EU libera a niña mexicana con parálisis cerebral

Rosa Maria

La niña mexicana con parálisis cerebral Rosa María Hernández, detenida por la Patrulla Fronteriza, fue liberada y entregada ayer a su padre César Hernández, quien se mueve por Estados Unidos con una visa humanitaria, por lo que no pueden detenerlo las autoridades de Aduanas e Inmigración(ICE).

La liberación obedece a la presión de las distintas agrupaciones pro derechos humanos como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y las gestiones realizadas por los representantes demócratas Henry Cuellar y Joaquín Castro, así como por el abogado especialista eninmigración Alex Gálvez, quien dijo a EL UNIVERSAL que “es un logro extraordinario que marca un importante antecedente para posibles situaciones similares en contra de nuestra comunidad hispana. Esperábamos la liberación, sin duda, de Rosa María, pero afortunadamente para todos se dio muchísimo antes de lo esperado”.

Gálvez explicó que “todo fue posible por trámites que iniciamos para que sus padres quedaran como ‘guardianes’ de la pequeña, una figura legal que existe en la ley y que se aplica a determinada gente detenida, pero en especial a personas con capacidades diferentes como es el caso de Rosa María”.

La pequeña de 10 años quedó bajo custodia de los agentes de la Patrulla Fronteriza el pasado 24 de octubre, cuando acompañada de una prima que tiene la ciudadanía de EU —la madre es indocumentada— se dirigía al hospital Driscoll de Corpus Christi, Texas, para ser operada por piedras en la vesícula.

Tras la cirugía, las autoridades la trasladaron a un centro de detención para migrantes, tras comprobar que era indocumentada y argumentando que había atravesado un puesto de control en el sur de Texas sin sus padres, que la trajeron a EU desde México en 2007, cuando ella tenía tres meses de nacida.

El abogado opinó que “toda esta situación ha estado repleta de errores, excesos y una evidente falta de sentido humano; yo lo entiendo como un mecanismo más del sistema de esta administración [de Donald Trump] para enviar un mensaje de miedo y temor a todos los inmigrantes”.

La felicidad y el amor se reflejaban ayer en el rostro de César, el papá de Rosa María, y de la pequeña, quien pese al asombro y a no entender lo que estaba sucediendo, abrazó a su padre emocionada. “No hay palabras para describir este momento tan único”, alcanzó a decir César Hernández, antes de subirse con su hija y otras personas a una camioneta para emprender camino rumbo a Laredo, donde los esperaba Felipa Delacruz, mamá de Rosa María.

Felipa lloraba de felicidad desde antes de que llegara su hija. “Gracias, gracias, gracias Dios mío”, describen algunos allegados que repetía la mexicana. Hoy, los padres de Rosa María, acompañados del abogado Gálvez, de Cuellar y Castro darán una conferencia de prensa.

Apenas 24 horas antes de la liberación de la menor, Felipa declaraba a EL UNIVERSAL: “Por favor, ayúdenme, hagan algo; es una niña con parálisis cerebral, está sola y tengo mucho miedo de que se me vaya a enfermar, ella no está acostumbrada a estar sola y menos estar detenida”.

Felipa rechazó que su hija haya cruzado sola la frontera. “Tiene más de 10 años viviendo en EU”, subrayó, para luego denunciar que durante su convalecencia en el hospital, los oficiales “estuvieron siempre afuera de su habitación vigilándola como si fuera una delincuente y ni siquiera le dieron su privacidad porque tenían la puerta [del cuarto] abierta”.

Sobre el por qué no la acompañó al hospital, explicó que fue por su condición de indocumentada, y se quejó de que “los agentes le dijeron a mi sobrina que iban a deportar a mi niña. ¿Se imaginan? Le dijeron que la iban a poner en el puente a que caminara sola y cruzara a Nuevo Laredo sola; ¡por Dios! ¿Quién hace algo así? Es una niña, tiene parálisis cerebral, está recién operada y nunca ha estado sola; no conoce México, ni Nuevo Laredo, si hacen eso se me va a morir mi niña”, reclamaba en su momento desconsolada.

Desde que se supo de la detención, medios nacionales e internacionales le dieron seguimiento y varias organizaciones defensoras de los derechos humanos intervinieron, como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que interpuso el pasado martes 31 de octubre una demanda contra el gobierno, al que acusó de violar la ley federal sobre menores sin acompañante, y de poner en riesgo la salud de Rosa María.

Felipa Delacruz, casada desde 2003 con César Hernández y con quien cruzó la frontera de Estados Unidos, cuatro años más tarde, dijo a este diario que en algún momento contactó al Consulado General de México en Laredo, Texas, sin mucha suerte. “No me han ayudado, la persona con la que hablé me recomendó que mejor firmara la deportación voluntaria de mi hija para que pudieran atenderla lo más pronto posible en Nuevo Laredo”, dijo triste y frustrada. “Claro que no voy a hacer eso, hay mucha gente que me está apoyando y me está orientando con la ley de este país para poder hacer valer los derechos de mi hija”, derechos que ayer fueron rescatados.

Aunque Rosa María está ya con su familia, aún podría ser deportada, pues el caso no ha terminado y la Patrulla Fronteriza emitió una notificación para que la niña se presente a una corte migratoria, señaló el abogado de la ACLU, Michael Tan.

Por lo pronto, en la familia de Rosa María todo es alegría. “Espero con todas mis ansias que pueda volver a abrazar a mi hija muy pronto… sólo imaginar por lo que está pasando me está matando, pero saco fuerzas de pensar en ella y saber que me necesita fuerte”, había dicho Felipa a este diario. Ayer, finalmente, su deseo se cumplió.

 

 

 

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