Eficacia del tratamiento neurorrehabilitador

En los últimos años han aparecido numerosos trabajos que han reforzado el principio de mejoría de las alteraciones tras daño cerebral más allá del primer año de evolución (periodo que se consideraba susceptible de rehabilitación durante las últimas décadas), ya que el descubrimiento de nuevos mecanismos de compensación y plasticidad (desde el nivel molecular hasta el tisular) en el tejido neuronal ha sido la base que ha justificado la relevancia del tratamiento no farmacológico en las personas afectadas.

En el campo de la fisioterapia, son distintos los estudios y revisiones en los que queda patente la recomendación de diversas técnicas de estimulación mediante métodos físicos (ejercicio, corrientes eléctricas, frío, calor, movilizaciones, técnicas específicas…) para mejorar los trastornos articulares, musculares, de la coordinación, del equilibrio, de la sensibilidad… más allá de la frontera de los primeros meses de evolución. Mediante la evaluación exhaustiva de estas alteraciones se puede pautar un programa personalizado de intervenciones de neurofisioterapia que faciliten la incorporación de las personas afectadas a las actividades que les interesen y sean importantes para ellas, a partir de la mejora de los patrones de movimiento, la reducción del dolor crónico, de las deformidades y de los problemas asociados a la falta de ejercicio (como el empeoramiento de las capacidades físicas básicas, por ejemplo la resistencia).

Por tanto, a la vista de los trabajos publicados en los últimos años, es un error reducir el tratamiento de neurofisioterapia a los primeros meses tras el daño cerebral, ya que el fisioterapeuta especializado tiene que ser un compañero que colabore en la mejoría y el mantenimiento de las capacidades físicas y sensitivas de las personas que se han visto afectadas por el daño cerebral sobrevenido en algún momento de su vida, estando disponible siempre para resolver sus dudas, a través de consultas y valoraciones periódicas.

Por su parte, la rehabilitación neuropsicológica, como otra de las piezas clave en el tratamiento neurorrehabilitador, ha recibido apoyo empírico en cada uno de sus tres abordajes: restauración, optimización y compensación. El primero de ellos tiene como objetivo el reestablecimiento de la función dañada a través de ejercicios que trabajen dichas funciones de forma repetitiva. Esta estrategia se ha demostrado eficaz para la rehabilitación de las funciones atencionales y motoras en las fases iniciales de un daño cerebral leve o moderado, sobre todo en aquellas personas con un nivel educativo medio-alto.

Por su parte, la optimización y la compensación pretenden suplir la función alterada bien haciendo uso de las funciones cognitivas preservadas (optimización de funciones residuales), bien mediante el uso de ayudas externas como calendarios o agendas (compensación). En los últimos años se ha demostrado la eficacia de ambas estrategias en el tratamiento de las alteraciones de memoria, o en la rehabilitación cognitiva en general más allá del primer año de evolución del daño cerebral.

En definitiva, al igual que ocurre en el caso de la fisioterapia, la terapia ocupacional y el tratamiento en logopedia, cada vez son más los estudios que avalan el mantenimiento del tratamiento neuropsicológico más allá de los momentos iniciales del daño constituyendo una parte esencial para una correcta adaptación del paciente y su entorno a las nuevas condiciones vitales, favoreciendo la integración y reinserción en cada una de las áreas importantes en el desarrollo de la persona.

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