Paul Smith, el artista con parálisis cerebral que pintaba con una máquina de escribir

Arte

Hoy les hablaremos de un caso impresionante. Se trata de Paul Smith (1921-2007). Este artista sufría de parálisis cerebral, lo que le impedía comer, vestirse e incluso bañarse solo. Pero eso no le impidió crear obras de arte con sus manos, y además, de una forma asombrosa. ¿Cómo lo hizo?

Esta es su historia, y te la contamos hoy en El Definido.

La parálisis cerebral

La parálisis cerebral, es un conjunto de afecciones que tienen en común un problema en el cerebro: el 80% de los casos, implica malformaciones o daños en la materia blanca del cerebro, que es la que conduce las señales desde la corteza cerebral (la materia gris), al resto del cuerpo.

En consecuencia, esas señales no llegan en forma perfecta, lo que produce problemas motores y atrofia muscular en los brazos y piernas, así como temblores incontrolables y disartria, o sea, la incapacidad de controlar las cuerdas vocales, la lengua y el aspecto motor del aparato fonético. Por eso, cerca del 25% de quienes tienen parálisis cerebral, sencillamente no se expresan de forma verbal. Y no pueden controlar sus movimientos o hablar, no porque carezcan de la capacidad intelectual (aunque hay casos así), sino que lamentablemente el “cableado” desde el cerebro a los músculos, y a la boca y garganta, es defectuoso.

El caso de Paul Smith

Paul Smith nació el 21 de septiembre de 1921 en Filadelfia (EE.UU.) con una parálisis cerebral severa, y los médicos no le dieron muchas expectativas de vida por su escasa movilidad corporal. Además, en esa época no existía el concepto moderno de educación diferencial, por lo que nadie le enseñó ni a leer, ni a escribir. ¡Le costó 16 años aprender a hablar! ¡Y 32 aprender a caminar!

Desde pequeño Paul se sintió atraído por el arte. De hecho, a los 11 años comenzó a hacer sus primeros cuadros. ¿Y cómo los hacía? Dirán ustedes… pues con una máquina de escribir.

Así es. Todas sus creaciones, son “dibujos” con las letras de una máquina de escribir.

 

Sí, esto fue hecho con una máquina de escribir. Por una persona que no podía controlar sus manos. Paul Smith.

¿Cómo lo hacía?

Para hacer sus imágenes, Paul utilizaba un dedo de la mano derecha, que se afirmaba con la otra mano para evitar el temblor excesivo, y usaba los símbolos de la corrida superior de teclas, o sea, estos caracteres: !, @, #, %, ^, _, (, &, ).

Junto a esto, combinaba una serie de movimientos con el rodillo, el ajuste del espacio para hacer los símbolos más cerca o lejos, el uso de su pulgar para hacer sombra con la tinta, entre otras cosas, para transformar los rígidos signos de una máquina en una especie de carboncillo o pastel.

Como trabajaba con máquinas de escribir manuales, era un procedimiento muy laborioso, pues tenía que ajustar la cinta con tinta, posicionar el papel, y ajustar el rodillo de la máquina de escribir. Además, cada error era permanente. Así, para crear las texturas de sus trabajos, debió hacer ajustes milimétricos en la distancia del papel, literalmente miles de veces.

A medida que fueron mejorando las máquinas de escribir, su arte se fue perfeccionando. Pronto aparecieron los rollos con tinta de color, por lo que comenzó a hacer cuadros a todo color. También, aprovechó que algunas máquinas venían con la posibilidad de escribir en negritas, para utilizar esto a su favor, y hacer sombreados y difuminados en sus obras, lo que les daba una apariencia de “dibujo a lápiz”.


Antes de comenzar a hacer nada, lo que hacía Paul era fijar en su mente el dibujo que quería hacer. Luego, planificaba la forma en que iba a ejecutar su trabajo, para lo que incluso desarrolló un sistema para escalar fotografías.

Luego, todos los días se dedicaba dos horas a avanzar en su trabajo. De esta forma, le podía tomar entre dos semanas y tres meses terminar una obra, dependiendo de su complejidad. Una vez que las terminaba, pues… las regalaba. Algo impensable para muchos, debido al trabajo involucrado y la calidad de sus creaciones. Pero sí, las regalaba. Es más, Paul consideraba que no tenía ningún talento especial, aunque sí reconocía que era un don el poder elaborar este tipo de obras. No se sabe cuántos trabajos hizo, pero se estima que fueron unos 400, lo cual es bastante asombroso.

Interesantísimo reportaje sobre Paul Smith, su obra y su técnica. ABC. ¿Y qué podemos aprender de esto?

Veamos. Paul, a pesar de todas sus limitaciones, logró transmitir una visión interior de belleza, a través de medios extremadamente rústicos y “toscos”, como una máquina de escribir mecánica, que los más jóvenes no reconocerían hoy. Más aún, luego que sus padres murieron, fue trasladado a un hogar de cuidados especiales. Ahí, aprovechó además de crear, de volverse un gran jugador de ajedrez, y como devoto creyente que era, participaba de su iglesia y pertenecía a una organización de caridad, llamada Knights of Columbus. Lo único que detuvo su creación, no fue ni su enfermedad, ni el cansancio, sino que finalmente terminó por desarrollar cataratas a los 83 años, tres años antes de su muerte.

Entonces es claro, si Paul se demoró 16 años en aprender a hablar y 32 en aprender a caminar, si a pesar de no poder comer, ni vestirse por sí mismo, fue capaz de superar todo eso, y utilizar un solo dedo para construir estas bellísimas obras… ¿qué podemos hacer nosotros, que tenemos control de todo nuestro cuerpo, y ninguna de esas limitaciones? La historia de Paul nos demuestra que muchas de nuestras propias limitaciones son mentales, y dependen de la voluntad de hacer las cosas. Por lo tanto, ¡dejemos de buscar excusas, y busquemos soluciones a las cosas que nos parecen limitar!

¿Conocías la historia de Paul Smith? ¿Qué otra persona destacarías por su gran capacidad de vencer obstáculos?

 

 

Original. 

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