Cómo lograr paz interior y una felicidad duradera

La felicidad completa no existe, y cuando se supone que se disfruta de ella en un momento determinado, hay que tener en cuenta de que siempre se trata de un estado efímero.

Pero existe algo que sin llegar a ser felicidad propiamente dicha, tiene mucho en común con ella y además es mucho más duradero: se trata de la paz interior.

El alma en paz

Conseguir tener el alma en paz es un gran logro para una persona. Si bien ese estado no iguala las sensaciones exultantes de la felicidad, sí que se trata de un estado muy beneficioso porque en él la mente se vuelve más productiva y el espíritu más sabio y generoso. Llegar a lograr esa paz interior supone aunar una serie de circunstancias y condiciones.

Tener la conciencia tranquila

Por lo pronto es fundamental tener la conciencia tranquila. La vida de cada uno transcurre por un camino en el que ocurren muchas cosas, y debido a esto hay que tomar muchas decisiones tanto con respecto a los demás como para uno mismo. Lógicamente, se pueden haber cometido muchísimas equivocaciones, pero las consecuencias deben asumirse de una manera positiva, aprendiendo de ellas y no obsesionándose con lo que ya no tiene remedio. Lo verdaderamente importante es haber intentado hacer las cosas lo mejor posible y pensar que no siempre se pueden alcanzar unos resultados ideales.

Llegar a ser libre

La libertad es una palabra con significados muy diversos. Quizás cada persona tiene un concepto de libertad diferente. Se puede decir que cada uno tiene unas aspiraciones de libertad distintas, pero lo cierto es que, si una persona no se considera libre tanto física como espiritualmente, difícil será que alcance la paz interior. La libertad debe ser amplia y completa, y no solo respecto al mundo exterior; también es fundamental llegar a ser libre respecto a uno mismo. Se trata de liberarse de las propias trabas y prejuícios.

También hay circunstancias que encadenan al hombre en lo más profundo de su ser, privándolo de libertad como si de cárceles se tratara. El orgullo, los celos, la envidia, la ambición desmesurada o el excesivo apego a lo material son algunas de las situaciones que pueden hacer que una persona se sienta totalmente oprimida.

La bondad tiene mucho que ver con la libertad y la paz. Las personas bondadosas se sienten más libres porque una existencia en la que ha predominado la búsqueda del bien de los demás los hace más tolerantes, comprensivos y a la vez más satisfechos con su trayectoria vital.

La paz interior proporciona felicidad duradera

Realmente se trata de un tipo de felicidad distinta, que dista mucho de esos momentos de alegría apoteósica que se viven, por ejemplo, al haber alcanzado algo muy deseado. Tampoco se parece al estado de enamoramiento, en que se ven las cosas mucho más bonitas y todo parece formar parte de una bella poesía.

La paz interior es algo más complejo, que impregna la profundidad del espíritu y proporciona una visión de la vida, siempre realista pero a la vez mucho más sabia y más generosa, en la que todo parece tener un sentido aunque no sepamos exactamente cuál es. Tampoco es importante saber tanto acerca de los misterios indecifrables, y es precisamente esa paz conseguida la que hace que se disfrute en cada momento de forma más intensa.

La mirada del hombre y la paz interior

Cada persona tiene en sus ojos una ventana a su interior. Todo se puede ver en ellos. Los afortunados que alcanzan la paz interior tienen una mirada especial y da gusto estar con ellos. Se les nota. En realidad es un premio a la capacidad de asimilar de una manera íntegra los acontecimientos vitales. La mirada refleja dulzura y sabiduría y quizás atisban, aunque sea levemente, el sentido de la vida.

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