Superó la leucemia y con 8 años corrió el maratón en 3h32

Niño

Fue una de las noticias más comentadas de las Navidades del año pasado. Sin duda, un caso de superación impresionante pero que también tiene otra cara: si realmente un niño de 8 años debería poder correr una prueba tan exigente como un maratón.

Empezando por la parte positiva, Nate Viands realmente es una fuente de inspiración para todos los que aman la vida y el deporte. Y ni siquiera ha cumplido los 10 años. Nate fue un niño normal hasta los tres años. Su salud empezó a resquebrajarse. Un niño que hasta entonces estaba lleno de vida empezó a dar alarmantes muestras de fatiga, sumado a temperatura corporal muy baja, palidez o círculos negros bajo los ojos. El análisis clinico no puedo tener un veredicto más cruel: Nate tenía leucemia.

Arrancaba para Nate un maratón por la vida. Durante 3 años estuvo recibiendo tratamientos de quimioterapia, a la par que siguiendo el consejo de su oncólogo salía habitalmente a la naturaleza y hacía deporte. Nate acompañaba con la bici a su padre que entrenaba para correr maratones. Hasta que un día la casualidad (más bien un olvido) convirtió a Nate de ciclista a corredor. Su padre olvidó meter la bici en el coche y una vez ya en el campo la mejor alternativa fue correr juntos. La sorpresa para el padre de Nate es que su hijo con apenas 7 años podía seguirle a su ritmo normal de entrenamiento.

Queremos insistir en la importancia de no anticipar la participación de los niños en las carreras de fondo.

Dos años después Nate corría el Maratón de Baltimore… ¡y le ganaba a su propio padre que sólo le puedo acompañar hasta el kilómetro 12! Nate estuvo a punto de hacer los 42’195 km a menos de 5 minutos el kilómero (terminó en 3h 32′).

Por supuesto, hay que hacer la reflexión de que por muy buenas condiciones genéticas que tenga un niño no debería en ningún caso participar en una prueba de tanta distancia que supone un gran estrés para los órganos vitales. No por capricho está prohibido participar antes de cumplir los 18 años e incluso la mayoría de fisiólogos deportivos recomiendan esperar hasta al menos los 25 años para enfrentarse al reto de Filípides.

Hay que tener en cuenta que el sistema osteomuscular está en periodo de crecimiento, y no es recomendable someterlo a impactos como los que implica una carrera de larga distancia, y no solo por la carrera en sí, sino por el entrenamiento al que ha de someterse. Otro punto negativo es que el sistema de termorregulación no está maduro, así que tampoco parece muy conveniente enfrentarlos a una pruebaque les causen ese estrés añadido.

Por ello, y a aunque sea una maravillosa historia de superación, en CORREDOR queremos insistir en la importancia de no anticipar la participación de los niños en las carreras de fondo.

 

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