Seis malos hábitos cotidianos que lastran tu salud y te restan años de vida

Conforme ganamos años, vamos empezando a pensar cada vez más en preguntas vitales y existenciales que antes no nos hacíamos. ¿Cuánto tiempo gozaré de buena salud o estaré en mis plenas condiciones físicas? No son simple preguntas, pues cuando llegamos a cierta edad es natural que comiencen los achaques y no nos sintamos tan en forma como antes. Entonces, hay que perseverar en hábitos positivos que nos hagan llegar de la mejor forma posible a la senectud.

Y muchas veces llevar un estilo de vida saludable no pasa por hacer un montón de cosas, como adoptar una rutina estricta de ejercicio físico, sino también deshacer. Una buena resta de todas esas malas costumbres aprendidas con el paso del tiempo puede hacer mucho más por nuestra salud que una suma de buenas conductas. Y, si lo piensas de esta forma, no parece tan difícil el reto, ya que tan solo debes dejar de hacer ciertas cosas. Hace falta mucha fuerza de voluntad, por supuesto, pero también conforme vayas avanzando pronto te darás cuenta de que te sientes mucho mejor y que lo que hacías antes no era nada bueno para ti.

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Los 4 hábitos que más dañan tu salud sin que te des cuenta cuando pasas los 60ACyV

Hay algunos que son bastante evidentes: fumar, comer demasiadas grasas o comida basura, sufrir demasiado estrés o beber alcohol. Si quieres vivir más años olvídate, lo primero, de estos cuatro. Pero si lo que buscas es ir más allá y no solo ganar años sino calidad de vida en las próximas décadas, hay una serie de comportamientos negativos de los que quizás no te habías percatado y que pasan factura poco a poco a tu salud.

Respiras con la boca abierta

Los deportistas son quienes saben más que nadie que si respiras con la nariz entra más oxígeno a los pulmones y por ello te cansas menos. Si respiras por la boca, te cansarás más y el aire no se calentará. Esto no solo repercute en tu resistencia física cuando haces ejercicio, sino también cuando estás en otras actividades que requieren menos esfuerzo, como por ejemplo dormir. Parece mentira, pero el hecho de respirar con la boca abierta mientras estás acostado no solo aumentará tus probabilidades de roncar y dar la noche a quien ocupe espacio contigo, sino también tenderá a descolgar más la mandíbula, produciendo signos de flacidez en el rostro, además de papada y arrugas nasolabiales más marcadas.

Comes pan blanco

Seguro que siendo más joven veías a varios adultos que apostaban por el pan integral en vez del blanco. Y entonces te preguntarías por qué. La razón está en que el pan de molde blanco es más rico en azúcares que el integral, lo que pasa factura a la larga al organismo. El integral, por contra, es rico en fibra y en vitamina B (una sustancia que se pierde al pasarlo a pan de molde blanco), la cual ayuda a reducir posibles inflamaciones en el organismo. Además, la fibra refuerza el sistema inmunitario, el cual tiende a debilitarse conforme pasan los años.

Tomas demasiado café

Aunque es un estimulante bastante positivo para hacer frente al día a día, y tiene algunos beneficios, si eres un gran cafetero posiblemente hayas desarrollado tolerancia y dependencia, hasta llegar a no poder hacer nada si no obtienes tu dosis diaria de cafeína. Esto, obviamente, pasa factura a tu organismo y a tu salud mental (muchos acaban dejando ipso facto el café después de haber abusado de él debido a que les acaba generando ansiedad). Pero sobre todo lo que no puedes hacer bajo ningún concepto, si quieres vivir más años, es beber más después del mediodía o de después de comer, ya que interfiere en tu sueño y en el tiempo que tardas en dormirte, como corrobora un estudio publicado en Sleep Medicine Reviews.

Usas demasiado el microondas

Imposible concebir una cena sin este electrodoméstico. Un bocata de jamón y queso o cualquier tipo de comida procesada para deglutir en las últimas horas del día puede parecer la opción más rápida y nutritiva, pero lo cierto es que si usas el microondas demasiado eso quiere decir que te alimentas de platos que ya están hechos o muy procesados. Y esto, a su vez, que te cargas de sal y grasas el organismo, lo que fomentará el riesgo de que sufras diabetes o hipertensión en los tramos finales de tu vida. En lugar de ello, apuesta por cenas más equilibradas, como ensaladas o alguna carne o pescado pasada a la plancha.

Te gusta mucho tomar el sol

Aunque en dosis moderadas y controladas es positivo para obtener la vitamina D, si te encanta tumbarte boca arriba o boca abajo contra el sol todos los veranos, has de saber de que esto no es solo muy perjudicial para la piel, sino también para agravar el riesgo de padecer enfermedades mortales como el cáncer de piel. «El daño solar provoca la pérdida de colágeno y elastina, lo que lleva a producir un montón de arrugas», asegura el doctor Jerome Potozkin, en un artículo de la revista Eat This Not That. Usa cremas para corregir estos posibles excesos, pero ante todo ten prevención con el tiempo de exposición solar.

Pasas demasiado tiempo sentado

El sedentarismo es una de las principales causas de graves enfermedades a largo plazo, sobre todo si ya tienes otros tantos malos hábitos. Aquí entra la necesidad de adoptar una rutina de actividad física mínima y esencial, ya que no hace falta apuntarse a un gimnasio para dejar de estar tumbado en el sofá todo el día. Sal a pasear, queda con gente, rellena tu tiempo libre con actos que requieran un poco de esfuerzo, opta por subir las escaleras en vez del ascensor… conforme vamos ganando años, los huesos se resienten y nos será más complicado realizar ejercicio, por lo que si no lo haces ahora puede que ya después sea demasiado tarde.

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