Dangelo: Un angelito con ángel

Esto empezó cinco años atrás cuando nos enteramos del embarazo de mi esposa; se atendió en un médico particular y nunca se detectó algo anormal. De hecho, cuando nació mi hijo tuvo calificación 6.8 en el tamiz, lo que significa que estaba en buenos términos, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no era como mi niña Sharon en sus tiempos de avance como caminar o hablar, puesto que mi hijo no se levantaba ni intentaba caminar. No le dimos mucha importancia por los comentarios que a veces nos decían y nos dejábamos llevar: “los niños tardan más en caminar”, “los niños son más flojos”, etcétera. El niño nació un 17 de noviembre de 2007.

Así pasó el tiempo, hasta cuando cumplió un año por las fechas de noviembre. Una semana después de su cumpleaños se enfermó de bronconeumonía; fue internado en el Hospital Las Américas en el cual nos dijeron que el niño, por los síntomas, tenía las defensas bajas —estas características son del síndrome de Down— lo cual nos sorprendió mucho. Inmediatamente que salió nos recomendaron ir al Hospital del Niño; se le hicieron pruebas de genética y se comprobó el diagnóstico. Fue un golpe duro al principio: tristeza y confusión por no saber qué se realizaba en esos casos.

 

Afortunadamente siempre hay una persona madura que te hace abrir los ojos, que te da una palmada en la espalda y te dice que no pasa nada, que el niño al igual que los demás es un angelito nada más, pero que necesita un poco de más ayuda para volar con sus alitas. Fue entonces cuando nos sentamos a platicar mi esposa y yo, en vez de ponernos tristes decidimos ver qué necesitaba para que se valiera por sí mismo. Entonces empezó a ir a una escuela de estimulación temprana en la cual tuvo una maestra que le agradezco al destino y la vida que le haya tocado, puesto que empezó a avanzar en su motricidad. Posteriormente, tuvimos que cambiarnos de lugar de residencia y le perdimos la pista pero la volvimos a encontrar en San Cristóbal, en una escuela que se llama Aprendiendo a Sonreír. Su nombre es Alejandra.

 

Como tenía que ser, el niño creció y necesitó otro tipo de estimulación. Entonces, por obra del destino, empezaron las convocatorias para preescolar. Con mucho miedo, no sabíamos si meterlo, de hecho, creí que la etapa dura ya había pasado pero no, no era ni siquiera el principio.

 

Mi esposa no quería meterlo porque lo veía muy pequeño, más el año de retraso que le diagnosticaron ya se imaginarán, pero aun así yo le dije que lo intentáramos, ya veríamos qué hacer conforme fuera avanzando, ya que no lo podíamos dejar sin estimulación y sin escuela.

 

Por fin llegó el primer día de clases, yo estaba en mi cuarto turno y estaba en la noche, así que fui a su primer día de clase cuando lloró. Me recordó un comercial que pasa en la tele porque quería llorar junto con él y, eso que por el trabajo convivo menos tiempo con mi hijo. En el segundo día, como todavía no caminaba bien, me tocó ver cómo un niño que pasó corriendo sin querer y sin maldad, lo tiró; ese fue un sentimiento muy feo. Entonces, mi esposa estaba conmigo y su decisión fue sacarlo y esperar otro año pero la directora de la escuela, otra persona puesta en el camino de mi hijo, le dijo a mi esposa que lo dejara, que le diera la oportunidad de dejarlo, que contaban con otra institución que se llama Iusaer que es justamente para niños como Dangelo y, para los que no lo saben, ya hay escuelas con este sistema para que no tengan miedo de meter a sus hijos a las escuelas de gobierno. En esta institución, Dangelo se encontró otros dos ángeles en su camino: la maestra Anita y Maité, con las que actualmente el niño cursa tercero de preescolar y se siente muy contento y sus compañeros los adoran; es conocido como el niño de pelo dorado.

 

¿Por qué menciono ángeles, destino y suerte? porque así como mi hijo tiene sus propios retos: demostrar día a día lo que es capaz de hacer, nosotros nos hemos encontrado con personas sin conocimiento de los sentimientos de nuestros hijos y de nosotros (gente ignorante, sin sentimientos) las cuales dañan a nuestros hijos y a nosotros como padres. Gente que por desconocer del autismo, de los síndromes u otras discapacidades, hacen miradas que dañan, comentarios que duelen, pero dicen que hay muchos ángeles y falta mencionar uno, que es el actual, por el cual me estoy permitiendo contarles esto, con este espacio y por medio de compartir nuestras experiencias no se va a acabar la ignorancia total de la gente, pero lo que sí podemos es crear conciencia, hacerles ver que las personas con discapacidad son gente como cualquier otra y que si no conocen, no juzguen. Pero lo más importante de este ángel y de esto que se está realizando, es que nos da la tranquilidad de que no estamos solos y que podemos ayudarnos entre nosotros, que podemos darles armas a nuestros bebés (porque siempre van hacer nuestros bebés) para salir adelante.

 

Soy Salvador Escamilla, un padre muy orgulloso de su hijo que está para servirles con mucho gusto. Espero leer más historias y lo más importante que espero es que podamos ayudarnos.

(Visited 2 times, 1 visits today)

Etiquetas