Este tratamiento ayuda a manejar la epilepsia y la depresión, ¿de qué se trata?

La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica no transmisible que afecta a unos 50 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se caracteriza porque el paciente presenta convulsiones recurrentes, que son episodios breves de movimiento involuntario que pueden involucrar una parte o el cuerpo entero y en ocasiones se acompañan de pérdida de conciencia y del control de la función intestinal o vesical.

“Las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas en un grupo de células que pueden producirse en diferentes partes del cerebro. Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta prolongadas y graves. Su frecuencia también varía desde menos de una al año hasta varias al día”, precisa la OMS.

Sin embargo, es importante tener claro que una convulsión no significa epilepsia, pues de acuerdo con este organismo de la salud, hasta el 10 % de las personas de todo el mundo tiene una convulsión a lo largo de la vida y por ello, la epilepsia se define por dos o más no provocadas.

Convulsiones
Una convulsión corresponde a cambios físicos o cambios en el comportamiento que ocurren durante un episodio de actividad eléctrica anormal en el cerebro. – Foto: Getty Images/iStockphoto

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), indican que en ocasiones es difícil saber si una persona está teniendo una convulsión, porque quien la padece puede parecer confundido o verse como que tiene la vista fija en algo inexistente. En otros casos es posible que la persona se caiga, tiemble y no se dé cuenta de lo que sucede a su alrededor.

Las convulsiones pueden ser generalizadas y en este caso afectan a ambos lados del cerebro o focales que inciden en solo un área del mismo. Estas convulsiones también se conocen como convulsiones parciales. Una persona con epilepsia puede tener más de un tipo de convulsiones, dicen los expertos.

Estimulación del nervio vago

Uno de los tratamientos para hacerle frente a esta enfermedad es la electroestimulación del nervio vago, el cual implica utilizar un dispositivo para estimularlo con impulsos eléctricos. Este nervio conecta el tronco cerebral con casi todos los órganos del cuerpo, como el corazón, los pulmones, el estómago, los intestinos, el páncreas, el hígado, los riñones, el bazo y la vesícula.

Se mueve a través de casi todos los órganos esenciales y se divide en dos. Uno que se extiende por el lado derecho y otro por el izquierdo del cuerpo.

Según el instituto de investigación Mayo Clinic, este tratamiento se realiza porque aproximadamente un tercio de las personas con epilepsia no responden totalmente a los medicamentos anticonvulsivos. La estimulación del nervio vago puede ser una opción para reducir la frecuencia de las convulsiones en quienes no han logrado controlar la afección con medicamentos.

Es una técnica que también puede ser útil para las personas que no respondieron a los tratamientos intensivos para la depresión, como medicamentos antidepresivos, asesoramiento psicológico (psicoterapia) y terapia electroconvulsiva.

Epilepsia
La epilepsia es una enfermedad que afecta a 50 millones de personas en el mundo, según la OMS. – Foto: Getty Images

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la estimulación del nervio vago para las personas que tienen cuatro años de edad o más, padecen epilepsia focal (parcial) y presentan convulsiones que no se pueden controlar bien con medicamentos.

Además, este organismo también le dio visto bueno a este tratamiento para adultos que padecen de depresión crónica y difícil de tratar, para aquellos pacientes que no mejoran después de probar con cuatro o más medicamentos, con terapia electroconvulsiva o con ambos y que continúan con los tratamientos estándares para la depresión, junto con la estimulación del nervio vago.

Además, los investigadores están estudiando esta alternativa como un posible tratamiento para diferentes trastornos, como los dolores de cabeza, la artritis reumatoidea, la enfermedad inflamatoria intestinal, el trastorno bipolar, la obesidad y la enfermedad de Alzheimer, de acuerdo con la información de Mayo Clinic.

Los estimuladores del nervio vago pueden ser implantables dentro del cuerpo, pero también no invasivos; es decir, que no requieren de un implante quirúrgico. Las dos alternativas han recibido aprobación por parte de agencias reguladoras de medicamentos.

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