Un lente contra la esclerosis múltiple

José María Robles Flores, «Chema» es originario de un pueblito en Jalisco y junto con su familia se mudó al puerto hace unos tres años en busca de mejores oportunidades.

La vida que llevaba con normalidad cambió de repente, de un día para otro cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple, una enfermedad que lo dejó sin poder caminar, sin poder hablar y sin poder ver durante todo un año; el diagnóstico de los doctores era poco alentador.

«Mientras haya vida hay esperanza», es una frase que usa Chema muy a menudo como lema personal y para inspirar a otros; la vida le ha puesto varios obstáculos en el camino, pero de todos ha sabido salir adelante. «Al llegar aquí se me diagnosticó la enfermedad; esclerosis múltiple, mi tipo es remitente recurrente.

«Gracias a Dios aquí fue donde también encontré la medicación y todo el control porque esta enfermedad no tiene cura. Lo que causa son discapacidades, yo duré un año sin poder caminar, sin poder hablar, sin poder ver, balbuceaba demasiado y hasta ahorita no he tenido ningún brote», dijo Chema.

A consecuencia perdió su trabajo, pero no su fe. En ese momento lo importante era conseguir los recursos para sobre llevar una enfermedad de la que aún se desconocen muchas cosas y lo que hace que los medicamentos sean muy costos y difíciles de conseguir.

«Este medicamento es ‘raro’, te están bajando las defensas, digamos que la enfermedad provoca que tus defensas sean más altas de lo normal, pero así como son altas atacan a tu cuerpo, una sustancia que se llama mielina, que funciona como un aislante en tus neuronas impidiendo que el cerebro mande las indicaciones al resto de tu cuerpo», explicó.

El precio, dice, es exageradamente costoso, actualmente está en un protocolo médico de dos años en Culiacán, pero al terminar tendrá que buscarle por su cuenta.

Foto: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlán

El joven de apenas 24 años de edad, tiene la meta de conseguír un empleo formal donde puedan ofrecerle seguro y si poder cubrir su tratamiento. Cuando salió de su parálisis se puso a trabajar en un hotel, no obstante, cuando llegó el covid fue despedido, ya que por sus bajas defensas es muy propenso a contagiarse.

Chema no se dio por vencido, con un sencillo cartel y con su cámara fotográfica salió al malecón a capturar a todo aquel que quisiera una fotografía a cambio de una cooperación voluntaria, fue ahí donde nació lo que el mismo llama como «el fotógrafo de los 10 pesitos».

Junto al Monumento al Pescador, mejor conocido como «los monos bichis», desde octubre del año pasado, Chema trabaja retratando a locales y turistas que quieran «una foto bonita» con el mar, el monumento o el malecón de fondo.

Su pasión por la fotografía nació cuando estaba en la prepa. Inició tomando fotos con su celular, luego se hizo de un equipo con mucho esfuerzo y sacrificio, hasta que una conocida marca en este ramo le obsequió un equipo profesional para que siguiera trabajando.

«Cuando estaba en la prepa comencé con una camarita pequeña, seguí haciendo fotos, me gustaba y de un hobbie se convirtió en un trabajo para salir a adelante», recordó.

Fotos: Rolando Salazar | El Sol de Mazatlán

Lo que ahí gana, además de comprar medicamentos, lo utiliza para el alimento y para sustentarse.

«Es una foto digital se las envió a su WhatsApp, a su celular en buen formato para que la suban a sus redes sociales o las puedes imprimir», detalló.

En su fanpage en Facebook, «el fotógrafo de 10 pesitos», sube su trabajo del día a día y fue también a través de este medio dónde expuso su situación.

Hace algunos días realizó una publicación en la que explicaba a sus seguidores que ya no podría seguir tomando fotos en el malecón, ya que a raíz de los cambios que hubo el el Ayuntamiento, necesitaba de un permiso para laborar el cual le fue negado.

«Fui, lo pedí, expuse mi caso, pero no me quisieron dar el permiso. Dije: ‘todo se acabo, el fotógrafo de diez pesitos se acabó«, contó.

Una «revolución» se generó en la red social, comentarios de apoyo y de exigencia a la autoridad municipal para que le otorgarán su permiso no duró más de 24 horas, pues el movimiento a favor de Chema logró que al día siguiente recibiera una llamada de Oficialía Mayor para darle su permiso.

Chema está agradecido con Dios por la segunda oportunidad de vida que le dio y aunque el camino no ha sido nada fácil siempre trata de ver el lado positivo de la vida.

PARA SABER

De viernes a domingo, a partir de las 4:00 de la tarde, al fotógrafo de 10 pesitos podrán encontrar.

Original.

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