Practica la bondad sin mirar a quien

Bondad

La bondad es algo que uno elige practicar. Podríamos hablar, sin duda, de que la nobleza es una dimensión que nace directamente del corazón pero, en realidad, también tiene mucho que ver en el modo en que reaccionamos ante situaciones negativas o complicadas.

Todos, por ejemplo, hemos pasado esas épocas llenas de angustia y dificultad en que hubiera sido más fácil reaccionar con cierto egoísmo e incluso con algo de orgullo.

Sin embargo, nos es imposible, y optamos voluntariamente por practicar la bondad.

Ser bueno no significa pecar de inocencia o dejar que otros nos manipulen a su antojo. La nobleza de espíritu es aquella que es fiel a sus valores. Ante cualquier hecho negativo, uno prefiere devolver bondad.

No obstante, existen curiosos matices al respecto de este tipo de personalidad en los que merece la pena ahondar durante unos instantes.

Te invitamos a hacerlo con nosotros.

 

La bondad siempre nos hace tener muchas dudas sobre nuestras acciones

Rick Hanson es un conocido neuropsicólogo de la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) que ha escrito libros tan interesantes como El cerebro de Buda: neurociencia práctica de la felicidad el amor y la sabiduría.

Según su propia experiencia en el estudio de la bondad y la felicidad humana, las personas de noble corazón suelen cuestionarse de forma continua sus acciones.

  • Temen no haber sido acertados en las palabras que han comunicado, se preocupan por si han servido de ayuda o por si el impacto habrá resultado positivo y adecuado.
  • En ocasiones, las personas de noble corazón suelen obsesionarse por los errores cometidos en el pasado con sus semejantes.
  • Se cuestionan muchas de las cosas que hacen, puesto que disponen de una elevada autoexigencia que a veces les trae cierto sufrimiento.

Según el doctor Hanson, mientras el resto de personas suelen considerarlas como seres de referencia en sus vidas debido a su autenticidad y al afecto que muestran, las personalidades más nobles suelen pensar aquello de que siempre “podrían hacer más”.

Por ello, es importante reflexionar unos instantes sobre estas dimensiones.

paisaje con flores

En los momentos de ira… Calma

Las buenas personas también se enfadan, sin duda, y sienten ira, rabia y enojo. Porque todos somos humanos y todos estamos supeditados al efecto que tienen sobre nosotros aspectos como las injusticias y el egoísmo.

  • Ahora bien, un detalle que debemos tener en cuenta sobre la bondad es que, en instantes de ira o rabia, es mejor mantener de la forma más adecuada el control emocional.
  • Las personas de buen corazón, al ser muy “autoexigentes” suelen valorar pros y contras, piensan en las consecuencias antes de poner en práctica ciertas acciones y buscan, ante todo, el bien común y nunca el desprecio o la agresión.
  • Las buenas personas creen en la justicia, pero no en una sancionatoria, sino democrática y constructiva. Por ello, ante momentos de ira, siempre guardan la calma para actuar de la forma más beneficiosa para todos.

La bondad no es algo en lo que se piensa, es un modo de encontrar armonía en la vida

Los ejes centrales de la bondad son el respeto, la reciprocidad, la necesidad de propiciar el bienestar común, el equilibrio y la paz interior y la búsqueda de conjugar siempre los propios valores con las acciones realizadas.

“Actuar con bondad sin mirar a quien” no es algo precisamente fácil porque, en ocasiones, vemos comportamientos muy poco adecuados. Sin embargo, se opta siempre por el lado bueno de la balanza y por la necesidad de ser congruentes con nosotros mismos.

De este modo, encontramos la armonía en el exterior y en el interior.

Hacer el bien requiere saber reconocerlo

Retomamos la idea señalada al inicio por el doctor Hanson: las buenas personas no suelen verse a sí mismas como tales, porque cuestionan muchas cosas de las que hacen y porque, en ocasiones, suelen detenerse demasiado en los errores cometidos en el pasado.

familia-reconciliada

De ahí, que valga la pena pensar en estas sencillas ideas:

Tienes unos fuertes principios y unos valores que definen cada uno de tus actos. Así pues, cada vez que hagas algo por alguien, detente unos minutos en pensar en dicha acción.

  • Por ejemplo, una amiga tuya tiene problemas en casa o con su pareja. Le comentas que puede pasar unos días contigo para reflexionar, para relajarse y tomar decisiones.
  • Después de ese tiempo contigo te agradece tu apoyo y te comenta lo importante que eres en su vida. Para ella simbolizas ese pilar tan necesario sin el cual no sabría qué hacer.

Piensa en ello y disfruta de ese vínculo, porque eso es, al fin y al cabo lo que cuenta: estrechar lazos con nuestros semejantes para mostrar siempre lo mejor de nosotros mismos y propiciar un bien común.

Hacer el bien sin mirar a quien no cuesta nada y vale mucho. 

 

 

Original.

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