Superó retos del Síndrome de Down y ahora es chef

Cocina.

Óscar Domínguez tiene 26 años. Obtuvo su certificado de chef en Laredo Community College y actualmente trabaja como encargado de desayunos y merienda en TAMIU. Su especialidad: el machacado con huevo.

Su Síndrome de Down es del tipo más común: trisomía 21 regular, y eso no le impide salir a comprar su ropa, tener control de sus finanzas, salir a pasear con sus amigos ni hablar en público. De hecho, esta última afición la disfruta tanto que quisiera que fuera más frecuente. “Para volverme famoso”, dice en tono serio.

Durante una plática para inaugurar la Red de Familias Comprometidas con la Inclusión, decenas de padres y jóvenes pusieron atención sobre cómo Óscar superó sus propias limitaciones gracias a una terapia para madurar los sentidos que llevó durante los primeros 18 años de su vida.

Chef Óscar Domínguez.
Óscar Domínguez.

“Cuando yo era pequeño, mis papás decidieron que yo podía hacer todo lo que los demás hacían. Empezando por mi educación, cuando me inscribieron en una escuela regular (…) A diferencia de mis amigos, tenía que ir a mis terapias hasta tres veces diarias. Pero sabía que eso serviría para ser igual que ellos”, narró el joven, graduado de Alexander High School.

“Nos tocó como padres, así que nos preparamos para conocer más sobre el Síndrome de Down”, platicó el señor Óscar Domínguez, padre del expositor.

Susana, madre de Óscar, explicó que sus terapias se basan en la filosofía del físico-terapeuta estadounidense Glenn Doman, quien aseguraba que los tratamientos tradicionales para niños con deficiencias intelectuales trataban únicamente síntomas físicos, pero no la enfermedad radicada en la mente. A partir de ahí, la idea de “hacer crecer el cerebro a partir del uso” y la estimulación de los sentidos se volvió una corriente aceptada para tratar a niñas y niños con un cromosoma adicional, como es el caso de Óscar.

Pero todo ello no hubiera sido posible sin la inclusión que tuvo el joven en la sociedad ni la apertura de sus padres para que se desenvolviera con la gente. Ambos entendieron que limitarlo a tratos especiales, como escuelas especiales, compañeros o incluso aceptar tratos preferenciales en distintos lugares, sería incongruente al esfuerzo que hacían diariamente, pues su hijo involuntariamente imitaría un patrón de conducta distinto al de los jóvenes regulares.

La plática de Óscar y la intervención de sus padres y su hermana Valeria, quien también padece Síndrome de Down y acudió a las mismas terapias que él.

 

 

Original.

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