El abismo tras cumplir los 21 años y tener autismo

Se llama Sheila, tiene 21 años, un diagnóstico de autismo y una discapacidad reconocida del 86%. Es dependiente en grado 3 y está a cargo de sus abuelos. La joven se ha hecho mayor y es el claro ejemplo del «abandono» que padecen las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) cuando finaliza la etapa educativa y la deficiente red pública sale a la palestra. Los recursos son muy escasos para ellos y son muchos, la gran mayoría, los que se quedan sin nada y se asoman a un abismo ante la impotencia de las familias que ven como las rutinas que tenían cesan de golpe y la vida se complica tanto para esos adultos con TEA como para sus familiares.

Desde la Plataforma Defensa TEA ven esta realidad a diario. «En la Comunitat Valenciana hay muy pocas residencias y/o centros de día específicos para Autismo, y el tiempo de espera para poder conseguir plaza es inasumible para muchas familias. Es por ello que creemos importante dar visibilidad a la triste realidad de Sheila», explican desde la entidad. Y es que la historia de esta joven es la de muchos y por eso exigen una solución y una mejora inmediata en la red pública porque los niños con TEA crecen y las carencias del sistema hunden a las familias.

 Mientras Sheila estuvo asistiendo al colegio, los abuelos se podían manejar con la joven, pero como Sheila ya ha cumplido los 21 años ya no puede asistir al centro de educativo. En estos 2 meses (septiembre y octubre) que Sheila no ha asistido al colegio ha sufrido un gran retroceso, «y es que como bien sabemos, las rutinas para las personas con Autismo son muy importantes. El día a día se ha vuelto insoportable para sus abuelos, que han visto como en pocos meses se ha perdido mucho del trabajo realizado durante años por terapeutas, profesionales del colegio y familia. Los abuelos han intentado sin éxito buscar una plaza en una residencia o centro de día a su nieta. La Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas les ha abierto un expediente de urgencia, pero aún así pueden pasar meses incluso años hasta conseguir una plaza, si es que llegan a conseguirla», explican desde la entidad. Sin la renuncia a la tutela, no hay plaza residencial en salud mental Mónica Ros

Es más, desde la Plataforma Defensa TEA ya denunciaron esta situación hace dos años ante el Sindic de Greuges, «pero por desgracia no ha mejorado nada , sino más bien todo lo contrario». Y es que son muchas las familias que se ven obligadas a ceder la tutela de sus hijos e hijas porque esta es la única manera de obtener una plaza pública de manera rápida.

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