Los suicidios de algunas celebridades en Japón revelan una tendencia nacional

Los suicidios de algunas celebridades en Japón revelan una tendencia nacional

Desde fuera, Yuko Takeuchi parecía tener una vida dorada. Había ganado tres veces el premio de mejor actuación de Japón y recientemente había dado a luz a su segundo hijo. Dueña de una belleza elegante, apareció en una de las películas más taquilleras del año pasado y en anuncios de una marca líder de ramen.

Takeuchi, de 40 años, murió el mes pasado; aparentemente se suicidó. Nadie puede saber plenamente qué tormento privado podría haber acechado bajo la superficie, pero en una sociedad japonesa que valora el “gaman” —resistencia o abnegación— muchos sienten la presión de ocultar sus dificultades personales. La carga se agrava para las celebridades cuyo éxito profesional depende de la proyección de un ideal impecable.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up

Takeuchi es la última de una sucesión de estrellas de cine y televisión japonesas que se han quitado la vida este año. Su muerte se produjo menos de dos semanas después del suicidio de otra actriz, Sei Ashina, de 36 años, y dos meses después de que Haruma Miura, de 30 años, un popular actor de televisión, fuera encontrado muerto en su casa; había dejado una nota de suicidio.

A principios de este año, Hana Kimura, luchadora profesional y protagonista del programa de telerrealidad Terrace House, se quitó la vida después de un incesante acoso en las redes sociales. Aparte de Kimura, ninguna de las otras celebridades suicidas había mostrado signos públicos de angustia emocional.

Sus muertes se han visto reflejadas en un aumento alarmante de los suicidios en Japón durante la pandemia de coronavirus, después de una década de declive ganado con esfuerzo a partir de una de las tasas más altas del mundo. Las autoridades informaron un aumento de casi el 16 por ciento en los suicidios en agosto en comparación con el año anterior, y el número aumentó en un 74 por ciento entre las adolescentes y mujeres de entre 20 y 30 años.

“Como sociedad, sentimos que no podemos mostrar nuestras debilidades, que debemos contenerlo todo”, dijo Yasuyuki Shimizu, director del Centro de Promoción de Contramedidas contra el Suicidio en Japón. “No es solo que las personas sientan que no pueden acudir a un consejero o terapeuta, sino que muchos sienten que ni siquiera pueden mostrar sus debilidades a las personas cercanas”.

Las razones para cualquier suicidio son complejas. Y muchas de las tensiones que los japoneses sienten son universales: ellos, como tantos otros, sienten las despiadadas demandas de las redes sociales, donde la gente siente que debe cultivar una narrativa de éxito y felicidad eternos.

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