La Ayuda Merck de Investigación en Esclerosis Múltiple se centra en incontinencia urinaria

La Fundación Merck Salud convoca la Ayuda Merck de Investigación en Esclerosis Múltiple. Este año ha galardonado al equipo de Sara Eichau Madueño, de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Universitario Virgen Macarena. El proyecto premiado es ‘Proyecto tratamiento de Fisioterapia por Estimulación eléctrica del Nervio Tibial Posterior para la incontinencia urinaria en pacientes de Esclerosis Múltiple’.

La incontinencia urinaria es uno de los síntomas más limitantes en la vida de las personas que lo padecen. Este afecta a más del 50 por ciento de esta población y aumenta conforme avanza la enfermedad. Eichau afirma que entre el 50 y el 90 por ciento de los pacientes con EM sufrirán síntomas del tracto urinario inferior (STUI) durante algún momento de su vida. Algo que, irremediablemente, repercute negativamente en su calidad de vida.

El tratamiento mediante la estimulación del nervio tibial posterior es una alternativa cuando no hay respuesta a los tratamientos habituales de primera línea mediante farmacoterapia. Un tratamiento que consiste en estimular la raíz del nervio tibial posterior de forma transcutánea. No obstante, esta comparte raíces del nervio pudendo.

Ayuda Merck de Investigación en Esclerosis Múltiple 

Carmen González Madrid, presidenta de Fundación Merck Salud, resalta el compromiso de la fundación con las personas con Esclerosis Múltiple. Así, espera que la Ayuda Merck de Investigación en Esclerosis Múltiple contribuya a seguir avanzando en los hallazgos y en la medicina individualizada a través de nuevos tratamientos. La Esclerosis Múltiple es una de las enfermedades más comunes del sistema nervioso, que afecta a cerca de 55.000 personas en España, según apunta la Asociación Española de Esclerosis Múltiple. Las distintas implicaciones físicas, psicológicas y sociales que acompañan a la EM pueden condicionar la vida de quienes presentan esta enfermedad.

“Esta ayuda supone el impulso definitivo para desarrollar proyectos propios que mejoren la calidad de vida de nuestros pacientes”, explica Eichau. “Al mejorar los síntomas urinarios, las personas que lo padecen pueden retomar o realizar con mayor frecuencia actividades que habían dejado de realizar o que le costaba hacer por miedo a tener pérdidas o necesitar del uso de un baño de forma urgente y no llegar a tiempo, mejorando su calidad de vida”.

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