Así funciona el vínculo invisible entre la desinformación y la depresión

Siempre cuando pensamos en la desinformación, lo primero que viene a nuestra mente es lo siguiente: alguien de cierto partido político/ideología religiosa que cree en ciertas noticias o en personas que no saben descifrar una fake news que le llega vía WhatsApp. Pero hace poco un doctor descubrió que la depresión también podría ayudar a que las personas crean en la desinformación. Más abajo te contamos más al respecto. 

¿Cómo descubrieron una relación entre la desinformación y la depresión?

Depresión y desinformación
Vía Pixabay

el Dr. Roy Perlis, psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, se asoció con un conjunto de colegas para realizar una encuesta entre los estadounidenses sobre el covid-19. En ese momento, Perlis sabía que las preguntas relacionadas con la salud mental no podían dejarse de lado. PUBLICIDAD

Así que las incluyó en su encuesta, junto a otras relacionadas a temas diversos, tales como las redes sociales, las preferencias de consumo de noticias, la afiliación política y los hábitos de socialización. Sin embargo, Perlis notó que a medida que la desinformación sobre la pandemia aumentaba, los encuestados presentaban una peor salud mental. Y ante semejante hecho, Perlis no pudo evitar preguntarse: ¿la depresión podría hacer que las personas sean más vulnerables a la desinformación? 

Recordemos que una de las cosas que más caracteriza a la depresión es lo siguiente: el sesgo cognitivo negativo. Tal particularidad hace que las personas siempre tengan presentes los peores recuerdos, pensamientos y eventos. Quedándose siempre en ellos. Así que ante la avalancha de desinformación existente, Perlis pensó que las personas con depresión podrían experimentar más escepticismo, incredulidad y desconfianza.

¿Qué pruebas realizaron en este estudio?

Perlis y sus colegas desarrollaron una encuesta para explorar esta conexión entre la depresión y la desinformación. El equipo presentó cuatro afirmaciones sobre el covid-19, pero falsas, y fueron las siguientes: 

  • Las vacunas contra el covid-19 alterarán el ADN de las personas.
  • Las vacunas contra el covid-19 contienen microchips que podrían rastrear a las personas
  • Las vacunas contra el covid-19 contienen tejido pulmonar de fetos abortados.
  •  Las vacunas contra el covid-19 pueden causar infertilidad, lo que dificulta el embarazo.

Para dejar a un lado los efectos que la depresión podrían tener en la susceptibilidad de las personas al momento de escuchar una información falsa, el estudio tomó en cuenta varios factores: las redes sociales, las preferencias de fuentes de noticias (piense en MSNBC, Fox News, CNN o la administración Biden), raza, etnia, edad, género y afiliación a partidos políticos.

¿Y qué fue lo que hallaron los investigadores? Que la depresión clínica todavía estaba muy relacionada al momento de creer en la información errónea. Y por supuesto, aquellas personas que creían en la desinformación eran más propensas a no vacunarse o resistirse a ello. 

Con el fin de reafirmar sus hallazgos, el equipo encuestó a un subgrupo de participantes sobre sus creencias por segunda vez. Y  encontraron que la depresión precedió a sus creencias sobre la desinformación.

A la hora de reprimir la desinformación, nadie piensa en la salud mental

Depresión
Vía Pixabay

De acuerdo con Perlis: “Para mí, lo que sugieren nuestros hallazgos es otra razón más por la que debemos prestar atención a la depresión y la ansiedad. Si pudiéramos abordar la depresión y la ansiedad, creo que la receptividad de las personas a la información errónea disminuiría”. 

Esto nos hace darnos cuenta lo poco que las personas piensan en la depresión a la hora de reprimir la desinformación. Pues generalmente solo se toman en cuenta las redes sociales y la identidad política al momento de abordar este tema. Por supuesto, Perlis aclara que con esto  no se quiere decir que respaldar falsedades refleja una enfermedad mental. Pero una mala salud mental combinada con otros factores hacen que sea más fácil caer en la desinformación.

Si bien, es cierto que el estudio de Perlis y sus colegas todavía no comprueba con certeza la relación de la depresión y la susceptibilidad a la información errónea. Pese a ello, sí nos deja claro algo: la salud mental no debe descartarse en estos casos y la depresión, así como la ansiedad, deberían tomarse más en serio.

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