Sobrevivir a la depresión: «Solo quería desaparecer. Ahora empiezo a sonreír»

Hace año y medio, Carmina se cansó de vivir. Ella usa esas palabras para describir los peores momentos de su depresión. «No tenía ganas de nada, estaba todo el día triste, llorando, sin fuerzas ni para salir de casa, me sentía inútil, no me reconocía. Solo quería desaparecer», recuerda esta mujer de 61 años, maestra prejubilada, vecina de Zuera y que ahora -casi recuperada, «feliz»- vive con su hija en Benicarló.

«Nunca piensas que te va a pasar a ti. Yo había oído hablar de la depresión, pero no pensaba que fuera a padecerla. Siempre he sido muy activa, alegre, extravertida, fuerte. No sé bien cuál fue el origen, un cúmulo de cosas. En los últimos años había tenido algunos problemas de salud (me rompí un tobillo, luego una cadera), mis padres enfermaron y estuve cuidándolos hasta que murieron. Me tomaba 16 pastillas al día para aguantar (8 ‘nolotiles’ y 8 ‘valiums’) en el trabajo. Luego iba a casa a llorar y a dormir. Hasta que en marzo del año pasado toqué fondo. Una compañera me llevó al médico. En el Royo Villanova me diagnosticaron un cuadro depresivo», relata Carmen Val.


Más casos de depresión en los barrios menos pudientes de Zaragoza.

Carmen se mudó al piso de su hermana en Zaragoza para no estar sola. Pasó unos meses negros, «muy duros», siguiendo el tratamiento de su psiquiatra y recuperándose muy poco a poco. «Me hablaron de una asociación de afectados, Afda, y fui a probar. Me han ayudado mucho. Allí he hecho terapias individuales y cuando estuve mejor, me apunté a otras actividades: escritura creativa, mindfulness, teatro. Me ha ayudado a abrirme y a conocerme mejor a mí misma», afirma.

En julio Carmen se trasladó a vivir a Benicarló con su hija,  aunque planea volver de visita a Zaragoza y al colegio Nuestra Señora del Pilar de Zuera (le quedan unos meses de trabajo hasta su jubilación). «Ahora he vuelto a sonreír y tengo proyectos: me he apuntado a un curso de manualidades, quiero hacer otro de fotografía, estoy escribiendo mis memorias, he vuelto a la lectura después de un año sin poder leer nada», cuenta. En septiembre tiene la próxima cita con su psiquiatra y espera recibir el alta médica. Quiere compartir su historia para «ayudar a la gente que ahora está en el pozo pasándolo mal, se puede salir«.

Afecta más a las mujeres que a los hombres


¿Afecta la depresión materna al desarrollo de los niños?

«La depresión es un trastorno anímico y mental con importantes consecuencias personales y sociales. El origen de la depresión es complejo, ya que en su aparición influyen factores genéticos, biológicos y psicosociales. Algunos de sus síntomas son los sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío, sentimientos de pesimismo, culpa, irritabilidad, fatiga, dificultad para concentrarse, insomnio, dolores y malestares persistentes, pensamientos suicidas», explican desde la Asociación de trastornos depresivos de Aragón (Afda), con un millar de socios. La asociación ofrece terapias individuales y de grupo, talleres y asesoría para enfermos y sus familias. «Se estima que en torno a un 10% de la población padece depresión, aunque no hay cifras exactas y hay muchos casos sin diagnosticar», apunta Javier Mediel, coordinador de Afda.

«La OMS calcula que una de cada cuatro personas padecerá a lo largo de su vida un trastorno mental. Y una de cada cinco tiene o tendrá trastornos afectivos (depresiones, ansiedad)», apunta Carmen Sánchez, coordinadora del centro de salud mental Delicias de Zaragoza.

«Las mujeres tienen más probabilidad de padecer depresiones y consumen hasta tres veces más antidepresivos y ansiolíticos que los hombres. Ellas piden ayuda con más normalidad y menos vergüenza, acuden más a los centros. Vivimos en una sociedad machista en la que ellas aún asumen en mayor medida los cuidados y las tareas del hogar, que en muchas ocasiones generan estrés y ansiedad, que pueden desembocar en depresiones. En el caso de depresiones endógenas (con una base biológica) afectan por igual a hombres y mujeres», explica Carmen Sánchez.

Según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud, el 14% de las aragonesas mayores de 15 años consumen ansiolíticos, frente al 4% de los hombres. Y el 6,6% de las mujeres toman antidepresivos, frente al 2,4% de los hombres.

 

(No hay que olvidar que todos los servicios sanitarios y de urgencias están siempre disponibles y ayudan a las personas de cualquier edad a mejorar su salud mental, y pueden intervenir para apoyar y prevenir situaciones de riesgo).

 

Original.

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