nefrología refleja una mortalidad anual de un 14%«, apunta el experto de Quirónsalud.

Hematoma tras un análisis de sangre en personas mayores

La importancia de detectarla a tiempo

Todas estas circunstancias hacen que la prevención de la Enfermedad Renal Crónica y su progresión hacia ERC terminal deba ser uno de los objetivos fundamentales de cualquier programa de salud. El diagnóstico precoz y su remisión al nefrólogo debe ser prioritario para adecuar y adoptar las medidas necesarias. «Sabemos que la ERC se asocia fundamentalmente a cuatro patologías: diabetes mellitus, hipertensión arterial, cardiopatía isquémica e insuficiencia cardiaca. Por ello, una de las propuestas actuales es hacer un adecuado cribado en todos estos pacientes (además de otros grupos de riesgo, como aquellos con antecedentes familiares de ERC, obesidad, etc.) para la detección de ERC», indica Tornero Molina.

En este sentido, una analítica simple de sangre y de orina es suficiente para detectar la Enfermedad Renal Crónica. «Una maniobra tan sencilla como una analítica simple de sangre que incluya las cifras de creatinina (que nos permite estimar el filtrado glomerular) y un análisis de orina con estudio del sedimento y la determinación del cociente albumina/creatinina es suficiente para conocer si el paciente presenta ERC», asegura el doctor.

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