Al principio sólo lo vi como un trabajo…. Estaba estudiando mi carrera en Psicología y quería trabajar en algo referente a ello.
Así que se dio la oportunidad de trabajar con un niño con autismo y lo vi como una experiencia y un reto, cuando empecé a trabajar con él fue un poco raro ya que comienzas con el miedo de no conocerlo y no saber cómo va reaccionar ante ti, recuerdo mis primeros días, lo más incomodo fue que me mojaba con su saliva todas las manos al momento de jugar con él, y al enseñarle terminaba empapado, honestamente, era una sensación difícil para mí, con el paso del tiempo esta conducta se ha ido corrigiendo.
Poco a poco fui adaptándome a su manera de ser, hoy puedo decir que es una gran satisfacción trabajar con un niño como Alex, ya que de manera natural trabajar con él me trasmite paz y tranquilidad, camino al trabajo siempre voy pensando en mis problemas, al momento que entro a la escuela e inicio mi labor, todos mis problemas se olvidan, te concentras en entenderlo, enseñarle y estar con él.
Lo que más aprecio de mi trabajo es lo que Alex me enseña día a día, se supone que mi labor es enseñarlo, aunque considero más valioso lo que este niño tan especial me brinda con sus acciones y su manera de ver la vida.
Creo que esa paz, esa sensación de ayuda y el hacer un bien, ningún otro trabajo lo podría dar, estoy muy contento con mi labor y sobre todo muy agradecido con Alex porque me enseña a crecer como persona, aprendo más y me enamoro más de lo que hago.
Historia de Armando Martínez Puente