Sexo y discapacidad: los dos tabués de los que nadie quiere hablar

San Valentin

«Y ahora, ¿qué va a pasar con mi sexualidad?». Martín Arregui tenía 24 años el día que se hizo esa pregunta por primera vez. Fue en 1995 cuando, mientras regresaba a su casa en auto, volcó y sufrió una lesión medular que lo dejó en silla de ruedas. Como muchas otras personas con discapacidad adquirida, pensó que ya no podría disfru-tar de su vida sexual como lo hacía antes. Actualmente, entiende que estaba equivocado y que su incertidumbre se debía principalmente a los mitos que circulan sobre la sexualidad de las personas con discapacidad.

La discapacidad y el sexo son, aún hoy y según los especialistas, dos grandes tabúes. Muchos prefieren negar su vinculación y, como consecuencia, surgen creencias que lejos están de la realidad: «no se sienten atraídos por otros», «nadie los desea» o «no pueden tener y criar hijos» son algunos de los prejuicios instalados.

Marianela Cicero, psicóloga y sexóloga clínica con orientación en sexualidad y diversidad funcional, asegura que estos pensamientos devienen de la tendencia a «infantilizar o endemoniar» la figura de las personas con discapacidad.

«Usualmente, a quienes tienen discapacidad motora los visten como niños, no les dan ni voz ni voto porque las decisiones las toman los médicos o la familia y no tienen ningún tipo de intimidad. Todo este conjunto hace que ni se considere su vida sexual», sostiene Cicero. Y continúa: «En el caso de las personas con discapacidad intelectual, también se los infantiliza porque se los describe como ‘angelitos’ muy cariñosos, pero sin deseos sexuales y además se los endemonia porque se considera que si desarrollan su sexualidad pueden volverse personas desenfrenadas o, incluso, riesgosas».

La especialista en Sexualidad y Diversidad Funcional considera que hay una tendencia a infantilizar o endemoniar la figura de las personas con discapacidad.

Otra de las razones por las cuales Cicero considera que se descuida la vida sexual de las personas con discapacidad es por la creencia de que no necesitan espacios de intimidad. «En su entorno los sobreprotegen y terminan apropiándose de la vida de la persona. Prefieren una política de puertas abiertas y ni se plantean el ámbito sexual», explica la sexóloga. Sin embargo, cree que, ante esta problemática, se debe «restituir el lugar de las personas con discapacidad para que tomen su voz». Para ello, incentiva a que se hable libremente de su sexualidad: «hay que acompañarlos como en cualquier otra etapa de su vida, con las necesidades y recursos que requieren. Pueden acercarse a un terapeuta de confianza o algún familiar que los acompañe en la búsqueda del placer sexual», recomienda.

El doctor Juan Carlos Kusnetzoff, la licenciada Marianela Cicero, Natali Falcone y Martín Arregui en el evento "Sexualidad y Discapacidad Motora" que se llevó a cabo en la UTN.
El doctor Juan Carlos Kusnetzoff, la licenciada Marianela Cicero, Natali Falcone y Martín Arregui en el evento «Sexualidad y Discapacidad Motora» que se llevó a cabo en la UTN. Crédito: Gentileza
Hay que acompañarlos (en la sexualidad) como en cualquier otra etapa de su vida, con las necesidades y recursos que requieren.

Lic. Marianela Cicero

Tiempo después de su accidente, Martín creó Alas Desarrollos, una empresa que fabrica productos para mejorar la autonomía de las personas con movilidad reducida. Recientemente, presentó su última invención: dos apoyos técnicos -una silla y un catre- que buscan ayudar a las personas con discapacidad a tener una vida sexual de mayor calidad y que les permite desenvolverse de manera más activa. Ambos dispositivos cuentan con elementos de higiene descartable o lavable y son de uso seguro. «Estos recursos me llevaron a posiciones, sentires y movimientos que no experimentaba hace 24 años. Todos los seres humanos tenemos derecho a una sexualidad plena», afirmó.

Todos los seres humanos tenemos derecho a una sexualidad plena.

Martín Arregui, director de ALAS.

Los objetos desarrollados por Alas fueron presentados en el marco de la charla «Sexualidad y Discapacidad Motora», que se llevó a cabo en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y contó con la presencia del doctor Juan Carlos Kusnetzoff, la licenciada Marianela Cicero, Martín Arregui y Natali Falcone, una mujer con discapacidad motriz.

Hay dos tipos de sillas: una que realiza movimientos en vaivén y otra que se mueve hacia arriba y hacia abajo.
Hay dos tipos de sillas: una que realiza movimientos en vaivén y otra que se mueve hacia arriba y hacia abajo. Crédito: Gentileza

Cicero piensa que hoy la sociedad está en condiciones de superar estos dos grandes tabúes que son el sexo y la discapacidad. Si bien reconoce que sigue habiendo discriminación y obstáculos sociales para las personas con discapacidad, percibe una mayor aceptación a la «diversidad del mundo humano». «Hay más apertura, montones de recursos y apoyos que pueden enriquecer sus experiencias sexuales. No podemos seguir viviendo en una fantasía y negar sus deseos», concluye la especialista en Sexualidad y Diversidad Funcional .

 

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