Nicola y Todd Bailey tuvieron mellizas y para ellos ambas son perfectas. Según los padres, no existe ninguna diferencia entre Harper y Quinn, a pesar de que la primera tiene síndrome de Down.
La pareja no sabía que Harper tenía desorden cromosómico hasta que nació 38 minutos antes que su hermana. Los estudios realizados mientras la madre estaba embarazada no detectaron el síndrome, según cuentan los padres.
La bolsa de Nicola se rompió temprano a las 32 semanas y los médicos pudieron detener sus contracciones con drogas.
«Todo lo que realmente recuerdo es que el doctor dijo: ‘Lo siento’. Pero tan pronto como las vi mi corazón se derritió», explicó la mujer de 32 años.
Los bebés prematuros requieren atención médica adicional. Harper, como es común en los niños con síndrome de Down, tiene un agujero en el corazón y es probable que se someta a una cirugía para corregir la condición cuando cumpla seis años.
«Nuestra familia es única y no la cambiaría por nada del mundo», dijo la madre.
Nicola es enfermera y se enorgullece de tratar de educar a las personas sobre la afección que causa una amplia gama de retrasos en el desarrollo y discapacidades físicas.