Un taller de astronomía para invidentes acercó los secretos del universo a quienes no ven

Taller de astronomia

«No me imaginaba la luna; es que no me imagino nada que no pueda tocar». Patricio Defelippe tiene 33 años, y esta semana, por primera vez, supo cómo es el astro al que los poetas le han dedicado tantos párrafos.

Patricio, que es de Mercedes, Buenos Aires, llegó hasta Rosario para participar de un taller de astronomía para ciegos, una propuesta que invita a escuchar al universo, a verlo más allá de nuestros ojos.

La actividad se realizó en el Complejo Astronómico Municipal (en el observatorio que funciona detrás del planetario) y estuvo a cargo del divulgador científico Sebastián Musso, un histriónico «profesor» que entusiasmó a gente de todas las edades, a los que ven y a los que no, a los que tienen algún conocimiento de astronomía y a los que todavía dudan si el sol es la estrella más cercana a la Tierra.

Las clases, que tienen su parte teórica _pero no por ello poco dinámica_ y su parte práctica, incluyen la posibilidad de tocar algunos objetos especialmente diseñados para conocer un poco más el sistema solar. Uno de los más preciados es el que imita, a escala, a la luna. Una especie de pelota de fútbol, muy blanca, con sus cráteres, montañas y valles perfectamente representados.

Hay 50 de estas lunas «manuales» en el mundo. Esta semana, dos de ellas estuvieron en Rosario, permitiendo que niños y jóvenes que jamás habían soñado con sus formas pudieran imaginarla.

Sandra está emocionada. Y no lo oculta. Anita, su nena más pequeña, que tiene apenas nueve años y es ciega desde que nació fue una de las activas participantes del taller que en horas de la mañana reunió a decenas de chicos no videntes.

Su mamá la acompañó desde Alta Gracia, Córdoba, porque no quiso por nada en el mundo que Anita se perdiera esta oportunidad. «Cuando sea grande quiero ser astrónoma», dijo la nena, sorprendiendo a todos. Y lo mejor es que su deseo no es una utopía, porque según explicó Musso, «hoy la ciencia y la tecnología posibilitan que personas con discapacidad visual puedan estudiar y trabajar en este campo».

En la película Contacto, estrenada en 1997 y protagonizada por Judie Foster, la científica a la que interpreta está obsesionada con vincularse con el mundo extraterrestre, y en su misión se cruza con un experimentado profesional, el investigador Kent Clark, que es ciego.

El filme está justamente inspirado en la vida real de un doctor en física que no puede ver.

Aunque el objetivo del taller no es que los convocados se conviertan en expertos, sino que disfruten, compartan y tengan una linda experiencia, Musso no dejó de reconocer que le dio mucha alegría que Anita, y otros participantes se sintieran lo suficientemente atraídos por el tema como para soñar con hacerlo parte de sus vidas.

El taller de astronomía para ciegos es una propuesta del Complejo Astronómico Municipal, que depende de la Secretaría de Cultura y Educación y la Subsecretaría de Inclusión para Personas con Discapacidad de la provincia de Santa Fe. Comenzó el lunes y continúa hasta mañana. Se dicta en un total de cuatro módulos (independientes uno de los otros). Se abordan temas como astronomía general, la luna, Marte y las estrellas, tanto para el público adulto como para los niños. Y aunque está particularmente diseñado para personas ciegas la convocatoria es abierta.

El disertante es Sebastián Musso, un reconocido científico que está a cargo del Observatorio de Mar del Plata y que desde hace años realiza este tipo de actividades.

Taller de astronomia

El lunes por la tarde, cuando se ofreció la segunda parte, muchos de los asistentes no eran ciegos. Sin dudarlo, la mayoría se colocó una tela negra que les cubría los ojos para entender un poco de que se trata esto de andar a oscuras. Así, en el comienzo, se animaron a tocar una y otra vez la maqueta del planetario que está en la sala principal para de ese modo reconocer el lugar en el que se dicta el taller.

Varias veces fueron los ciegos los que hicieron de guías expertas. Todos se rieron con el experimento; muchos sintieron cierto temor a esa repentina oscuridad, y también se emocionaron.

“Más del 70% de la información que recibimos entra por nuestros ojos”, explicó el científico, para dar cuenta de la importancia de la vista en las actividades cotidianas y la titánica tarea que les toca a quienes no ven.

Pero aunque los ojos ayudan y mucho, la propuesta de Musso fue, justamente, “no creerle tanto a lo que vemos”. Es que en definitiva, el universo es invisible para todos.

