El Pájaro Mudo

Ésta era una vez un pájaro de muy lindos colores. Pertenecía a una especie de aves muy alegres, muy cantoras. El trinar de ellas poblaba el aire de deliciosa musicalidad. Pero el pájaro de nuestra historia no podía cantar como sus hermanos. Era un pájaro mudo.

El no poder expresarse como los demás era motivo de pena para el pájaro mudo. ¡Cómo no apenarse – pensaba – si se hallaba imposibilitado de usar su lengua natural! Él sabía la importancia del canto en su especie y de otras.

Con el canto se comunican. Con el canto establecen una cerca, podría decirse que limitan la zona donde pueden desplazarse. Si, cuando un macho vuela, se posa en un árbol y canta sin que algún pájaro vecino se lo impida, él sabe que puede moverse en ese territorio, lo siente como propio. Con el canto el macho atrae a la hembra, la melodía de su trino despierta el interés de las pajaritas…Con el canto, además los pájaros, sin proponérselo, despiertan la admiración de la hembra. Niños y mayores gozan al escuchar el trino de los seres alados.

En ésta y en otras cosas pensaba el pájaro mudo y se entristecía. Pero no estaba solo. Un pájaro amigo, un pájaro hermano captaba sus inquietudes, lo comprendía y se esforzó en ayudarlo.

El pájaro amigo comenzó por hacerle compañía de manera frecuente. Volaba con él, le hacía piruetas de lo más divertidas. Lo invitaba a visitar bellas pajaritas…le servía de intérprete…Bueno, procuraba levantarle el ánimo, estimularlo. Y junto con aquel proceder, cariñoso y lleno de gracia, el amigo, expresándose de diversas maneras – entre las cuales se contaban los gestos elocuentes que hacía con el pico y las alas a la vez – le fue haciendo entender la importancia de otras verdades que él, y el pájaro mudo, dejaba de lado o ignoraba.

– Nosotros no valemos sólo por el canto – le hizo entender al pájaro mudo su amigo – ¿Qué decir de la alegría que damos a la gente con el movimiento de nuestro vuelo?…¿Y el colorido de nuestro plumaje y hasta el pico, no son motivo de goce estético para niños y mayores?…

– ¿No te das cuenta – explicaba el pájaro amigo – del servicio que tú, que todos prestamos al frecuentar las flores? Ellas nos necesitan. Sobre todo las flores que no huelen o tienen muy débil aroma. Los insectos ayudan a la fecundación cuando al ser atraídos por el perfume de las flores se posan en ellas, pero ¿las flores que no son olorosas? A esas nosotros llegamos, no por el olfato (que en ésto no somos afortunados los pájaros), sino por la vista, que sí es sentido poderoso en nosotros. Tú, aunque no cantes, distingues desde largas distancias los colores y por eso das tan buen servicio a las plantas y disfrutas del sabroso néctar.

El pájaro mudo captaba el mensaje veraz y cariñoso de su amigo…llevado por la emoción con el buen compañero se lanzaba a los aires. Una nueva expresión iban cobrando sus ojos y el movimiento mismo de sus alas adquiría un encanto que hacía fijar en él las miradas de otros pájaros…sobre todo de lindas pajaritas.

Y así, progresivamente, a través de la escuela de la amistad, el pájaro mudo recibió las más provechosas y bellas enseñanzas. Supo apreciar el bien que hacía al fecundar las flores, al destruir millares de insectos nocivos, al danzar por los aires y mostrar a los demás animales y a los hombres sus atractivos colores y la gracias de sus movimientos.

Apreció como, al carecer de un recurso natural, podía desarrollar otro. A falta del lenguaje del canto, supo hacer del movimiento de sus alas una nueva forma de lenguaje.

Y sintió la inefable dicha de comprender que en la medida en que se entregaba a los demás, que se daba al servicio de todos, olvidaba sus limitaciones y adquiría fuerzas, capacidades que antes no tenía o ignoraba.

El pájaro mudo llegó a ser estimado de modo muy especial. Y no pocas pajaritas le demostraron su amor…Las «fiestas de pájaros» se hicieron frecuentes, en una exaltación al poder del compañerismo, de la amistad, de la solidaridad.

Y aquí termina esta historia…Sólo agrego, que el pájaro mudo no se envaneció, siguió feliz. Cada día aprendiendo algo de la vida, y con su ejemplo, enseñando a otros la lección recibida de su buen amigo, de aquel pájaro que oportuna y sabiamente supo prestarle la ayuda necesaria.

(Visited 9 times, 5 visits today)

Etiquetas