Cómo motivar a los niños para aprender desde casa

Las escuelas, institutos y centros de formación profesional están cerradas desde hace más de nueve semanas, lo que ha supuesto que más de ocho millones de estudiantes no universitarios en España hayan tenido que continuar con su aprendizaje desde sus hogares. Es, sin duda, una de las situaciones más excepcionales que ha vivido el ámbito educativo y escolar en el último siglo.

Sin tener aún muy claro cuándo y cómo podrá retomarse la actividad educativa normal, los alumnos y profesores deben permanecer en sus casas, haciendo desde allí lo que hacían en las aulas. Ante este nuevo escenario, surgen numerosos retos a los que hacer frente. El primero de ellos es adaptarse a la nueva situación: se cambia de ambiente, de horarios y de rutinas y, en muchos casos, se ha tenido que pasar de padres-hijos a profesores-alumnos.

Un cambio extraño que puede derivar en que muchos niños y adolescentes no tengan ganas de hacer nada, estén desmotivados, distraídos y no quieran hacer las actividades o deberes que proponen los docentes. Según una investigación realizada por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, el 86% de los padres españoles ha observado cambios en el estado emocional y el comportamiento de sus hijos durante la cuarentena, sobre todo dificultad para concentrarse en un 69% de los casos.

Cómo recuperar la motivación

Ante esta realidad, es fácil que muchos niños y adolescentes requieran más atención que antes, tengan problemas para dormir y muestren enfado, tristeza o cansancio. Todo ello hace que no respondan como es habitual a los estímulos de aprendizaje y no se sientan enganchados a lo que se les plantea porque el estado emocional influye directamente en el proceso de aprendizaje. Un aprendizaje, además, que ha cambiado totalmente: debe hacerse desde casa, solos, frente a un ordenador o tableta, un soporte, además, que requiere mucha disciplina y organización.

¿Cómo se pueden superar todas estas dificultades? En primer lugar, lo más importante es fijar rutinas, tanto de alimentación, como de sueño, estudio y, sobre todo, de tiempo libre. Levantarse siempre a la misma hora, desayunar, recoger la mesa y pautar horarios para que trabajen y para que puedan jugar y hacer lo que más les gusta es fundamental durante estos días.

La Universitat Oberta de Catalunya (UOC) da algunas pautas para ayudar a los niños y motivarlos estos días en casa para que sigan con los estudios y el aprendizaje:

  • Establecer tiempos cortos de estudio: el día tiene muchas horas y siempre hay algún rato en que los niños pueden estar más despiertos. En la mayoría de los casos esto ocurre por las mañanas. Se deben encontrar aquellos momentos del día en los que están menos cansados y más concentrados. Para los menores de ocho años, por ejemplo, es recomendable no superar el máximo de 45 minutos de estudio.
  • Fijar siempre el mismo lugar de estudio: es muy importante, para que puedan estudiar o trabajar a gusto, contar con un espacio en el que se sientan cómodos y en el que tengan todo lo que necesitan a mano (lápices, colores, libros, folios, ordenador o tablet, etc.) para evitar así distracciones y no tener que perder el tiempo cada vez que necesitan algo.

 

  • No centrarlo todo en los libros: el aprendizaje no tiene por qué venir siempre de los libros. Según la UOC, las actividades deben incluir las cinco «C»: contexto (aprender a partir de la propia experiencia); creatividad (solucionar problemas reales); curiosidad (intentar despertar el interés por todo lo que se está aprendiendo); control (el alumno puede influir en lo que aprende y cómo lo hace); colaboración (incentivar la interacción y el trabajo en equipo entre estudiantes y familias). Pueden completarse las clases teóricas con ejemplos prácticos y con juegos si es posible. También es un buen momento para que hagan cosas nuevas, para que inventen, que experimenten, incluso que aprendan a cocinar y para que lean, también ver películas en inglés o en cualquier otro idioma.

 

  • Adaptarse al niño: no todos los niños son iguales, ni aprenden de la misma manera ni al mismo ritmo. Unos tendrán más facilidad para un tipo de actividad o ejercicio que para otro, otros necesitarán descansar más a menudo, etc. Es importante prestar atención a cómo se siente para adaptar la actividad en cada momento. Es normal también que durante estos días no sigan el ritmo que tenían en la escuela. Si los notamos más atentos, podemos aprovechar para hacer aquellas tareas que requieran más concentración, como escribir o hacer operaciones matemáticas; si, en cambio, los notamos más distraídos, pueden realizar alguna actividad que no les exija tanta concentración como dibujar o pintar. Debe tenerse en cuenta que el aprendizaje se consigue no solo si hay motivación, sino también cuando las emociones acompañan.

 

  • Fijar objetivos concretos: a la hora de establecer el trabajo y los deberes debe hacerse con instrucciones claras, precisas y cortas para que las puedan resolver con autonomía y en un plazo corto de tiempo. Acabar una página de multiplicaciones o hacer un dictado son actividades cortas que les permiten ver que van consiguiendo pequeñas cosas. Esto les motivará y los animará a hacer pequeños pasos y nuevas actividades. Establecer metas muy ambiciosas o tareas muy largas que les cueste acabar solo conseguirá que se desmotiven y agobien un poco más.

 

  • Ser congruentes: si se respeta todo lo pactado (horarios, obligaciones, distribución de tareas, etc.) será más fácil mantener el orden en todas las esferas (aprendizaje, teletrabajo, organización de las tareas domésticas, etc.) y poder encontrar momentos para todo y para todos.

Es un buen momento también para aprovechar la situación y realizar actividades que hasta ahora no habíamos podido hacer. El Colegio Oficial de de Psicología de Madrid, y como parte de sus Orientaciones para la gestión psicológica de la cuarentena por el coronavirus, recomienda aprovechar estos días para encontrar espacios para estar juntos, para jugar (juegos de mesa, interactivos online en familia, etc.); para la creatividad (hacer que escriban cuentos, relatos breves o pequeñas historias); y, muy importante cuando hay niños en casa, cuidar mucho los pensamientos y emociones para que podamos construir y responder de forma adecuada a momentos en los que falla el ánio y la motivación.

Original. 

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