Depresión, ansiedad y violencia contra las mujeres: lo que ha dejado la pandemia en los hogares sinaloenses

Azucena es madre, docente y ama de casa. Sus actividades, tanto laborales como naturales de mantener en orden un hogar, fueron modificadas por la pandemia de coronavirus al migrar a un modelo de trabajo a distancia.

Desde su casa atiende las necesidades de su hijo en edad preescolar, Elías; además de impartir clases en dos niveles educativos y mantener un tercer trabajo como community manager.

“Estoy dando una clase, me levanto y lavo los platos en mis 10 o 15 minutos que tengo libres…le doy comida a mi niño, en otro cachito doblo la ropa”, relató.

“Los fines de semana los utilizo para hacer las planeaciones de la semana”.

La pandemia no solo tocó al País en materia de salud, también acarreó complicaciones en la cotidianeidad de las mujeres. La doble carga es un término utilizado para referirse a la duplicación de trabajo que sufrió el sector femenino al cumplir con el confinamiento, ahora deben repartir su tiempo entre el trabajo del hogar y el remunerado.

“Para las mujeres sí fue difícil. Al principio era más complejo, la nueva forma de trabajo. Sí me estresé, todos teníamos miedo, pero no hubo tiempo para eso”, recordó Azucena.

“Así como está tengo que hacerlo, nadie me va a venir a suplir media hora para descansar, eso ya lo asimilé”, lamentó. Alexis Patricia Ojeda Cuén, psicoterapeuta del Centro de Salud Emocional del Sistema DIF Sinaloa.

La pandemia de Covid-19 es un proceso que ha llegado a ser un tema solitario, explicó Alexis Patricia Ojeda Cuén sicoterapeuta del Centro de Salud Emocional del Sistema DIF Sinaloa.

“Solitario en que las mamás empiezan a sentir que están solas con sus hijos, no tienen mucha ayuda. Empiezan a convertirse precisamente en maestras, doctoras, sicólogas, y todólogas además de todo lo que tienen que hacer en casa”, explicó la sicoterapeuta.

“Se sienten aparte de aisladas, se sienten solas e incomprendidas”, añadió.

Ahí se desatan todas las crisis que pueden padecer las mujeres: ansiedad, depresión, pánico, e incluso de culpabilidad por no poder cumplir con con las expectativas puestas en las tareas que quiere cumplir una mujer y madre de familia, tanto las que trabajan en modalidad remota como aquellas que ya tuvieron que regresar presencialmente a sus centros laborales.

“Nos sentimos malas mamás porque a lo mejor no tenemos la paciencia para poderles enseñar lo que una maestra sí puede, no tenemos la paciencia para estar al pendiente todo el día de todas las necesidades cuando quizá no estábamos acostumbradas y que sí lo queremos hacer, claro que tenemos todas las ganas de hacerlo pero no podemos”, comentó Ojeda Cuén.

“Genera un sentimiento de que no es suficiente. No es suficiente que me levante a las 5 de la mañana y haga todo, no es suficiente porque de todos modos no terminamos las tareas, de todos modos no termino de limpiar la casa, ahorita todas las casas parece que la loza se autogenera. Pareciera que no somos suficientes y eso genera no nada más culpa, otras muchas emociones”, añadió Paola Rodríguez Coronel, sicoterapeuta infanto-juvenil también del CRECE del Sistema DIF Sinaloa.

Algunos síntomas que puede generar esta situación es insomnio, o tener la necesidad de dormir mucho, dolores de cabeza, aceleración en el pecho, no poder respirar, a veces la extremidades se entumen, hay hormigueos; éstos varían en cada persona ya que todas están acostumbradas a manejar distintas cantidades de estrés y cada quien tiene una resistencia distinta, pero el síntoma alerta en el que se debe poner atención es cuando estas situaciones comienzan a afectar la calidad de vida de la mujer, entonces es momento de buscar ayuda profesional.

“Ya esto de no dormir me está provocando que ande de mal humor todo el día y eso afecta mis actividades laborales, ya un síntoma está teniendo afectaciones en lo que yo hacía día a día y ahí es donde necesitamos pedir ayuda”, detalló Rodríguez Coronel.

