La adolescencia es una etapa complicada para cualquier persona, pero lo es más para aquellos a los que un sólo cromosoma les cambió la vida. Estos adolescentes quieren realizar las actividades que ven hacer a otros jóvenes y sentirse independientes.

En este trayecto tan delicado de la niñez a la edad adulta, los adolescentes chilenos con síndrome de Down pueden ir «A la Huerta de la esquina», un proyecto que les proporciona un huerto ecológico donde fabrican mermeladas gourmet que luego venden. El objetivo es entregar a los jóvenes herramientas que en un futuro les permitan formar parte del mercado laboral real.

Liliana Venegas, profesora de educación especial: «El programa permite a los niños tener autonomía, que es lo que queremos para ellos. Autonomía en lo que se refiere a la inserción laboral de los chicos con síndrome de Down y autonomía para ellos, como personas insertas en un mundo social».

«A la Huerta de la esquina» enseña a los chicos a hacer las cosas por sí mismos y, lo más importante de todo, siempre con una sonrisa.