El hígado es uno de los órganos de mayor tamaño y es vital para el organismo; pues, entre otras funciones, tiene la tarea de digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar toxinas.
Adicionalmente, se encarga de depurar la sangre y ayuda a expulsar sustancias químicas nocivas y bacterias, a la vez que genera la bilis, que trabaja en la descomposición de las grasas y es útil en la asimilación de vitaminas liposolubles.
Según el Stanford Medicine Children’s Health, el hígado trabaja en la producción de colesterol y proteínas especiales para ayudar a transportar las grasas por todo el cuerpo; juega un papel clave en el almacenamiento y liberación de glucosa, de acuerdo con los requerimientos del organismo; procesa la hemoglobina para usar su contenido de hierro y regula la coagulación sanguínea, entre muchas otras funciones.
Este órgano está muy expuesto a enfrentar afectaciones, producto de factores como los malos hábitos de vida y la ingesta de sustancias tóxicas, medicamentos y el licor. Esto lleva, en muchos casos, a que se desarrollen enfermedades como la cirrosis, las hepatitis o el hígado graso.
Cuando una persona tiene hábitos poco saludables genera que el hígado vaya limitando sus funciones, lo que altera el funcionamiento del cuerpo, ocasionado diversos padecimientos en el organismo.