Lo que hace la astronomía para ciegos es desarrollar y acercar herramientas didácticas especiales para la enseñanza de la ciencia. Además de objetos se usan sonidos. Con estos recursos se intenta transformar las diferentes luminosidades de las estrellas y otros objetos celestes a una escala de sonidos de distintos decibeles. También se utilizan tonos graves o agudos para representar los diferentes colores presentes en una observación astronómica.

El eco del big bang (la gran explosión) en el ruido a “fritura” de los viejos televisores; las luces de la ciudad que nos vuelven ciegos a todos de cara al cielo; la dimensión real e imaginaria de los astros, los sonidos del cosmos. Todo eso en una misma tarde en la que se borraron las distancias, y las diferencias. Una tarde, en el planetario de Rosario, donde todo fue inmenso y perpetuo. Porque como bien dijo Borges, la penumbra (como el universo) se parece a la eternidad.

Una actividad que tiene como objetivo “cambiar la cabeza”

Maximiliano Marc es un abanderado de la integración. Su lucha trascendió a nivel nacional cuando logró que en el país se imponga una ley que permite a las personas ciegas o con problemas visuales ser acompañadas en todo momento por sus perros guía (lo que incluye acceso a bares y transporte público). Es miembro de la subsecretaría de Inclusión para las Personas con Discapacidad de la provincia de Santa Fe y desde ese lugar fue uno de los promotores de la actividad que se desarrolló en el planetario municipal. Emocionadísimo por lo que estaba viviendo, dijo a La Capital que con este tipo de actividades “buscamos un cambio de mentalidad, al punto de no generar acciones para personas con o sin discapacidad sino acciones inclusivas”.
Marc mencionó que conocían el trabajo del investigador Sebastián Musso, quien había estado en Rosario en escuelas o instituciones para ciegos, pero nunca en un espacio como el del planetario. “Es muy interesante porque tenemos la oportundiad de que mucha gente se acerque a lugares como este, donde no suele haber actividades que nos incluyan”.

Como está en un parque, implica un desafío doble para quienes no ven. “Es un paseo abierto y para nosotros es complicado llegar, pero destinamos personas voluntarias para asistir _desde afuera del parque_ a quienes no pueden acercarse fácilmente porque no tienen quien los acompañen o simplemente quieren venir por su cuenta”.

Pensar en baldosas Braile (que sirven como guías) no sólo de la puerta para adentro de las instituciones, y generar una senda Braile alrededor del parque es otro sueño de Marc.

“Estoy súper emocionado por lo que pasó en el taller con los chicos, fue una apuesta increíble; sentir la alegría de estos niños y niñas reconociendo la luna fue realmente muy intenso”, dijo. Y agradeció al científico por la posibilidad de “poner el cielo al alcance de nestras manos”.

Musso contó que en un taller que dio en Mar del Plata hace poco, un hombre de más de 60 años le dijo al terminar la actividad: “Me olvidé por un rato de que era ciego”, y que la declaración lo conmovió mucho. “Es que de algún modo rompemos con ese prejuicio de que la astronomía es sólo observacional”, dijo.

Hoy, la ciencia que estudia los cuerpos celestes es, mayormente, invisible. “Los telescopios que miran como miran nuestros ojos son minoritarios en la actualidad”. En Mendoza, en Malargüe, existe un observatorio que es producto de una iniciativa de 18 países donde hay más de 500 científicos investigando, y allí, se trabaja captando rayos X. En La Plata, por ejemplo, se escucha el universo; hay observatorios ultravioletas y otros sólo infrarrojos. Musso destacó que: “De 50 años a esta parte la astronomía nos muestra, a todos, un universo que es invisible a los ojos”.

Del cielo y Marte

El taller de astronomía para niños se desarrolló el día lunes, pero esta tarde y mañana, de 15.30 a 17.30, continúa la experiencia para adultos. Las actividades son en el Complejo Astronómico Municipal (CAM) ubicado en el Parque Urquiza. Quienes deseen participar pueden acercase directamente, y para aquellas personas que necesiten ser guiadas el punto de encuentro es en la intersección de las calles Montevideo y Chacabuco, a las 15. “Comenzamos con una maqueta táctil del complejo astronómico para que sepan dónde estamos y aprecien la magnitud de esta estructura emblemática”, explicó el científico Sebastián Musso. “Luego tocamos la luna, los cráteres, pondremos las manos en tierra marciana, escucharemos sonidos de estrellas y jugaremos con un reloj de arena para concoer el día y la noche”.

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