Le extirparon la mitad del cerebro a los 3 años; su historia es un milagro de vida

Niña caminando

Jodie tenía tan sólo 3 años cuando comenzó a demostrar síntomas de que algo no andaba bien con su salud. Dejaba caer su cuerpo hacia un lado y hacía movimientos involuntarios que no podía controlar. Los ataques se repetían cada pocos minutos y los médicos diagnosticaron encefalitis de Rasmussen, una rara enfermedad de la que sólo se describen 200 casos en el mundo entero, y que se caracteriza por crisis en el sistema locomotor, epilepsia parcial continua y deterioro neuropsicológico progresivo, con alteraciones cognitivas y lingüísticas. La desesperación de los padres fue en aumento cuando los médicos le dijeron cuál era la única solución.

  • Extirpar la mitad de su cerebro

    Cuando Jodie Miller fue diagnosticada con esta inusual enfermedad los médicos le dijeron a sus padres que la medicación no sería suficiente, y que la única solución para que los ataques de epilepsia y el deterioro general cesaran era quitar el hemisferio del cerebro que estaba afectado. A su corta edad,cuando el cerebro aún tiene la plasticidad adecuada para adaptarse a los cambios, era una buena idea para paliar las consecuencias que acarreaba este sindrome. Los médicos creían que al extirpar el hemisferio derecho, el hemisferio izquierdo lo compensaría y adoptaría sus funciones. Así sucedió y luego de la operación, que fue un éxito, la niña ya no tuvo más ataques.

  • Vivir con medio cerebro

    A medida que fueron pasando los años Jodie fue dejando atrás las secuelas provocadas por la encefalitis de Rasmussen, y sólo se ve disminuida en sus capacidades motoras, ya que cuenta con un movimiento limitado de su cadera y brazo derechos. Sin embargo, su vida es completamente normal y hace las mismas actividades que una persona sana.

  • Ganas de vivir

    Sin dudas su Fe y la de toda su familia y sus ganas de vivir confluyeron para que la operación sea un éxito y su vida transcurriese normalmente. Jodie dijo a una entrevista para la BBC «Soy una persona muy positiva, y a veces bromeo cuando digo que quitaron la parte vil de mi cerebro y dejaron la feliz». Y continuó «estoy muy agradecida con mis padres por lo que hicieron, porque no estaría aquí si no me hubieran operado».

    Como madre, puedo ponerme en la piel de esa mamá cuando el médico le dijo que la salida era sólo quitarle la mitad de su cerebro. En un acto de valentía y amor por tus hijos pones todo en las manos de Dios para hacer lo imposible para que tu hijo sobreviva. Así fue que hoy esta mujer puede vivir para contarlo. Hoy, es una mujer sana e independiente y su historia de vida sirve como aliento para muchas personas que ven quebrada su esperanza ante enfermedades graves. La fuerza de la vida mueve montañas.

 

 

Original.

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