Comprendiendo la dislexia

Leer puede parecer sencillo y automático para aquellas personas que dominan la lectura sin presentar ninguna dificultad. Aún así, la lectura es una tarea compleja y que exige un gran esfuerzo al cerebro, de modo de no nos debería sorprender que haya tantos niños que tienen problemas con la lectura.

De hecho, entre el 15% y el 20% de los estadounidenses tiene un trastorno específico de la lectura denominado dislexia, que es la principal causa de los problemas de lectura en la escuela. El hecho de padecer este trastorno del aprendizaje puede generar frustración y falta de confianza en uno mismo, especialmente si se deja sin diagnosticar durante mucho tiempo.

Las buenas noticias son que la dislexia se puede detectar pronto y que a un niño con dislexia se le puede enseñar a convertirse en un buen lector.

Lectura y dislexia

La mayoría de los niños inician el aprendizaje de la lectura al darse cuenta de que las palabras están formadas por sonidos del habla (lo que recibe el nombre de «conciencia fonológica») y luego al relacionar esos sonidos con las letras del abecedario (correspondencia entre fonemas y grafemas). Luego, aprenden a combinar esos sonidos (y esas letras) para formar palabras y, a la larga, acaban reconociendo de forma instantánea aquellas palabras que han visto en muchas ocasiones.

Leer es un poco como montar en bicicleta: requiere hacer muchas cosas a la vez y de forma coordinada, es decir, cada cosa en su momento preciso. Con la práctica, un lector típico aprende progresivamente a leer las palabras de forma automática, de modo que puede centrar su energía mental en entender y recordar lo que acaba de leer.

Los niños con dislexia, sin embargo, presentan problemas tanto de conciencia fonológica como para establecer correspondencias entre fonemas y grafemas. Las investigaciones indican que la dislexia ocurre debido a sutiles problemas en el procesamiento de la información, especialmente en las zonas del cerebro relacionadas con el lenguaje. Por este motivo, la lectura no se acaba convirtiendo en un proceso automático sino que sigue siendo una tarea lenta y que requiere esfuerzo. Cuando el niño encuentra dificultades en los pasos iniciales del aprendizaje de la lectura, está abocado a tener problemas de comprensión y lo más probable es que a esto le siga la frustración.

Es habitual asumir que la dislexia implica invertir el orden de las letras dentro de las palabra, por ejemplo leer «are» en vez de «era». Este tipo de problema puede formar parte de la dislexia, pero las inversiones son muy habituales hasta el primer o segundo curso de primaria en todos los niños, no solo en los que tienen dislexia. Los principales problemas de los niños con dislexia son los que afectan a la conciencia fonológica, a la correspondencia fonema-grafema y al reconocimiento rápido de las palabras.

 

Diagnóstico de la dislexia

La dislexia se suele diagnosticar durante la enseñanza primaria. En algunos casos, no se pone claramente de manifiesto hasta que el niño es mayor y se espera que lea y entienda materiales más extensos y complejos. El hecho de que un adolescente brillante tenga constantes problemas con este tipo de materiales, así como problemas de ortografía y en el aprendizaje de un idioma extranjero pueden ser signos de que padece dislexia.

El retraso en la detección de la dislexia puede provocar problemas de lectura más importantes así como una caida de la autoestima. Por este motivo, es de suma importancia reconocer los síntomas lo antes posible durante la enseñanza primaria e iniciar clases de lectura especializadas de inmediato.

En los niños de parvulario y de primaria, algunos de los signos de la dislexia son las dificultades en las siguientes tareas:

  • aprender a hablar
  • pronunciar bien palabras largas
  • hacer rimas
  • aprenderse la secuencia del alfabeto, los días de la semana, los colores, las formas y los números
  • aprenderse los nombres de las letras y sus sonidos
  • aprender a leer y escribir su propio nombre
  • aprender a identificar las sílabas (va-que-ro en vaquero) y los sonidos del habla (fonemas: a-v-e en ave) que componen las palabras
  • pronunciar los sonidos aislados que componen palabras simples
  • leer y escribir palabras con la secuencia correcta de letras («los» en vez de «sol»)
  • caligrafía y coordinación fina

