El fraude en nuestro trabajo

Cuando escuchamos el término se cometió un fraude, posiblemente en lo primero que lo asociamos es un delito electoral u otro que fue perpetrado, muy seguramente, por una autoridad gubernamental. También con los asociados a los que se realizan desde las aplicaciones móviles, páginas en línea, llamadas telefónicas, entre otros tipos de fraude que son hasta cierto punto, comunes y públicos. Ni uno de estos ejemplos está alejado del día a día en nuestro país.

Pero también dentro de la categoría de fraudes existe otro que es, podemos decir, más privado, menos conocido (tal vez porque a la víctima no lo conviene que sea público), pero no por eso pasa desapercibido y es menos importante, sobre todo cuando hablamos que es un tipo de delito que reporta pérdidas superiores a los 3.6 mil millones de dólares, tan solo en 2,110 casos de 133 países de acuerdo con el reciente estudio Fraude Laboral 2022: un reporte para las naciones elaborado por la Association of Certified Fraud Examiners (ACFE); como el nombre del estudio lo indica, me refiero al fraude laboral.

En pocas palabras, es este delito que ocurre en el lugar de trabajo cuando un empleado o patrón declara falsamente, ya sea de manera verbal o escrita, acerca de un aspecto de su trabajo. Y aunque no existe una guía de fraudes laborales, sí hay una serie de prácticas bastante conocidas en el ámbito laboral por las organizaciones privadas o no y entidades de gobierno.

Prácticas que, estimado lector, pueden estar ocurriendo en este momento a un lado suyo en su lugar de trabajo.

Con un 5% estimado de pérdidas en sus ingresos por año, el estudio de ACFE indica que más del 40% de los fraudes fueron detectados por avisos de los mismos empleados, seguido de auditorías internas y externas, revisiones administrativas, de documentos y hasta por accidente.

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¿Y los empleadores?, ¿quién se preocupa por ellos?

La malversación de activos lleva la ventaja como el más común, seguido por el de alteración de estados financieros como los fraudes laborales que más daño económico realizan a la organización, los cuales un 23% son cometidos por los dueños y directores de las empresas.

Más allá de los números de pérdidas económicas, de cómo se cometió el ilícito, quiénes lo aplicaron y cómo fueron detectados, llama la atención, también con información del estudio, que casi la mitad de los fraudes ocurrieron por falta de controles internos o la eliminación de estos.

De aquí se desprende que casi la mitad de las empresas víctimas de fraude laboral no hizo revisión de antecedentes personales durante el periodo de contratación y resalta que más de la mitad de las que sí lo realizaron detectó un 21% de riesgos en los candidatos a laborar en la empresa y aun así los contrataron.

Poco a poco las empresas están aprendiendo (todavía no es tarde) que a mayor presencia de controles antifraude hay una menor pérdida por fraude y una detección más rápida si es que ya se está cometiendo. Más de un 80% de las organizaciones víctimas modificaron sus controles antifraude después de haber sido víctimas de uno, siendo los más comunes las auditorías externas de reportes financieros, aplicación del código de conducta, funcionamiento de un departamento de auditoría interna y uno que cada vez adquiere un mayor uso es el del análisis y monitoreo proactivo de los datos, tanto de los candidatos a colaborar en la empresa, como las que ya se encuentran en ella.

Ante todo, como ya he compartido en anteriores ocasiones, aprovecho para reiterar la relevancia de la atención constante que la gestión del capital humano requiere y así detectar riesgos que afecten la operación diaria de las organizaciones.

El fraude sin conciencia

El fraude sin conciencia

Preste atención si sus colaboradores o compañeros de trabajo, sin importar el nivel en el que se encuentren dentro del organigrama presentan una asociación inusual y estrecha con cliente/vendedor, muestra una falta de control y no comparte responsabilidades, vive por encima de sus posibilidades, acosa o intimida, se muestra irritable o con una actitud defensiva. Si las detecta, atiéndalas.

Son advertencias, tal vez sea solo eso, pero en el escenario actual se va volviendo más importante y económico prevnir.

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