Como profesional de la Educación, cada ciclo escolar nos enfrentamos a recibir un número mayor de niños con THDA (Trastorno de Hiperactividad con Déficit de Atención o con TDA (Trastorno de Déficit de Atención).
Primeramente hay que aclarar que son muy pocos los niños que ingresan ya con un diagnóstico médico y tratamiento acertado; regularmente, el primero en detectar que hay un problema en la conducta del niño, es el profesor de grupo, comienzan las notas a los padres diciendo que el niño es inquieto, que no pone atención, no se controla, juega mucho y comentarios así, entonces los padres de familia comienzan a buscar disciplinarlo, con regaños, castigos, recompensas y todo lo que se les ocurra pero la conducta no cambia.
Luego entonces viene los psicólogos y los pedagogos, que si su experiencia es amplia podrán recomendar al padre llevar al niño a un médico o especialista y no solamente a una terapia conductual.
En una tercera etapa, si bien le va al infante, es ser diagnosticado correctamente mediante pruebas y escaners, luego a recibir un tratamiento que se va a ajustando hasta encontrar lo que el niño requiere exactamente.
Parece un camino arduo ¿verdad? ¡y vaya que lo es! Porque en el trayecto hay padres de familia que no aceptan o no ven el problema, que prefieren usar otros medios o medicina alternativa para ayudar al niño, maestros incomprensivos y compañeros de clase poco tolerantes.
Si sospechas o ya alguien mencionó que tu hijo puede padecer este trastorno, identificar los síntomas puede serte de gran utilidad.
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Síntomas
El portal WebMed recientemente publicó una lista muy sencilla de entender sobre la sintomatología del TDA:
- El niño no puede poner atención
No pone atención a los detalles, comete errores por descuido, tiene problemas para enfocarse durante tareas y juegos, parece no escuchar, no sigue instrucciones y no termina lo que inicia, se le dificulta organizarse, odia las tareas, pierde objetos, es olvidadizo o distraído.
- No puede mantenerse quieto
Juega con su silla, se retuerce, no puede estar quieto en un lugar, corre y trepa cuando no debe, habla mucho o hace ruidos.
- Es impulsivo
Responde antes de terminar de hacerle una pregunta, no puede esperar, se entromete e interrumpe constantemente la clase, a los padres o maestros.
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Causas
Medlineplus reconoce como causas probables las siguientes:
- Genética
Si uno de los padres lo padeció, lo más probable es que el hijo lo padezca.
- Química cerebral diferente
Los neurotrasmisores simplemente son diferentes y por lo tanto toda la conducta se ve afectada.
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Prevención
Aunque no hay una manera exacta de prevenir este trastorno, hay algunas recomendaciones que los padres de familia pueden seguir a modo de prevención, por ejemplo: no ingerir alcohol durante el embarazo, lo mismo con el tabaco y las drogas pues se ha comprobado que el consumo de estas sustancias está directamente relacionada a la aparición del TDA
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Los tratamientos
Identificar y diagnosticar con precisión es una tarea exclusiva de un especialista y es él quien determina el uso de fármacos, que por cierto tienen su periodo de observación y experimentación hasta encontrar la dosis adecuada.
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Medicamentos
Nuevamente solo el médico especialista puede prescribir el medicamento y se debe regular bajo la observación de padres, maestros y médicos.
Cuando el medicamento no es el adecuado puede hacer mucho daño, hay una dosis y un tiempo de uso. Nunca se puede dar o quitar a capricho de padres o del niño mismo, todo se debe hacer bajo la supervisión del especialista.
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Educación especial
Algunos chicos pueden ser altamente favorecidos si a la par de su tratamiento son educados bajo un método pedagógico amigable a su condición.
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Terapia
La terapia también es muy socorrida en estas situaciones, el psicólogo puede hacer mucho en este respecto.
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Dieta
Evitar la comida chatarra y consumir una dieta saludable puede hacer la diferencia entre la mejora y la empeora de la conducta.
Estar atenta a la conducta de tu hijo y ser objetiva ante los comentarios de profesores puede ser la clave para que tu hijo sea feliz, observa y actúa de manera oportuna. Tu hijo te necesita y nadie puede ayudarle mejor que tú.