“Un ciego puede estudiar ciencias políticas, trabajo social, periodismo y educación especial, pero no puede aspirar a instruirse en bellas artes u otras carreras”, se queja el activista ciego Ricardo Jaén.
Esta es una realidad que salió a relucir en la primera jornada de educación superior para personas con discapacidad visual, que aglutinó a miembros de la Asociación de estudiantes y egresados ciegos de la Universidad de Panamá (Aeecup) y de todo el país, el pasado mes en Santiago (Veraguas).
La Aeecup, gestadora del evento como parte de su trigésimo aniversario, denunció que en algunos casos los profesores son la barrera para la educación de las personas con discapacidad visual. “Aún persiste cierta resistencia del docente hacia el desempeño de las personas ciegas en el aula de clase, al punto de ignorarlas y apartarlas del curso”, describe el documento que resume las ponencias de tres días.
Así mismo se exhortó a que la enseñanza del sistema de escritura en braille sea intensiva. Catalogaron como deficiente la enseñanza de esta herramienta de comunicación escrita, puesto que los encargados de enseñarla, durante su formación, reciben la clase de braille solo en un semestre, lo que limita el dominio de esta habilidad.
Reconocieron que si bien ahora los ciegos disponen de herramientas tecnológicas mediante las cuales pueden obtener información y documentos para sus materias de estudio por voz (cintas magnetofónicas, grabadoras digitales, audiolibros) este mecanismo afecta la práctica del braille, la correcta redacción y ortografía a la que aspiran como profesionales.
Otros problemas persistentes son las barreras arquitectónicas que ponen tropiezos a la movilidad en los centros universitarios, así como la poca disposición de personal instruido en la atención y orientación a la población estudiantil con discapacidad visual o baja visión.
Luego de las ponencias, los agremiados acordaron impulsar campañas de sensibilización en el ámbito universitario, la adaptación curricular, la capacitación en el uso de tecnologías y la divulgación en redes sociales que induzcan a la colaboración conjunta de la sociedad. La jornada incluyó talleres de autoestima para reforzar la seguridad de las personas en sí mismas, promover actitudes positivas y su capacidad para hacer cambios.
