Fomento de la lectura en edades tempranas



Actividades para fomentar la lectura dependiendo de las edades:

El niño comienza a caminar

– Ilustración-entorno. Relaciona los dibujos del libro con el entorno del niño. Compararle al niño los colores, objetos y situaciones de los personajes del libro con los juguetes, ropa o aspectos de éste. Por ejemplo: “Mira, el bebe está en su silla de comer, igual que tu”

Dos a seis años

– Sus propias historias. Escuchar con atención las historias que inventa el niño.

– Del libro a la realidad. Comparar las situaciones del libro con la realidad que vive la familia y el niño.

– El momento mágico. Al acostarse, se puede repasar con el niño las actividades realizadas y buscar el “momento mágico” del día: aquella actividad que el niño disfruto más y que lo hizo sentir mejor. Ayudará a fortalecer los procesos de construcción de la memoria autobiográfica.

– Leer dibujos. Haga que el niño lea las imágenes de un libro ilustrado. Pregúntele “¿Qué está pasando aquí?” y se sorprenderá con lo que puede responder.

– Fichas. Elabora fichas con dibujos de lugares, animales, climas, acciones. Ubique las fichas en un orden e invite al niño que las lea, luego pídale que él las ordene para que usted lea.

– Libros troquelados. Facilitan la interacción.

– Libros informativos. Libros de “por qués”, libros científicos para niños.

De seis a nueve años

– Lectura en voz alta. Continua al igual que cuando era bebe.

– Cada niño a su ritmo. Respetar el tiempo y ritmo de lectura cada niño

– Escriban cartas. Escriba junto con el niño cartas a un personaje particular o al mismo autor del libro.

– Diferentes finales. Cambien los finales de los libros a su antojo.

– Viajes fantásticos. Pídale al niño que cierre los ojos y narre una historia sobre viajes a lugares especiales como bosques, playas, castillos etc. Ideal para que duerman y desarrollen su imaginación.

De diez a doce años

– Lectura en voz alta. Continua al igual que cuando era bebe.

– Gusto propio. A esta edad las lecturas del niño estarán determinadas por sus propios intereses. Es muy importante presentar una variedad de libros para que ellos puedan escoger lo que más les plazca leer y no lo hagan por obligación.




Conclusiones

Consideramos que el aprendizaje de la lectura es un proceso largo, no exento de dificultades tanto para los alumnos con discapacidad intelectual como para los demás, por lo que no debe plantearse un único medio de llegar a ella. Es más, el alumno se beneficiaría del uso combinado de distintas estrategias; de ahí que sea necesario romper la idea de que existe un camino exclusivo para aprender a leer, puesto que un alumno dominará la lectura porque se le enseñe la correspondencia entre el sonido y la grafía, o porque se parta de una frase simple que se aborda globalmente, o porque participe en experiencias educativas destinadas a acrecentar su competencia metalingüística. Puede aprender, y de hecho lo hace, en la medida en que es capaz de utilizar, integradamente, diversas estrategias. Teniendo en cuenta lo expuesto, y aplicándolo tanto a alumnos con discapacidad intelectual como a los normales, nos parece adecuada la expresión «se hace camino al andar» aplicada al aprendizaje de la lectura, en el sentido de que aprender a leer se hace leyendo, pero respetando siempre la situación del alumno en los procesos y etapas de su desarrollo lectoescritura.

 

 

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