Identifican un supresor de memoria que puede desempeñar un papel en el autismo

Autismo

Científicos del campus de Florida del Instituto de Investigación Scripps(TSRI, por sus siglas en inglés), Estados Unidos, en colaboración con investigadores de la Universidad de California, Irvine, también en Estados Unidos, muestran que un microRNA específico tiene fuertes vínculos con una serie de trastornos neuropsiquiátricos, incluyendo el trastorno del espectro autista.

El microARN, conocido miR-980, sirve como supresor de la memoria en múltiples regiones del cerebro de la mosca de la fruta ‘Drosophila’, ampliamente empleadada en los estudios de la memoria humana.

Descubiertos en la década de 1990, los microARN son moléculas cortas que trabajan en prácticamente todas las células y cada uno funciona como un «regulador de intensidad» de la expresión de uno o más genes, regulando una amplia variedad de procesos celulares, incluyendo el aprendizaje y la memoria. «Queríamos saber qué ocurre con el comportamiento cuando cambiamos los niveles de estos microRNAs –explica Ron Davis, presidente del Departamento de Neurociencia de TSRI–. Cuando redujimos el nivel de miR-980, las moscas tenían mejor memoria, algo que es algo nuevo y sorprendente».

Davis, cuyo trabajo se detalla en un artículo publicado este jueves en ‘Cell’, señala que este microARN específico regula la excitabilidad neuronal –la capacidad del nervio para activarse– y su inhibición aumentó tanto la adquisición de memoria y la estabilidad. Los investigadores se propusieron buscar los genes que regula miR-980, identificando 95 objetivos específicos que podrían ajustarse y detectando que mi-R980 se dirige e inhibe un gen conocido como A2bp1. Previamente, se ha demostrado que este gen está implicado en la susceptibilidad al autismo, además de funcionar para promover la memoria.

«Se ha demostrado que A2bp1 se asocia con el trastorno del espectro autista en los seres humanos», afirma el investigador asociado Germain Busto, co-primer autor del estudio junto a Tugba Guven-Ozkan. «Descubrimos que cuando se sobreexpresa A2bp1, mejora la memoria y que miR-980 también afecta a la memoria cuando se modula de forma artificial. Esto ofrece un poderoso modelo que describe la red de genes potencialmente subyacente al trastorno del espectro autista», añade.

«La vinculación de este microARN a un gen relacionado con la enfermedad puede ayudarnos a destapar incluso más disfunciones del sistema nervioso», agregó Guven-Ozkan. Davis especula con que las diferentes redes neuronales que se forman debido a distintos niveles de A2bp1 puede dar cuenta de la gama de capacidades intelectuales observada en el trastorno del espectro autista en el modelo de la mosca. «Pero el hecho de que A2bp1 juegue un papel importante en el autismo y la epilepsia en las personas conlleva a una verdadera conexión humana con el estudio –subraya Davis–. Es muy emocionante».

 

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