Analizar esta parte del cuerpo podría servir para diagnosticar autismo y TDAH

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que, en todo el mundo, uno de cada 100 niños tiene trastornos del espectro autista (TEA). Sin embargo, existen algunos estudios que afirman que las cifras son todavía mayores.

Por otro lado, la misma entidad, confirma que la prevalencia de niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es de entre el 5 y el 8% del total de niños.

El TEA es “un trastorno del neurodesarrollo en el que los niños se comportan, se comunican, interactúan y aprenden de forma diferente a la mayoría de las personas”.

De este modo, estas personas se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación. Otras características que presentan son patrones atípicos de actividad y comportamiento, como dificultad para pasar de una actividad a otra, gran atención a los detalles y reacciones poco habituales a las sensaciones.

Sin embargo, las capacidades y las necesidades de las personas que padecen autismo son diferentes entre ellas y pueden evolucionar con el tiempo.

El TDAH también es un trastorno del neurodesarrollo en el cual la persona se caracteriza por ser excesivamente activa. Así, el niño tiene dificultades para prestar atención y controlar los comportamientos impulsivos.

Se trata de uno de los trastornos más frecuentes de la niñez, que a menudo puede durar hasta la edad adulta.

Diagnosticar el TEA y el TDAH desde los ojos

Por lo general, tanto el autismo como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad son difíciles de diagnosticar. De este modo, el médico sigue varios pasos, y, normalmente, realiza un examen completo de la persona.

Recientemente se ha hallado una nueva y posible forma de diagnosticar estos trastornos. Así, un estudio ha señalado que los ojos podrían ser capaces de señalar trastornos del neurodesarrollo como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Según descubrieron los investigadores de la Universidad de Flinders y la Universidad del Sur de Australia, las grabaciones de la retina podían identificar señales distintas tanto para el TDAH como para el TEA, proporcionando un biomarcador potencial para cada condición.

Pretenden desarrollar diagnósticos más precisos y tempranos para los trastornos del neurodesarrollo

Tal y como publican en la revista científica Frontiers in Neuroscience, utilizando el electrorretinograma (ERG), “una prueba de diagnóstico que mide la actividad eléctrica de la retina en respuesta a un estímulo luminoso”, vieron que los niños con TDAH mostraban una mayor energía ERG general, mientras que los niños con TEA mostraban menos energía ERG.

“El TEA y el TDAH son los trastornos del neurodesarrollo más comunes que se diagnostican en la infancia, pero, como a menudo comparten rasgos similares, el diagnóstico de ambos trastornos puede ser largo y complicado”, explica el doctor Paul Constable, optometrista investigador de la Universidad de Flinders y líder del trabajo.

Así, según recalca el mismo experto, la investigación pretende mejorar esta situación, puesto que “explorando cómo reaccionan las señales de la retina a los estímulos luminosos”, esperan “desarrollar diagnósticos más precisos y tempranos para los distintos trastornos del neurodesarrollo”.

En definitiva, las señales de la retina tienen nervios específicos que las generan, por lo que si se pueden identificar estas diferencias y localizarlas en vías específicas que utilizan diferentes señales químicas que también se utilizan en el cerebro, los investigadores creen que podrán mostrar diferencias distintivas para los niños con TDAH y TEA y potencialmente otras condiciones de neurodesarrollo.

Autismo.

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