Sonriendo bajo la lluvia

«NO hay que esperar a que pase la tormenta, sino saber bailar bajo la lluvia». La filosofía de vida de Asier de la Iglesia. Su particular baile: la alegría. Una sonrisa permanente para combatir a la tempestad que sufre desde hace poco más de un año: la esclerosis múltiple. Este zumarragarra de 30 años no ha permitido que la enfermedad le cambie la vida. Desde el primer momento aceptó su nueva situación y no conforme con eso decidió ayudar a la Asociación de Esclerosis Múltiple de Gipuzkoa (Ademgi). Además, De la Iglesia combina sus actividades solidarias con su gran pasión, el baloncesto. La esclerosis no le ha hecho perderse «ni un partido ni entrenamiento».

«Es una enfermedad que va por brotes. Nosotros en el cerebro tenemos como un cableado eléctrico, igual que en una casa. Tú das señales para hacer todo y tu cuerpo se equivoca y te ataca ese cableado. Te lo puede romper y si tú quieres mover una pierna, haces la señal y no llega o llega más tarde y la pierna va más lenta o no va», explica De la Iglesia. La esclerosis múltiple es conocida como la enfermedad de las mil caras, ya que «no hay dos casos iguales», pero una de las peores cosas de este mal es «la incertidumbre que produce porque todo puede ocurrir en un segundo».

En su caso, Asier se dio cuenta estando tranquilamente en casa. «Estaba viendo la tele en el sofá y noté que tenía un dedo dormido. Al cabo de las dos horas, veía que seguía. Cuando pasó una semana, se me durmieron casi todos los dedos de la mano; luego el antebrazo. Eran 24 horas. En un mes, noté que tenía la planta del pie dormida», comenta el zumarragarra. Entonces, tras muchas pruebas, llegó el diagnóstico. Algo capaz de hundir a más de uno pero que De la Iglesia aceptó enseguida. «La neuróloga me preguntó por qué me reía, que no tenía un catarro. Ya sé lo que es la esclerosis y tengo que seguir adelante. Al final, lo normal es llorar o ver otra cara. Yo he afrontado la esclerosis con una sonrisa», relata Asier, que afirma que no ha tenido «ningún día de bajón» y añade: «Hay gente que puede pensar que es una fachada, pero yo también digo que el día que esté mal lo diré, porque no es una vergüenza decir que estás hundido». Una actitud que ha contagiado a sus familiares y amigos porque «ven que hago una vida normal y que estoy todo el rato sonriendo».

UNA MENTALIDAD DIFERENTE Desde que le diagnosticaron la enfermedad, los hábitos de Asier han cambiado «en pequeñas cosas», pero su mentalidad ahora es completamente diferente. «La vida me ha cambiado, en principio, para bien. Lo que he hecho para conseguir dinero me ha hecho conocer a gente estupenda, ver a personas que están muy mal y disfrutan de la vida. Me ha cambiado la forma de ver las cosas. Ahora disfruto de todo con más alegría», comenta con una sonrisa. El zumarragarra reconoce que estar «activo y feliz» le ha ayudado a llevar mejor la enfermedad.

Una de las cosas que más ha ayudado a Asier ha sido el baloncesto. La mejor medicina. «Cuando me lo detectaron, el médico me dijo a ver si tenía alguna duda y respondí: ¿Puedo jugar a baloncesto? Creo que fue la única pregunta que hice. El baloncesto me encanta, ha sido mi vida durante diez años y el día que no pueda jugar igual ahí sí que estaré de bajón», apostilla De la Iglesia.

El zumarragarra está disputando la Liga Autonómica con el Natra Oñati Aloña Mendi y la temporada pasada fue uno de los más destacados de la Liga EBA con el conjunto guipuzcoano. «El primer día que jugué con la mano dormida, hice el peor partido de mi vida. Pero al cabo del tiempo, ya sabía que esto no se me iba a ir. Era el momento de coger mucho balón, tocarlo… y de todo se aprende. Es acostumbrarse al nuevo tacto y ya más o menos tiro igual», cuenta De la Iglesia, que afirma que sus compañeros y rivales le tratan igual que al resto y «me pegan hostias como panes». «En la Liga EBA, estaba entre los más valorados y los jugadores me respetaban por lo que hacía. Tuve muchos gestos», relata Asier.

MUCHAS INICIATIVAS El baloncesto se convirtió en la medicina perfecta para Asier y el perfecto hilo conductor para ayudar a Ademgi. «Me di cuenta de los problemas que tenía la Asociación: gente en silla de ruedas con mantas porque no podían poner la calefacción más de una hora, luces que no funcionaban… Yo no soy Cristiano Ronaldo pero como deportista puedo echar una mano». A partir de ahí, llegaron los partidos benéficos, un torneo de tres por tres, una rifa de camisetas y objetos de deportistas famosos… y tiene «muchísimas cosas en mente» para el futuro. «No me veo enfermo. Noto algo raro pero mi cuerpo me pide ver las injusticias con la gente que está enferma. Porque la esclerosis les afecta a los jóvenes y hay gente que no tiene ingresos», comenta el zumarragarra, que además de recaudar fondos, también quiere dar a conocer la esclerosis múltiple.

«Considero que tengo mucha fuerza para expresar a la gente y trasmitirle cosas y veo que hay personas a las que ayudo. Llegará un momento que no pueda, pero ahora, sí», cuenta De la Iglesia. Una enfermedad que ha cambiado la mentalidad de Asier, pero que no hará que deje de cumplir sus sueños. «No sé cómo me va a llevar la enfermedad, bien o mal, pero estoy muy ilusionado. No creo que lo que tenía pensado en mi vida no lo vaya a hacer», concluye Asier, siempre con una sonrisa en el rostro.
Fuente: noticiasdegipuzkoa.com

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