Cómo es la innovadora cirugía para personas con epilepsia

«Es una ventana a una mejor calidad de vida, una posibilidad para que muchos pacientes con epilepsia se sientan beneficiados, mejorados y hasta curados. Creo que esta novedosa cirugía es un aporte muy importante para el futuro», expresa el doctor Carlos Ciraolo, neurocirujano que está al frente del tratamiento de neuromodulación, una intervención que puede ser curativa o paliativa y que se está haciendo en el Hospital Italiano, el único lugar donde se realiza en América Latina.

En la Argentina, aproximadamente el 1,2% de la población padece epilepsia, lo que representa a unas 500 mil personas. «De esa cantidad, el 20%, o sea unas 100 mil personas, es refractaria a la medicación, es decir que no le resulta eficaz o que le provoca intolerancia y efectos secundarios relevantes que le impiden seguir tomándola. De esos cien mil pacientes, el 40% puede ser candidato a esta novedosa cirugía. Al 60% restante, debido a lesiones cerebrales estructurales, la cirugía no los ayudaría», señala Ciraolo, que hace más de tres décadas que opera en el Italiano.

S.M. es la última paciente que se operó: fue el 5 de marzo, antes de la cuarentena. «La quincena previa a la cirugía sólo tuvo 5 días libres de crisis, después de los primeros de la cirugía ha llegado a tener de 8 a 12 días libres de crisis», dice el neurocirujano.

La neuromodulación es un tratamiento mínimamente invasivo para pacientes con epilepsia refractaria, patología que produce un gran número de crisis en la persona que la padece, pudiendo impactar en su campo cognitivo y emocional. «Consiste en colocar dos electrodos, uno en cada hemisferio del cerebro, en un punto llamado núcleo anterior del tálamo. Estos electrodos se conectan por medio de unas extensiones o cables a un generador de impulsos eléctricos o neuroestimulador que puede ser colocado debajo de la clavícula o en la zona abdominal», explica Ciraolo.

«La intervención puede ser curativa o paliativa, generando en la mayoría de los casos un gran impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes, mediante la disminución del número de crisis o la ausencia total de las mismas. Esto permite reducir o cesar la toma de medicación, lo que no es un tema menor ya que los tratamientos epilépticos son extensos y costosos«, puntualizado el profesional

En primer plano, la colocación del neuroestimulador. "La intervención puede ser curativa o paliativa, generando en la mayoría de los casos un gran impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes", explican los médicos.

En primer plano, la colocación del neuroestimulador. «La intervención puede ser curativa o paliativa, generando en la mayoría de los casos un gran impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes», explican los médicos.

A la hora de referirse específicamente a los beneficios de la intervención, que puede extenderse entre 10 y 12 horas, Ciraolo enfatiza «la reducción de las crisis de epilepsia. la disminución de la ingesta de medicamentos, el control o mejoramiento en el compromiso psicocognitivo, la mejoría de la situación psicosocial y calidad de vida del paciente y un corto período de internación luego del procedimiento», desmenuza.

¿Cómo se logran estos efectos beneficiosos? «A partir de este tratamiento con electrodos se activan los circuitos neuronales anómalos a través de agentes eléctricos. Se utiliza para tratar diversas patologías neurológicas y, a diferencia de otras cirugías que son irreversibles, puede ajustarse ante un efecto adverso (apagando el estimulador o extrayéndolo) y volviendo al paciente a su estado inicial».

Ciraolo, neurocirujano formado en Estados Unidos, Alemania, Francia e Inglaterra, subraya que «para este tipo de cirugía con electrodos viajé varias veces a Tampere, en Finlandia, donde en el hospital de la universidad de esta ciudad este tratamiento está muy desarrollado».

Sistema de fijación del cráneo: el médico necesita fijar la cabeza del paciente en este aparato para poder planificar la correcta localización del electrodo.

Sistema de fijación del cráneo: el médico necesita fijar la cabeza del paciente en este aparato para poder planificar la correcta localización del electrodo.

El médico señala que la primera operación que se hizo de este tipo fue en 2015 y hasta la fecha se llevan realizadas siete y hay una próxima planificada, ahora demorada por la pandemia. «Para dar la información de los resultados, no lo podemos hacer al otro día de la intervención, ni tampoco al mes ni al año… Es esencial hacerle un seguimiento al paciente durante algunos años para poder ser muy específicos en la evolución. Menos el último paciente, a quien operamos en marzo pasado, los otros seis presentaron resultados muy favorables«.

De los seis casos en los que sí se pueden dar precisiones, Ciraolo está muy satisfecho en poder decir que «hay pacientes que están curados y ya no toman medicación, pero también hay otros que han mejorado enormemente y si bien siguen estando medicados, las dosis han disminuido en consideración. Otro punto en el que se advierte la mejora es en el estado anímico. Los pacientes epilépticos son estigmatizados, marginados, tienen inconvenientes en sus trabajos, en la universidad o en el colegio. Por eso el ánimo y la confianza son aspectos que se advierten rápidamente en alguien que ha mejorado».

El doctor Carlos Ciraolo afirma que, desde el Hospital Italiano, donde trabaja hace más de tres décadas "tenemos como objetivo poder realizar 24 intervenciones de neuromodulación por año".

El doctor Carlos Ciraolo afirma que, desde el Hospital Italiano, donde trabaja hace más de tres décadas «tenemos como objetivo poder realizar 24 intervenciones de neuromodulación por año».

Aunque suenen a poco, Ciraolo afirma que «siete intervenciones es un buen número, sobre todo porque el Italiano es hasta ahora el único en la región que las hace, pero no el único centro que atiende a pacientes de epilepsia. Se trata de una operación que requiere de una gran logística tecnológica como equipos de estereotaxia, neuronavegación y planificación, y también de gran logística humana, porque se necesitan un neurólogo, un radiólogo, un psiquiatra, un psicólogo».

Ciraolo hace saber que la mayoría de los pacientes, «incluso médicos especialistas ignoran que existe esta posibilidad de un tratamiento para una vida mejor, pero continúan prescribiéndoles una medicación que es ineficaz o la realización de tratamientos que sólo hacen perder el tiempo y agravar el daño. Desde el Italiano nos hemos puesto el objetivo de poder hacer 24 intervenciones en un año».

En el cierre del diálogo con el doctor Ciraolo, surge el cine y uno de las mejores interpretaciones de Ricardo Darín, también de las más opacadas por otros roles: «El aura». En el film personifica a un taxidermista que padece epilepsia y el título del film obedece al instante previo a la crisis que se desata, que él definía como un momento indescriptible de gran placer. ¿Es cierto? «Sí, claro que es cierto, en muchos pacientes se vive ese aura bella y placentera, pero también sucede lo contrario, que pueda resultar un instante de mortificación y displacer. Todo depende del lugar del cerebro donde se encuentre la convulsión».

 

Original. 

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