El tratamiento que reciba cada mujer dependerá de cada caso particular y qué tanto dejó que avanzaran los síntomas, ya que algunas acuden apenas aparece la primera incomodad y otras que llegan cuando ya muy avanzados los trastornos; ahí también se determinará si requieren apoyo de otro tratamiento.

AUTOCUIDADO

Antes de llegar a un punto de quiebre algo que ayuda a las mujeres afectadas por esta situación es expresar lo que sienten, recomendó la sicoterapeuta Ojeda Cuén. Muchas mujeres, detalló, asumen que tienen que ser fuertes y se rehúsan a que sus hijos las vean llorar para no preocuparlos.

“¿Por qué no les das la oportunidad de verte como el ser humano que eres, que les des la oportunidad de escucharte, expresarte y sacar lo que estás sintiendo?”, comentó.

“Les das la oportunidad, por ejemplo, a tus hijos de que ellos también sean seres expresivos, de que te tengan la confianza de que ellos te pueden decir qué están sintiendo, de que ellos también pueden llorar y tenerte toda la confianza de expresar”, añadió.

A raíz de la pandemia tuvieron que cortarse muchas actividades en el exterior, como acudir a un gimnasio, centros comerciales, cines, y otras actividades recreativas, sin embargo, las sicoterapeutas recomendaron buscar alternativas para poder llevarlas a cabo para no permitir que los síntomas avancen. También el buscar redes de apoyo con amigos o realizar algún pasatiempo.

“La palabra clave es el autocuidado, en toda la extensión de la palabra. Autocuidado físico, autocuidado emocional, autocuidado mental”, comentó Rodríguez Coronel.

En el caso del acompañamiento a alguna mujer afectada por depresión o ansiedad la sugerencia es estar pendiente de ella, escucharla, darle la oportunidad de que se sienta en confianza para expresarse, utilizar redes sociales o videollamadas para hacerlo posible y que el distanciamiento social no sea sinónimo de distanciamiento emocional de los seres queridos, detalló Ojeda Cuén.

Para poder contribuir a las tareas se le debe preguntar qué necesitan o en qué pueden ayudarles, añadió la especialista.

“Porque muchas veces nosotros creemos que le estamos resolviendo un problema pero a lo mejor ella está tan enfocada en otra cosa que no le estamos resolviendo absolutamente nada”, dijo.

“Muchas veces el mismo acompañamiento le ayuda como a que esas emociones ya no sigan saliéndose de control, por eso, el que sepa que estamos dispuestos, el que sepa que estamos ahí como una red de apoyo”, complementó.

Aunque no se esté involucrado directamente con la mujer, hay acciones sociales que contribuyen a revolver este problema, opinó Ojeda Cuén.

A nivel social, explicó, se exige que la mujer sea perfecta o las mujeres quieren ser perfectas, ser ‘todólogas’ porque es el papel que se les asigna desde un principio.

“Tú eres mujer y tienes que hacer todo lo que se tiene que hacer en casa y además tienes que ser maestra de tus hijos, sicóloga de tus hijos, doctora de tus hijos, y lo tienes que hacer perfecto y además viéndote súper bien, y además siendo la mejor esposa, y además siendo la mejor en todo”, ejemplificó.

“El no querer que la mujer sea perfecta y no ser tan duros, y nosotras mismas como mujeres no querer ser perfectas porque la verdad nos vamos a equivocar y nos va a doler mucho equivocarnos y que la otra gente se dé cuenta, eso yo creo que socialmente no ser tan duros unas a otras, y unos a otros”, expresó.

En el caso de los hogares, la situación de rebase a las mujeres es de pertinencia de todos, ella puede pedir ayuda para resolverlo o bien los involucrados deben ofrecerla, comentó Rodríguez Coronel.

“Es de los dos lados tanto yo como mujer ‘oigan, ayúdenme, me estoy ahogando en pendientes’ como el equipo decir, ‘oigan, en qué te puedo ahorrar trabajo, en qué te puedo yo acelerar trabajo, entre todos podemos hacer la cena, no siempre tenemos que cenar tan elaborado’, todos podemos desde nuestras capacidades, habilidades y herramientas poner un granito de arena”, dijo.

