El método de selección para aprender a leer y acabar 52 libros al año

Uno de los propósitos clásicos de cada principio de curso es prometerte que leerás más… Justo antes de derrumbarte en el sofá para coger el mando a distancia o de sumergirte en la pantalla del móvil que habías dejado de mirar hace ya diez minutos, que ya parecen una eternidad.

Leer, nos repiten desde el cole, es el modo más directo y placentero de realización personal… Y si fuera así deberíamos estar muy realizados, porque cada vez leemos más en todas las pantallas. Pero esa lectura funcional, superficial, fragmentada y espasmódica únicamente la consumimos y nos consume sin realizarnos. 

Libros antiguos en una estantería
Libros antiguos en una estantería Getty Images

De la lectura de verdad cada año se publican más libros de los que leemos menos. Así que la solución más pragmática para orientarnos en la intrincada selva de las novedades o en el universo siempre por redescubrir de los clásicos pasa por profesionalizar la selección de lecturas. No es dinero mal invertido pagar a otros para que lean por ti de todo para que tú puedas leer lo mejor.

Es el servicio que ofrecen las newsletters en boga a las que se abonan los angloparlantes más influyentes. Tyler Cowen, autor de una de las más seguidas, y reputado lector por encargo, asegura que en un solo día es capaz de dar cuenta de cinco libros. Y ha demostrado saber también resumirlos y recomendarlos… O no; pero con fundamento.

No es dinero mal invertido pagar a otros para que lean por ti de todo para que tú puedas leer lo mejor

Otro acreditado lector profesional muy solicitado y propietario de librerías, Ryan Holiday, también se declara miembro del esforzado club de quienes acaban los 52 libros al año: uno por semana. Es una cantidad envidiable que bien merecería convertirse en nuestra meta.

Y si en ella, como les advierto, no pueden incluirse álbumes de fotos ni manuales de instrucciones, convendrán conmigo en que excede los límites del común de los alfabetizados; porque, para empezar, los libros hay que pagarlos. Pero una vez comprados… ¿Cómo se consigue acabar un título por semana? ¿A qué hay que renunciar para lograrlo? Cada lectorcillo tiene su librillo, sí, pero ¿De dónde demonios saca tiempo el dichoso Cowen o dónde no lo mete para poder digerir cinco títulos en un día?

Persona leyendo un libro
Persona leyendo un libro Getty Images

La respuesta, o al menos una aproximación para acercarnos al club de los 52 libros al año empieza por seguir algunos rudimentos de lectura rápida desvelados por lectores por encargo y popularizados por Lucy Kellaway en el Financial Times:

  • La primera mala noticia es que los grandes selectores de títulos se levantan muy temprano. Cowen a las 6,30, y Richard McGregor, otro lector sherpa con miles de seguidores de sus 52 recomendaciones anuales, una hora antes.
  • No tenga piedad con un mal libro. Ciérrelo inmediatamente. Y no lo regale a ningún amigo; solamente recomiéndeselo a los enemigos. No desincentive la lectura en quienes quiere.
  • Acostúmbrese a leer en cualquier sitio y a cualquier hora. Todos pueden ser la mejor biblioteca si educa su concentración. Los lectores profesionales aprenden a leer incluso paseando al perro.
  • La no ficción es más importante comprenderla en esencia que línea a línea. La mayoría de sus contenidos pueden ser sintetizados por un hábil lector previo. O por usted mismo cuando aprenda a moverse entre el índice, la introducción, la conclusión y unas pocas líneas de cada capítulo. Lo demás no es imprescindible. La ficción, en cambio, exige una lectura lineal, pero, por eso mismo, sabrá detectar la mala en muy pocas líneas. Regálesela a su cuñado.
Mujer leyendo en un parque
Mujer leyendo en un parque Chris J Ratcliffe
  • Lea varios libros a la vez. Y de materias, épocas y geografías, diversas… Pero sin simultanear monumentos literarios. Nada de Proust y Joyce al mismo tiempo.
  • Lea también sobre cuanto ignora y no solo sobre su especialidad. Trascienda sus rutinas temáticas y descubrirá el placer de la diversidad.
  • Cuando lea, desconecte. Así empezará el de la lectura con el placer asegurado y previo de la tranquilidad. Pruebe a irse a leer a una cafetería, la playa, un paraje natural… Sin móvil. O por lo menos póngalo en modo avión desde la primera página. Tal vez alcance los 52 títulos al año y hasta le quede tiempo para alguno de Netflix.

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