Surftismo: domar las olas como terapia para estimular a niños con autismo

En las playas del departamento salvadoreño de La Libertad, el proyecto Surfitsmo busca que los niños con autismo aprendan a domar las olas como terapia de estimulación. En la imagen, niños e instructores de surf juegan en las playas del municipio de Chilitupán, el 14 de agosto de 2022. JOSE CABEZAS (REUTERS)

Acompañados por instructores, un grupo de niños recibe sus primeras clases de surf dentro de una piscina.
Acompañados por instructores, un grupo de niños recibe sus primeras clases de surf dentro de una piscina. JOSE CABEZAS (REUTERS)
El proyecto, realizado por un equipo de voluntarios, enfermeros, psicólogos, terapeutas, educadores especiales, socorristas e los instructores de surf, busca dar a las familias Salvadoreñas un momento de felicidad junto con sus hijos con autismo como terapia alternativa. En la imagen, la instructora Ligia Jiménez ayuda al niño Derek Martínez a surfear una ola.
El proyecto, realizado por un equipo de voluntarios, enfermeros, psicólogos, terapeutas, educadores especiales, socorristas e los instructores de surf, busca dar a las familias Salvadoreñas un momento de felicidad junto con sus hijos con autismo como terapia alternativa. En la imagen, la instructora Ligia Jiménez ayuda al niño Derek Martínez a surfear una ola. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Xavier Castro, un niño con autismo, participa en una sesión de relajación posterior a las clases de surf del programa Surfistmo, el 14 de agosto de 2022.
Xavier Castro, un niño con autismo, participa en una sesión de relajación posterior a las clases de surf del programa Surfistmo, el 14 de agosto de 2022. JOSE CABEZAS (REUTERS)
La instructora Nette Klement encamina al niño Lucas Rivera al mar para darle una lección de surf.
La instructora Nette Klement encamina al niño Lucas Rivera al mar para darle una lección de surf. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Las clases son gratuitas, y los únicos requisitos para los alumnos es que tengan entre 4 y 10 años y que estén dentro del nivel uno de autismo. En la imagen, una instructora enseña a un niño a bracear y patalear sobre la tabla de surf.
Las clases son gratuitas, y los únicos requisitos para los alumnos es que tengan entre 4 y 10 años y que estén dentro del nivel uno de autismo. En la imagen, una instructora enseña a un niño a bracear y patalear sobre la tabla de surf. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Uno de los beneficiarios del programa Surfitsmo carga una tabla de surf mientras se dirige a una de las playas de Chiltiupán.
Uno de los beneficiarios del programa Surfitsmo carga una tabla de surf mientras se dirige a una de las playas de Chiltiupán. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Anna Andreatta, psicoterapeuta especializada en la atención de niños con necesidades educativas especiales asociadas a la discapacidad, ha explicado que el surf como terapia alternativa es de enorme utilidad para estos menores, que tienen un trastorno de integración sensorial: "Cuando llevas a un chiquito con trastorno del espectro autista al agua le produces beneficios incalculables, que no se los podemos dar en las terapias convencionales". En la imagen, el instructor Ernesto Soriano y el niño Mariano Pineda durante una de las clases de Surfitsmo.
Anna Andreatta, psicoterapeuta especializada en la atención de niños con necesidades educativas especiales asociadas a la discapacidad, ha explicado que el surf como terapia alternativa es de enorme utilidad para estos menores, que tienen un trastorno de integración sensorial: «Cuando llevas a un chiquito con trastorno del espectro autista al agua le produces beneficios incalculables, que no se los podemos dar en las terapias convencionales». En la imagen, el instructor Ernesto Soriano y el niño Mariano Pineda durante una de las clases de Surfitsmo. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Según Andreatta, el agua es un estímulo para el sentido del tacto, lo que se complementa con todo lo que implica para la parte motriz el subir los niños sobre una tabla para correr olas. La experta ha explicado que el movimiento y el balanceo, así como las sensaciones de la tabla y la brisa, estimulan los sentidos de los niños con trastorno del espectro autista, quienes a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. En la imagen, un niño y una instructora practican surfeo dentro de una piscina.
Según Andreatta, el agua es un estímulo para el sentido del tacto, lo que se complementa con todo lo que implica para la parte motriz el subir los niños sobre una tabla para correr olas. La experta ha explicado que el movimiento y el balanceo, así como las sensaciones de la tabla y la brisa, estimulan los sentidos de los niños con trastorno del espectro autista, quienes a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. En la imagen, un niño y una instructora practican surfeo dentro de una piscina. JOSE CABEZAS (REUTERS)
Sebastián Ventura, un niño con autismo, juega con arena mientras se prepara para una de sus clases de surf.
Sebastián Ventura, un niño con autismo, juega con arena mientras se prepara para una de sus clases de surf.JOSE CABEZAS (REUTERS)

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