Un niño con síndrome de Down es rechazado por un campamento de verano

Campamento

Cuando Silvia Rozas llevó a sus dos hijos al primer día del campamento de verano de Hazas de Cesto (Cantabria), se encontró con la negativa por parte de la monitora de dejar al más pequeño. La razón: tenía síndrome de Down y no contaban con personal capacitado para encargarse de él.

Alejandro Solana, el padre de los niños, había realizado la inscripción al campus municipal dos semanas antes.

El único requisito que ponían era que la edad de los pequeños estuviera comprendida entre los cuatro y los doce años. Como Valentina, la hija mayor, tiene siete y el pequeño, Alejandro, tiene cinco, decidieron apuntarles.

Aunque, como explica el padre al Diario Montañés, «es un pueblo pequeño en el que nos conocemos todos», explicó la condición de su hijo antes de matricularle. En el momento no le pusieron ninguna pega y le aseguraron que podían hacerse cargo de él en el campamento.

A pesar de que tenían alternativas donde sabían con certeza que atendían a niños con síndrome de Down, se quedaron tranquilos con las explicaciones de la persona que les atendió.

«Al final, por comodidad, lo inscribimos en Hazas de Cesto porque vivimos aquí desde hace 14 años y su hermana estaba contenta de años anteriores», confirma Solana. La respuesta del Ayuntamiento El alcalde de Hazas de Cesto José María Ruiz admite que, si bien en las bases de la matrícula del campamento no estaba detallada ninguna salvedad para los niños con discapacidad, no se pensó en la posibilidad de contratar a monitores con la formación necesaria.

Ruiz alega que la localidad cántabra es pequeña y no se apuntan «más de 25 niños» en estas actividades en las que además no había antecedentes de inscritos con necesidades especiales.

El alcalde asegura que no es posible contar con personal capacitado ya que el procedimiento de contratación debe realizarse mediante concurso público. El 2 de julio, Solana pidió un escrito al Ayuntamiento exigiendo explicaciones por el rechazo que había sufrido su hijo. Todavía sin respuesta, Ruiz asegura que lo están redactando y se lo entregarán cuando «puedan ofrecerle una solución».

Solana no confía en el desenlace del problema y denuncia que su hijo ha sufrido «una discriminación en toda regla».

Con la denuncia de su caso, el padre del niño busca alentar a otras familias en una situación similar que no se atrevan a alzar su voz. Además, le gustaría que el pequeño Alejandro pudiera relacionarse con otros niños de su edad.

«Su vida va a ser más difícil que la de los demás y solo quiero que pueda disfrutar de un campamento de verano», se lamenta. Estos campamentos son de ámbito público y «no deberían excluir a nadie».

 

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