Para ir al Médico…¿Qué piden los expertos a los padres?

Seguramente ustedes y su hijo han estado en contacto con varios profesionales en las diferentes áreas: medicina y salud, educación, habilitación física y servicios sociales. Es, además, frecuente que estos profesionales cambien conforme avanza el tiempo y el desarrollo de su hijo.

Sin embargo, cualquiera que sea la especialidad del profesional que visiten y el tipo de trastorno o enfermedad que padezca su hijo, es importante que se establezca una verdadera alianza entre ustedes y el profesional; que ambos obtengan del otro la información que necesitan para lograr los mejores resultados posibles con su hijo.

Con frecuencia, los padres se convierten en verdaderos expertos en la enfermedad o trastorno del niño. Poseen, además de los conocimientos que puedan adquirir a través de lecturas, estudios y consultas, la invaluable experiencia de convivir con su hijo todo el día y todos los días. Por su parte, los profesionales tienen, además de los conocimientos técnicos y científicos de su especialidad, la experiencia de haber trabajado con otros niños en condiciones similares y ayudado a otros padres como ustedes. Y pueden, sin duda, ayudarlos de muchas maneras. Tengan siempre presente que el objetivo de cualquier consulta o visita a un profesional es AYUDAR A SU HIJO. A continuación damos algunas sugerencias que pueden facilitar el logro de este objetivo al tratar con profesionales.

¿Cómo aprovechar al máximo la entrevista con su doctor?

1. Definan claramente lo que esperan obtener.

Usualmente los padres acuden a un profesional por recomendación o referencia de alguna otra persona, incluso de algún otro padre de familia, y por tanto tienen ideas respecto a lo que esperan obtener para su hijo. Es importante que expongan claramente estas expectativas al profesional que visitan, a fin de esclarecer las posibilidades reales de que sus objetivos se cumplan, o qué pueden esperar de la intervención del profesional. Esto evitará que se presenten malentendidos y falsas esperanzas que dan lugar a desilusiones dolorosas o fricciones innecesarias.

2. Mantengan un registro de toda la información pertinente.

Cada profesional pedirá una historia detallada de su hijo; muy probablemente les pedirá detalles del embarazo y antecedentes familiares.

Será mucho más fácil para todos si llevan ustedes una historia por escrito, incluyendo todos los detalles, por pequeños que parezcan, que puedan tener alguna importancia. Guarden el original de esa historia para actualizarla conforme pase el tiempo, y proporcionen copias cuando se las soliciten. De igual forma, guarden los originales de todos los estudios de su hijo (análisis de laboratorio, evaluaciones, psicológicas o de motricidad, radiografías, tomografías, electroencefalogramas, etc.) y proporcionen solamente copias a los profesionales. En una historia de este tipo es importante incluir lo siguiente:

a. Información general: nombre, fecha y lugar de nacimiento; dirección y teléfono de casa y oficina; nombres, edades y profesión de los padres; nombres y edades de los hermanos.

b. Antecedentes familiares: Enfermedades que padecen o han padecido los familiares cercanos, situaciones de importancia que ha vivido la familia (cambios de casa o ciudad, accidentes, etc.), estado de salud, escolaridad de los hermanos, y cualquier otro dato de la familia que pueda ser importante.

c. Historia del Niño:

– Perinatal: debe incluir una descripción detallada del embarazo, parto y primer año de vida, abarcando su desarrollo en las áreas de alimentación, sueño, motricidad, conducta social, así como los resultados de las visitas al pediatra.

– Cronológica: debe contener, ordenado por fechas, los eventos importantes en la vida del niño; las enfermedades que padeció y las medicinas que se le dieron; las terapias o tratamientos que se le han proporcionado, en qué consistieron, quién las dio y cuáles fueron los resultados; los estudios que se le hicieron y las conclusiones; los síntomas que aparecieron o desaparecieron, y cómo ocurrió ésto.

– Situación actual: qué síntomas presenta a la fecha en que se elabora la historia, qué tratamientos y terapias está recibiendo y cuáles son las principales preocupaciones de los padres respecto al hijo. Describa también cuál es la rutina del niño en un día normal, desde que se despierta hasta que se duerme; qué hace, qué le gusta y qué no, quién o quienes lo acompañan, etcétera.

3. Tomen Notas.

Es imposible recordarlo todo. Cuando tengan alguna duda que quieran consultar, anótenla y llévenla consigo cuando visiten al profesional.

Estén seguros de preguntar todo lo que quieran saber y de comprender las respuestas. Si no entienden, no se sientan mal. Ustedes no tienen por qué entender términos que no les son familiares. Si no preguntan, el profesional da por hecho que han comprendido todo y que podrán seguir correctamente las sugerencias o instrucciones que les dé. Si les surge alguna duda después y consideran que no pueden esperar a la siguiente visita, no duden en llamar. Siempre es mejor preguntar a tiempo, en vez de arriesgarse a cometer un error que pudiera ser grave.

4. Pregunten TODO lo que quieran saber.

Algunos profesionales suelen dar información muy detallada, mientras otros piensan que los padres sólo quieren saber lo que preguntan. Para algunos profesionales puede ser difícil hablar directa y claramente de ciertas cosas, porque temen herir a los padres o causarles el dolor de un diagnóstico poco esperanzador. Recuerden además, que en muchas ocasiones es imposible saber exactamente cómo evolucionará el niño, y el profesional no siempre puede dar respuestas concretas y definitivas. Sin embargo, si sienten que no les dicen toda la verdad o quieren saber más, expónganselo así; él podrá darles algunas respuestas, o indicarles dónde conseguir la información que quieren obtener.

5. Digan la verdad.

En ocasiones los padres se sienten, de algún modo, culpables de lo que sucede con su hijo; éste y otros sentimientos a veces hacen que eviten hablar de algunas cosas, como el haber tomado cierto medicamento durante el embarazo, comportamientos o situaciones socialmente penosas en las que su hijo los coloca, y otras cosas así.

Recuerden que ustedes no están siendo juzgados y que lo importante no es encontrar culpables, sino ayudar al niño. Si acaso hubieran cometido un error que tuviera algo que ver con la situación de su hijo (lo cuál es muy poco probable, en realidad), habría sido seguramente por desconocimiento y, desde luego, involuntario. Ustedes NO SON CULPABLES y no tienen nada que ocultar. Además, algunos de esos detalles pueden ser importantes para encontrar mejores soluciones en el caso de su hijo.

6. Formen un equipo de trabajo.

Compartan la información con los diferentes profesionales, de manera que todos sepan qué están haciendo los demás. Es el esfuerzo conjunto de todos ellos, unido al de ustedes y su hijo, lo que permitirá lograr el objetivo: AYUDAR AL NIÑO


Autor: Dra. Rosa Corzo Fuente: Ararú, Mayo/Julio

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