Los niños mayores, los adolescentes y los adultos es posible que presenten los anteriores signos de dislexia y es probable que también presenten los siguientes:

  • leer y escribir muy por debajo de su nivel de estudios
  • evitar leer y escribir
  • lentitud al realizar tareas escolares que implican leer y/o escribir y al tomar exámenes
  • dificultades en el aprendizaje de un idioma extranjero

La dislexia se da en familias. Los niños cuyos padres tengan o hayan tenido dificultades en la lectura son más proclives a presentar este mismo tipo de problemas. Los niños que tardan mucho en hablar o tienen dificultades para hablar durante la etapa preescolar también tienen un riesgo elevado de padecer dislexia. La presencia de uno de estos dos factores o de ambos debería llevar a hacer un seguimiento atento de los avances en lectoescritura del niño.

La dislexia solo se puede diagnosticar formalmente mediante una evaluación integral realizada por un especialista en lectura o un psicólogo, tanto dentro como fuera del ámbito escolar. Los pediatras suelen conocer los signos de la dislexia y pueden orientar a la familia para que reciban una ayuda adecuada. Es importante que la persona que evalúe al niño cuente con una formación adecuada y que tenga experiencia en dislexia.

Dislexia

 

Efectos negativos de la dislexia

Los niños con dislexia, que ven cómo sus compañeros leen y avanzan en los estudios, es posible que se sientan «tontos» porque les resulta difícil seguirles el ritmo. A medida que van avanzando en la enseñanza primaria, los problemas pueden empeorar, ya que la lectura desempeña un papel cada vez más importante en el proceso aprendizaje.

Los niños con dislexia suelen evitar la lectura porque es una tarea que les resulta difícil y estresante. Consecuentemente, desaprovechan las oportunidades para practicar la lectura y cada vez se van quedando más atrás en comparación con sus compañeros de clase. Y su autoestima puede sufrir las consecuencias.

Tratamiento de la dislexia

Afortunadamente, con la ayuda y el apoyo adecuados, la mayoría de niños que padecen dislexia aprenden a leer y a desarrollar estrategias que les permiten seguir el ritmo normal de las clases.

Los niños con dislexia generalmente trabajan con un profesor de apoyo, generalmente un reeducador psicopedagógico especializado en este tipo de problemas, o bien con un especialista en lectura que les enseña a leer y escribir, así como estrategias especiales para compensar sus dificultades de aprendizaje. Es posible que el tutor, el psicólogo, o el pediatra de su hijo les recomiende a un reeducador psicopedagógico, (también denominado terapeuta educacional) o bien a un terapeuta del lenguaje o a un logopeda escolar con formación en lectoescritura, profesionales formados específicamente para trabajar con niños con dislexia.

En EE.UU., las leyes federales otorgan a los niños con dislexia (bajo ciertas circunstancias) el derecho a recibir ayuda especial en las escuelas públicas, como una instrucción especializada, tiempo adicional para tomar exámenes y/o los deberes o ayuda para tomar apuntes. Los padres de niños diagnosticados de dislexia deberían hablar sobre estas leyes y sobre sus adaptaciones al medio escolar con el personal del centro de estudios de sus hijos.

El éxito más allá de la dislexia

Incluso con la intervención adecuada, un niño con dislexia puede pasarlo bastante mal en el colegio. Es importante que usted apoye los esfuerzos de su hijo fomentando la lectura y ayudándolo a leer cuando estén en casa. Asimismo, intente darle a su hijo oportunidades para que desarrolle la confianza en sí mismo y tenga éxito en otras áreas y aficiones, como los deportes, las actividades artísticas o el teatro.

La dislexia no tiene por qué ser un impedimento para el éxito. El hecho de que su hijo tenga dislexia no significa que usted o sus profesores deban disminuir sus expectativas con respecto a él. Hay artistas, atletas, científicos, emprendedores, médicos, abogados y estadistas que han logrado grandes cosas a pesar de su problemas con la lectura.

Si usted sospecha que su hijo podría tener dislexia, hable con el pediatra del niño, su tutor o un especialista en lectura. Cuanto antes se aborden sus problemas con la lectura, antes podrá recibir la ayuda que necesita.

Revisado por: Laura Bailet, PhD
Fuente: kidshealth.org

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