LA VIOLENCIA POTENCIAL EXPUESTA POR LA PANDEMIA

Las agresiones verbales que sufría Luz María por parte de su padre se remontan a años antes de que el confinamiento las agravara y las convirtiera en físicas.

La joven estudiante universitaria se mantenía en casa de la familia de su papá, hasta que una discusión que culminó en jaloneos la obligó a mudarse con un grupo de amigas.

“Me humillaba porque tomaba terapia, y buscaba limitarme… decidir por mí. Nunca me llevé bien con él”, admitió Luz María.

“Me fui un día que estábamos peleando, diciéndonos cosas, me jaló por el brazo, me encajó las uñas… sí me salió sangre”.

La imposibilidad de esparcimiento en lugares externos y las clases a distancia, entorpecieron el avance que Luz María tenía con respecto a su tratamiento psicológico.

“Yo sufro depresión, a veces, pues, me gustaba estar a parte de todos, pero a él (su padre) le molestaba”, lamentó.

“Estaba en tratamiento, con mi psicóloga, cuando empezó la pandemia. Dejé de ir y las sesiones eran por teléfono, pero en mi casa me daba vergüenza que me escucharan hablar y dejé de tomar terapia”.

Otro escenario que destapó la pandemia de coronavirus fue la violencia que sufren las mujeres en sus hogares.

La emergencia sanitaria potencializó las agresiones verbales, abusos emocionales y violencia física que sufren, sin embargo, no es una situación que haya nacido con la pandemia, sino que esto ocurrió en familias que ya presentaban síntomas anteriormente al confinamiento obligado en los hogares, explicó la sicoterapeuta Rodríguez Coronel.

“Usualmente son familias que ya tenían algunas situaciones y con la presión que puso la incertidumbre de la pandemia, los ambientes se estresan, entonces los síntomas se agravan. No es en todas las familias, hay familias que han aprovechado esta pandemia para mejorar su relaciones”, dijo.

“La verdad es que la gran mayoría la presión en el ambiente sacó los problemas que ya había, entonces sí hay mucho tema del hartazgo, por ejemplo. Simplemente estar en casa te lleva a situaciones de agresividad, hay mucho problema conductual con los niños porque también los niños están hartos de estar en casa”, expuso.

En el caso de las relaciones también pasa, ya que uno de los problemas principales que está llevando a las mujeres a tomar terapia sicológica son los conflictos matrimoniales, los divorcios, y los problemas que estos desatan.

“Ahora con estar todo el día juntos puede haber mucha violencia en donde ya la había pero ahora incrementó”, enfatizó Ojeda Cuén.

LAS MUJERES SON LAS MÁS AFECTADAS SICOLÓGICAMENTE EN LA PANDEMIA

Las mujeres son más propensas a todo lo que tiene que ver con problemas de ansiedad, informó la sicoterapeuta Paola Rodríguez Coronel, ya que es el doble de afectación en trastornos de ansiedad y depresión en comparación a los hombres.

“La pandemia vino a sacar situaciones que ya estaban. La cuestión de la salud mental siempre ha sido, por ejemplo en México la primera causa de discapacidad en mujeres es por depresión, pero la novena en hombres, y esto ya pasaba desde antes de la pandemia”, expuso.

“Ahora la pandemia viene agrava todo y claro que es la mujer la que está necesitando apoyo porque también las tareas del hogar se vieron multiplicadas”, añadió.

En abril del 2020 el Sistema DIF Sinaloa puso a disposición de la ciudadanía una línea telefónica de atención sicológica gratuita en el que hasta la fecha han atendido alrededor de mil 900 pacientes con cerca de 10 mil sesiones en total.

Actualmente la mayor parte de las sesiones de terapia tanto en el call center como en el CRECE son a mujeres.

Para poder acceder a atención sicológica en el call center, las afectadas pueden comunicarse al 6677 13 00 63 desde todo el estado, a cualquier hora del día y durante toda la semana, ya que es vía telefónica.

En el caso del CRECE en Culiacán el proceso es distinto, las interesadas pueden llamar al 66 76 88 69 88 donde deberán otorgar los datos que les sean solicitados y ahí mismo les informarán el procedimiento para poder acceder al servicio presencial.

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