Las fiestas decembrinas están cargadas de estímulos sensoriales, fuegos artificiales, luces de bengala, gran cantidad de gente y música a alto volumen entre otros,por lo tanto para ellos y para sus familias estas fiestas puede representar un caos.
El grado de afectación varia de acuerdo a la sensibilidad de cada niño, sin embargo el resultado casi siempre es el mismo, probablemente ellos lo pueden escuchar mil veces mas que una persona sin este trastorno.
Puede ser tan simple como que el niño se tape los oídos, que se retire o hasta terminar en una crisis fuerte que comience a golpearse o golpear lo que esta a su alrededor
De acuerdo al primer estudio de prevalencia del autismo en México realizado por la organización Autism Speaks, uno de cada 115 niños están en esta condición.
El autismo no se cura, lo importante es adaptar a la sociedad al niño y no el niño a la sociedad
L primero es comprender que no es que el niño se quiera portar mal, segundo, anticipar al niño a que viene un estimulo fuerte, tercero ayudar al aniño, puede ser con tapones y/o traducirle al niño lo que esta sucediendo.
Hagamos conciencia y antes de subir el volumen o tirar fuegos artificiales pensemos en que alguien puede sufrir este trastorno.
