La conexión entre el cerebro y los intestinos: cómo algunas bacterias facilitan la depresión

Un grupo de microbiólogos y neurocinetíficos publicaron dos estudios que llegan a la misma conclusión: «la microbiota intestinal puede desempeñar un papel clave en la depresión», que se debe a una constatación hecha en la relación «entre la diversidad y la composición de la microbiota junto a los síntomas depresivos». En síntesis, las bacterias intestinales pueden afectar a nuestro cerebro.

“Una buena microbiota es sinónimo de una buena salud”, explicó el catedrático navarro Ignacio López-Goñi, de la Universidad de Navarra. Pero cuando hablamos de salud no solo tenemos que hablar de la física, sino también de la mental. Ya que ambas van unidas. Por eso, es que queda cada vez más claro que la microbiota juega un papel clave en las dos.

Desde el principio: ¿Qué es la microbiota?

La microbiota o flora intestinal, es el nombre que recibe el grupo de microorganismos vivos o de bacterias que se alojan en el intestino. Una microbiota equilibrada y diversa (tanto en su cantidad como en su tipo de bacterias) resulta básica para un organismo sano. Si llegara a haber una alteración en ellas, nos podemos enfermar.

Y nos podemos enfermar tanto física como mentalmente. Ya que nuestra microbiota influye en nuestra actividad cerebral, en nuestro comportamiento y en nuestras emociones.

Ya existe evidencia de la relación entre la microbiota y algunas enfermedades como lo son el cáncer de colon o la diabetes. Pero también se la vincula a patologías como el autismo o la depresión.

Y ahora acaba de publicarse, en dos estudios diferentes, que los cambios en la microbiota intestinal están involucrados con la depresión. “La conclusión es que en personas con depresión hay un cambio en la microbiota, lo cual es contundente”, afirmó López-Goñi. Y resulta contundente por el número de casos que se han estudiado.

Cambios en los intestinos alteran la función cerebral

Se sabe que, por ejemplo, muchas de esas bacterias producen sustancias que pueden afectar al cerebro”, sostuvo López-Goñi. Y agrega: “las bacterias intestinales producen hormonas, ácidos grasos de cadena larga, neurotransmisores, serotonina, etc… y todas esas sustancias, de distintas maneras, pueden afectar a las funciones cerebrales”.

Por eso, si esa microbiota se ve alterada por alguna razón (desde la dieta o el estilo de vida hasta una infección o el uso de antibióticos), los cambios que se generan en esas bacterias «producirán cambios en las sustancias que fabriquen, y afectarán también a la función cerebral”. En este caso hablamos de cambios en el cerebro que afectan a la salud mental.

En esa línea, el psicobiólogo Martín Monzón explicó algo similar: “dentro y sobre nosotros viven de 10 a 100 trillones de microorganismos, con los que mantenemos una relación simbiótica. Con semejante cifra, no es extraño que su existencia afecte, incluso, a cómo pensamos, sentimos o enfermamos”.

La microbiota: ¿Causa o consecuencia de la depresión?

Hay una cuestión importante dentro de todo esto. Y lo advierte López-Goñi: “no sabemos aún si la depresión es la que causa el cambio en la microbiota o si es al revés. Lo que sí sabemos es que hay una relación muy clara entre microbiota y depresión, pero no sabemos si es causa o efecto”. Esa es “la gran incógnita” que sigue sin resolverse, en palabras del navarrés.

Averiguarlo no es fácil, ya que requeriría un seguimiento muy extenso en el tiempo a personas sin depresiónhasta ver si la desarrollan o no. Pero ya es valioso saber que existe una relación entre ambas cosas. Y eso ya es importante, porque abre otra pregunta clave: si en la depresión hay una alteración de la microbiota, ¿habría alguna forma de promover o restaurar ese equilibrio en los microorganismos del intestino, de cara a mejorar también esa depresión?

Manipular y sostener a la microbiota

De momento no se sabe si hay una forma de poder manipular para bien a la microbiota, en caso de querer mejorar algunas complicaciones de salud. Pero lo que sí parece claro, es que una microbiota equilibrada “es primordial para la salud física y mental”. Por ende, la recomendación para sostenerla estable es una buena alimentación.

Una buena dieta, a la espera de fármacos y trasplantes

Tanto el microbiólogo, como el psicobiólogo, insisten mucho en la importancia de una buena dieta, cuyo vínculo con la salud mental, no sólo física, cada vez es más clara. “La evidencia sugiere que, la dieta mediterránea, puede ser un tratamiento complementario eficaz para patologías como la depresión, en parte debido a la forma en que cambia nuestra microbiota, aumentando los microbios que promueven la salud”, explica Martín Monzón.

Aún no existen medicamentos y transplantes para atender esta cuestión. Por ende, alimentarse bien, se vuelve fundamental.

“En estudios recientes se ha identificado que algunos probióticos, como las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, pueden reducir la gravedad de los síntomas depresivos cuando se toman durante varias semanas”, según el letrado Monzón.

“Una microbiota diversa y numerosa es señal de buena salud, tanto física y mental. Y una dieta equilibrada es lo que más te la va a generar”, cierra López-Goñi, al final de su exposición.

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